domingo, 11 de abril de 2010

VÍCTIMAS SIN JUSTICIA

A pesar de las crisis o quizás gracias a ellas, el periodo vacacional anterior lució las playas y ciudades turísticas abarrotadas, como que nos urge aprisionar y exprimir el presente porque el futuro es mejor no verlo. Con todo, sí hubo temas noticiosos en un contexto poco propicio para producirlas. Allí está, como muestra la entrevista entre el periodista Julio Scherer García y el Mayo Zambada, lo que se puede resaltar de lo poco que dijo el poderoso operador de la delincuencia organizada y que coincide con lo que muchos percibimos desde hace tiempo, es que esta guerra está perdida porque tenemos buen rato consintiendo la corrupción cotidiana, la impunidad, las apariencias en lugar de la sustancia, los favores en lugar de los méritos, el hacer como que hacemos sin hacer en realidad nada. Mientras el narcotráfico sea negocio para las élites empresariales, políticas y religiosas, para los jóvenes que no ven un futuro seguro con base en el esfuerzo, esto está perdido.
Y no podemos refugiarnos en la sorpresa, un antecedente inmediato pero que se pierde en la desmemoria, es aquel, cuando los hermanos Carrillo Fuentes encontraron refugio en la sede apostólica de Gerónimo Prigione y desde allí negociaron con el cuestionado señor Carlos Salinas, que cobraba como presidente de la república, desde entonces y desde antes la delincuencia y la corrupción deciden todo lo importante. Y es que es igual de corrupto que un narco el empresario que goza de información oficial privilegiada y juega con la especulación cambiaria para enriquecerse a costa de los demás, el que concentra los favores político en turno y de varios turnos para fortalecer sus prácticas monopólicas, ya sea en telefonía, en líneas aéreas, en la distribución de combustibles, en la concentración de medios de comunicación, en la producción y distribución de pan o tortilla, o el político que cierra los ojos y abre la cartera para recibir financiamiento de actividades ilícitas y queda debiendo y pagando favores, o el jerarca de cualquier iglesia que recibe dinero producto de actividades ilegales, aunque esté sucio de sangre, con el pretexto de que se blanquea y santifica cuando pasa por sus alcancías y sus cuentas bancarias, en fin, las corrupciones son muchas y diarias, y todos hemos caído en la trampa.
Por eso es importante lo que reseña Julio Scherer y su revista Proceso, que además de la entrevista con el capo también dibuja las relaciones con políticos que quieren ser gobernadores y con empresarios que los apoyan. El mismo día el diario Reforma nos muestra, con los trazos de los asistentes, esa fiestecita naca con prostitutas, con fajos de dólares que se convierten en confeti verde y grupos musicales populares que les cantan y reflejan la admiración de amplias capas de la población por el enriquecimiento fácil y sin medida, aunque no dure mucho, aunque se fastidie a los prójimos que son los próximos, aunque el país se vaya al carajo.
Otra muestra de corrupción e impunidad internacional ha quedado al descubierto, pero las justas críticas y el descrédito correspondiente se disfrazan de “cristianofobia”, nada más alejado, se habla mal de una jerarquía opaca, vertical y autoritaria, no de otra cosa, no de las creencias populares que son respetables y siguen siendo eso y no pretexto para delinquir. No nos vayamos con la finta y defendamos lo indefendible.
Los que sí se fueron con la finta y las críticas cayeron de todos lados son los medios de comunicación, pero es que el caso de la niña asesinada y cuyo cuerpo fue sembrado en una lujosa residencia de Huixquilucan muestra, como pocos, la incompetencia de nuestras policías y disque procuradurías. La atención de los medios sirvió para eso, para evidenciar a quienes se supone que tienen todos los recursos y hasta el respaldo de las leyes para cuidar el orden social y para castigar a quienes delinquen. Vale la pena recordar que nuestra Constitución dice, en su Artículo 17: “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho” que para hacer justicia existen una serie de instituciones y mecanismos aplicables para todos, que: “El Ministerio Público deberá garantizar la protección de víctimas, ofendidos, testigos y en general todas los sujetos que intervengan en el proceso. Los jueces deberán vigilar el buen cumplimiento de esta obligación”, recordar que en el Artículo 21 se dice: “La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función”. Que existe un Artículo 22 que establece: “Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado”. Que según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua la primera acepción de “infamia” es: “descrédito, deshonra” y que la pésima actuación del ministerio público y de la procuraduría mexiquense han permitido que los medios de comunicación y la opinión pública potencializada por internet y las múltiples redes sociales, se hayan cebado metiéndose en la vida privada de las personas sin cuidar y hacerle justicia a la principal víctima del caso. El mismo diccionario dice que “inusitado, inusitada” es un adjetivo que indica a lo “no usado, desacostumbrado” y así es la condena social que evade los controles institucionales, que se han mostrado ineficaces para establecer una verdad jurídica creíble y apoyada en hechos y pruebas incuestionables.
Finalmente, a manera de homenaje, traer a la memoria que hace 13 años desapareció físicamente uno de los personajes importantes y valiosos de este país, tan urgido de ejemplos reales, el 5 de abril de 1997 muere el Ing. Heberto Castillo Martínez, dirigente de maestros universitarios en 1968, creador de un partido político que se resistió a caer en corrupciones, inventor y científico. Que por su esfuerzo y de miles de mexicanos logró llegar al Senado de la República a servir a los demás y no a servirse de los otros.