domingo, 20 de mayo de 2018

DESIGUALDAD EDUCATIVA

Joaquín Córdova Rivas El daño ya está hecho y revertirlo llevará muchos años. Nuestra casta política —donde se entretejen intereses empresariales y religiosos— escogió el camino fácil: denostar a los maestros frente a grupo, culparlos de los malos resultados obtenidos en pruebas estandarizadas donde se nos compara con países tan disímiles culturalmente como Finlandia, Dinamarca, Singapur, Japón o cualquiera de los considerados “desarrollados” y miembros de la OCDE, ignorando completamente nuestro contexto histórico y la larga tradición pedagógica mexicana que despegara desde antes de la Revolución Mexicana y se afianzara con ella. Los resultados son obvios, no porque unos sean mejores que otros, sino porque el diseño de las evaluaciones atiende a necesidades y contenidos diferentes, a formas de pensar y de ver el mundo todavía, afortunadamente, disímiles. No es lo mismo, por irnos a lo básico, alfabetizar una población más o menos homogénea, que un país con más de 60 idiomas indígenas, tan ricos y con tantos matices que sus fonemas rebasan los de nuestro limitado abecedario, acompañados cada uno de una cosmovisión propia que todavía no alcanzamos a comprender. Además, a nuestros gobernantes se les olvida convenientemente, que vivimos en uno de los países más desiguales del planeta, donde la concentración de la riqueza, que todos generamos, en pocas familias es escandalosa, y no porque trabajen mucho, sino por sus tratos privilegiados con el sector público. Si algo mostró PISA 2015 —porque la prueba se aplica cada 3 años y en este 2018 toca—, es que los mejores resultados los obtuvieron los países con mayor equidad económica: «los alumnos desfavorecidos obtienen 88 puntos menos en la prueba de ciencias que los más favorecidos. Además, en más de 40 países y economías, y teniendo en cuenta el rendimiento de los estudiantes en la prueba de ciencias, es mucho más improbable que los alumnos desfavorecidos se proyecten a sí mismos en una carrera científica [...] En PISA 2015, Canadá, Dinamarca, Estonia, Hong Kong (China) y Macao (China) destacaron por sus altos niveles de equidad y rendimiento educativos.» http://www.oecd.org/pisa/pisa-2015-results-in-focus-ESP.pdf Por eso sonó más a burla que a reconocimiento este 15 de mayo. Como es costumbre, nuestros funcionarios armaron comidas, rifas, reconocimientos por antigüedad a los profesores a los que se han pasado denostando durante décadas, aunque su campaña descalificadora tomó mayor velocidad y brutalidad con el mal llamado Pacto por México y su engendro bautizado como “reforma educativa”. Pero siguen montados en su ignorancia y creen que el engaño traspasa sus falsas felicitaciones y las miradas de lástima a esos “obreros de la educación”, porque ellos se sienten los gerentes de esas inmensas fábricas de falsas conciencias en que pretenden convertir a las escuelas. Hay que darle una repasada a proyectos críticos pedagógicos que, a pesar de seguir siendo excluidos y denostados, proponen una educación diferente, capaz de formar ciudadanos integrales e íntegros en lugar del simple adiestramiento en seguir órdenes —instrucciones—, sin conocer su sentido o razón; una educación que resulte en sintonía con la curiosidad natural y las necesidades de conocer de nuestros niños, jóvenes y, por qué no, adultos, en lugar de los contenidos aburridos, saturados de términos y definiciones que carecen de significado porque no se ponen en práctica; dejar atrás el modelo carcelario o fabril que impide que la realidad cotidiana entre a las escuelas o que los estudiantes se escapen de sufrir largas jornadas de destrucción de la fantasía o de competir por obtener puntos de una calificación que los clasifica como personas ignorantes o flojas, mediocres, buenas o excelentes, tal y como ocurre hasta en la evaluación magisterial. Habría que volver a ver el documental «La Educación Prohibida», como una síntesis de los cuestionamientos y propuestas existentes a la escuela actual, nada más para comenzar a sumergirse en el apasionante tema de la educación. https://www.google.com.mx/search?q=educacion+prohibida+pelicula&oq=educacion+prohibida+&aqs=chrome.2.69i57j0l5.19388j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8 Pero regresemos a lo oficial, a lo que tiene una mal ganada reputación de ser “la verdad” científica, con ese halo de supuesta objetividad poco entendida. Regresemos pues a la OCDE y su informe sobre los resultados de PISA 2015 que van en contra de lo que los defensores de la mal llamada reforma educativa creen y sostienen: «Los sistemas educativos en los que los estudiantes pasan más tiempo estudiando después de clase (haciendo los deberes, con clases adicionales o estudiando por su cuenta) suelen tener peores resultados medios en ciencias que los sistemas donde el tiempo de estudio fuera de la escuela es menor.» Más fácil, no rinde el secuestrar el tiempo “libre” de niños y jóvenes con el argumento de que si hacen más tareas o estudian extra van a tener mejores resultados, hasta el cerebro se satura, requiere de tiempo para procesar lo vivido, las escuelas de jornada completa no tienen sentido a menos que se asuman como inmensas guarderías; tampoco las clases en fines de semana disque para repasar lo no aprendido. Pero la OCDE, dirigida por el responsable del “error de diciembre” de 1994, que dejó a miles de familias en la ruina y desesperación, tiene que justificar las desigualdades o por lo menos darles una salida que no implique el cambio de modelo económico. «El aprendizaje no debería resentirse porque un estudiante venga de una familia pobre, tenga un origen inmigrante, viva en una familia monoparental o no cuente con determinados recursos en su hogar, como un ordenador o una habitación tranquila en la que estudiar. Los sistemas educativos de éxito no ignoran estas cuestiones y han encontrado maneras de distribuir los recursos para igualar las condiciones de aquellos estudiantes que carecen de los recursos materiales y humanos de los que sí disfrutan los estudiantes de entornos privilegiados.» Y allí está la fórmula mágica: no cambies el modelo económico que propicia las desigualdades, no tomes medidas que impliquen una mejor distribución de la riqueza que generamos todos y un salario digno para los trabajadores, no propicies un sistema educativo que cuestione la realidad y que pueda transformarla, mejor reparte becas y además de presumir que “atiendes” las inequidades, tienes una forma efectiva de control político sobre cientos de miles o millones de familias. ¿Y los maestros? Festéjalos un día y satúralos de trabajo administrativo, con grupos numerosos, con la amenaza de una evaluación que no sirve para capacitarlos sino para castigarlos por no seguir al pie de la letra programas de estudio absurdos e inadecuados, en fin, cúlpalos de todo por todo el sexenio.

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