viernes, 17 de mayo de 2013

POR OBVIAS RAZONES

La pregunta no es ¿por qué los profesores de Guerrero, Michoacán y Chiapas, principalmente, están movilizados, haciendo plantones fuera de oficinas públicas, del Zócalo capitalino, tomando las carreteras y repudiando a funcionarios públicos y partidistas que no cumplen los acuerdos? Sí debiera ser ¿por qué los ciudadanos y profesores de los otros estados no se movilizan ante las imposiciones recurrentes, ante las campañas mediáticas en su contra que los responsabiliza de los malos resultados educativos, ante la intromisión de instancias que buscan escapar a los cuestionamientos públicos por la mala educación que difunden y premian? Hay cosas que son muy obvias pero que se ocultan hasta perderse de vista, pero los tiempos no están, nunca han estado, como para dejarlas pasar. Para eso, vamos a entreverar los argumentos manejados desde hace muchos años por especialistas en el tema, en este caso parafraseándolos porque son sacados de una conferencia impartida por el filósofo Fernando Savater que se puede ver y oír completa en http://www.youtube.com/watch?v=30DFyyidpZQ. Primera obviedad. La buena educación es cara: porque para ser efectiva requiere de grupos pequeños, no las masas apeñuscadas en nuestras aulas en donde los administradores, que no saben nada sobre este rollo de educar, creen que es muy eficiente y justifica su sueldo armar e imponer grupos grandes para evitarse pagar más profesores. Es cara porque debe ser especializada, porque el profesor va a convivir con un alumnado que tiene, cada uno, características específicas que hay que detectar, atender y desarrollar. Es cara porque los profesores tienen que reciclar sus conocimientos, ponerse al día en los nuevos descubrimientos de sus áreas, apartarse por momentos de la docencia siendo sustituidos por otros mientras se da esa actualización, no lo que se exige ahora, de que además de cumplir con sus horas frente a grupo, de impartir tutorías y asesorías, en su “tiempo libre” debe hacerse cargo de su capacitación y hasta pagarla con su sueldo. Pero tiene razón Savater, la mala educación sale todavía mucho más cara. La razón es también muy simple: nadie se queda sin ser educado. Nadie, por muy aislado que esté se encuentra completamente solo, siempre hay alguien con quien se tiene contacto, incluso a través de los medios de comunicación, y entonces el problema es saber ¿por quién es educado? Con un dejo de ironía y una buena carga de desesperación podemos decir que el problema es saber si los buenos educadores llegarán a tiempo para evitar la mala educación que van a transmitir otros sistemas ─“bandas de gangsters, los peores ejemplos de la televisión, los modelos demagógicos”, etc.─ Incluso cita a John Kenneth Galbraith: “Todas las democracias actuales viven bajo el temor de la influencia de los ignorantes” Porque ellos, los ignorantes, no saben identificar los intereses comunes, porque se dejan llevar por lo aparente, porque saber convivir se aprende. Por eso la educación no debe estar en manos de los políticos a los que solo les interesa el corto plazo. La educación tiene otros ritmos, otros tiempos, otros intereses. “El tiempo de la educación no es el tiempo de los políticos”. Por lo mismo no es nada casual ni neutral la intromisión de intereses particulares en el tema educativo a través de organizaciones que se escudan en las buenas intenciones y en campañas publicitarias con fondos sin límite. Allí está Mexicanos Primero, queriendo distraer la atención para que no se cuestione al papel protagónico del duopolio televisivo en la mala educación que promueve, para que no se cuestionen sus concesiones de un servicio que es público por ley y por necesidad social, no por capricho. Allí están las organizaciones disque de padres de familia cooptadas desde hace mucho tiempo por personajes de dudosa reputación, o las presididas por los juniors de los dueños de los grandes monopolios. Haciendo “concursos” como queriendo ignorar que la educación es la labor social y cooperativa por excelencia. Nos quieren poner a competir para convertirnos en enemigos unos de otros. La educación, y otra vez es obvio, “es la lucha contra la fatalidad, la fatalidad de que el hijo del pobre siempre tenga que ser pobre, de que el hijo del ignorante tenga que ser ignorante”. Quizás esa sea la razón para que la movilización social, no únicamente magisterial se dé en los estados más pobres del país. No es una lucha por prebendas o privilegios, es pelear contra un “destino” que se les ha impuesto a lo largo de muchas décadas de descuido criminal. La educación “es una transmisión de humanidad” no solo una capacitación para trabajar, para ser empleado, para seguir órdenes. El tema es mucho más amplio, imposible agotarlo en unas cuantas líneas, hay mucho material disponible para quien esté interesado, podemos terminar con una idea y seguir parafraseando a Savater: “La sociedad educa en defensa propia”. Por simple sobrevivencia debemos ser capaces de convivir, de utilizar las garantías democráticas, desarrollar una ciudadanía crítica y solidaria. La formación de ciudadanos es la garantía de que nos va a ir bien a todos, de allí la importancia pública de la educación. Se trata de ser humano de una manera más rica, más completa, más disfrutable.