viernes, 20 de febrero de 2015

TÁCTICA Y ESTRATEGIA

Estrategia es tener claro lo que se quiere y por qué, es el pensar a largo plazo. La táctica es poner en orden lo que se necesita para lograr ese objetivo, es medir la oportunidad, es adaptarse a las condiciones del momento. Se supone que la estrategia de los partidos políticos es ganar las elecciones, pero tal cosa no se cumple en la mayoría de ellos, principalmente en los chiquitos, en esos que saben no podrán triunfar por su escasa organización y arraigo, o por sus continuados errores no admitidos. Por ejemplo, en el caso queretano, los partidos de reciente registro y otros que lo perdieron, tendrán como meta no perder ese registro que da acceso a las cuantiosas prerrogativas y a la representación política, en este segundo caso está el Partido del Trabajo, que a pesar de ya tener candidato a la gubernatura parece estar coqueteando con una coalición que le garantice lograr el mínimo necesario para seguir existiendo con todas las de la ley. Aunque termine aliado con uno de sus enemigos naturales, el PRI. En caso diferente estarían los que, gozando de ese registro, pueden perderlo por sus malas decisiones, tal es el caso del PRD, que en palabras de analistas políticos “se corrompió demasiado rápido” ―en el caso queretano, rapidísimo―, y no solo no ha hecho nada para evitarlo, sino que persiste en su perversión. Peor aún, se está quedando sin dos de sus grandes fuentes de financiamiento, la gubernatura de Guerrero y la jefatura del Distrito Federal, la actual de Mancera y la anterior de Marcelo Ebrard, que puede que tenga sus ahorritos bien guardados. Del PVEM poco hay que decir, ya tiene recorrido su caminito, vivir pegado al PRI, simular que es ecologista, repartirse las migajas que le dejan, no aspira a más con todo y su gober güerito, ese, el de Chiapas. De los naranjas de MC también sabemos su juego, difícilmente habrá sorpresas a no ser el rechazo de los tiburones a los que sirve de rémoras. La táctica del PRI tuvo que cambiar, su candidato a gobernador no levantaba ni con todo el apoyo de la estructura partidaria, ni con su exposición continua a los interesados medios de comunicación. A pesar de sus esfuerzos no había empatía con la ciudadanía, sabe qué decir pero no cómo decirlo, se estaba desgastando inútilmente. Vino el cambio de táctica, menos exposición mediática y más obra pública, de esa que se ve e impacta en los barrios, la rehabilitación de canchas llaneras de futbol y de parques públicos. No las obras faraónicas caras y al servicio de unos pocos automovilistas, sí obras de bajo presupuesto pero de alto impacto social, justo en el centro del tejido social. No los cientos o miles de obras dispersas que cuesta trabajo aquilatar, sí a las que notan miles de usuarios de esas canchas y parques, y los nuevos que se integran a esos espacios que quizá antes despreciaban por estar descuidados y en pésimo estado. De todas formas las campañas no comienzan en lo formal y legal, hay que esperar los cambios de táctica. Los blanquiazules esperaban mayor desgaste interno, el retiro tempranero de Ricardo Anaya les quitó esas preocupaciones aunque no les garantiza el apoyo pleno de su dirigencia nacional con la que están enfrentados. El Yunque y los maderistas no logran hacer click. Como sea y después de sus escándalos nacionales y domésticos, algo tenían que hacer y se les ocurrió algo poco original, típico de la política de hace 20 años o más. Actos masivos con el atractivo principal, quizá el único, de repartir “regalos” con rifas entre los asistentes aún con el riesgo de ser sancionados por actos anticipados de campaña. Pero, al igual que hace 20 años, eso no asegura lealtades ni votos, apenas la asistencia oportunista. La táctica “del dedito” fue ridícula, eso de difundir por redes sociales la foto del dedito del pie supuestamente con un esguince y después aparecer en los medios con muletas, queriendo despertar simpatías, no resultó. Más contando con que cualquier ciudadano ha tenido que ir a trabajar con más que un dedo averiado, sin muletas, en el pésimo transporte público, cargando niños, portafolios o maletas; caminar largas distancias o estar de pie por horas, o padeciendo alguna enfermedad crónica y el mal servicio del sistema público de salud. Brinquemos a otro caso interesante. La candidatura priista “de unidad” al municipio de El Marqués está siendo rechazada abiertamente por los expresidentes tricolores de esa demarcación. Creen que controlan la estructura territorial y que son imprescindibles, a pesar de que hace 3 años fueron los principales artífices de su derrota ―por sus malas administraciones, por su mala fama, por sus cacicazgos obsoletos―, sienten como imposición, y puede que lo sea, la precandidatura de Mario Calzada Mercado. Presumen tener en su poder entre 14 y 19 mil votos, pero se les olvida lo importante. El municipio marquesino está creciendo aceleradamente, ya no es el ranchito de hace algunos años, tiene 15 de los 24 parques industriales y desarrollos residenciales de alta densidad demográfica, al igual que otros para personas de muy altos ingresos. El contexto cambió radicalmente y ellos siguen siendo los mismos de siempre. No han considerado que el proceso de industrialización y los nuevos centros urbanos hacen poco significativa su estructura territorial, sus votantes son nuevos en el municipio, no los conocen y tampoco les harán caso; los que sí son de allí ya se identifican con otro tipo de estructuras, a las de sus maquiladoras, a las de sus escuelas, a las redes sociales que ventilan sus viejas mañas, que evitan el olvido. Peor aún, enfrente no tienen rival de peso que garantice la derrota de su compañero de partido repudiado. No se les ha ocurrido que ya no son necesarios, como no lo han sido antes. Falta saber cómo procesarán, como partido, el conflicto. Táctica y estrategia es también un poema de Mario Benedetti, pero eso es otra historia.