viernes, 10 de enero de 2014

2014 OPTIMISMO O INDIFERENCIA

Buscamos certezas, nos aferramos a aquello que nos dé la impresión de que podemos adivinar lo que viene, inventamos el tiempo como una trampa que impida que se nos acabe la vida o que nos diga que lo que hicimos valió la pena. Pero las fechas no cambian inercias, si acaso sirven como marcas arbitrarias para desear cambios, como si la historia corriera en línea recta hacia la misma dirección: el progreso individual, familiar o nacional. Puros buenos deseos que esperamos que de algo sirvan. Si algo está quedando claro y el 2014 lo reafirmará, es que estamos montados tercamente en un modelo de desarrollo que no se puede sostener. Consumir cada vez más inventándonos necesidades que no son vitales sólo crea insatisfacción permanente, infelicidad y una estúpida competencia que nos convierte en enemigos hasta de nosotros mismos; además de que estamos devastando al único planeta en que podemos vivir. Si alguien dudaba de los efectos perniciosos que estamos provocando aquí está la locura climática con la que comenzamos el año. De algo no hay duda, los avances tecnológicos seguirán hasta donde nuestros propios sentidos les pongan un límite, o hasta que la falta de ética en su manejo nos condene a la desaparición por soberbios. Hemos perdido de vista que nuestra principal meta o ambición debiera ser el convertirnos en mejores seres humanos, en recuperar los saberes ancestrales que abandonamos persiguiendo una modernidad que quizás no valga la pena alcanzar. Puede ser un buen deseo para este año, que con la filosofía por delante nos demos el espacio y el tiempo para repensarnos como individuos y como especie, en relación estrecha con las otras, con el planeta, como un todo que viva en armonía. La resignación y la indiferencia no son alternativa, ya lo decía Antonio Gramsci (http://es.scribd.com/doc/111612385/Odio-a-los-indiferentes-Antonio-Gramsci): “Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son cobardía, no vida. Por eso odio a los indiferentes. La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia.” Nuestro país seguirá sumiéndose más en ese modelo de desarrollo que ha mostrado, desde 1994, si no es que desde antes, que provoca la concentración de la riqueza en poquísimas manos mientras socializa y expande la pobreza; pero esa polarización puede ser el germen de nuevos movimientos sociales que intenten poner freno a los abusos y construyan acuerdos que, basados en la equidad, en la racionalidad y el uso ético de la inteligencia y la tecnología, permitan un manejo pacífico de los conflictos y el combate frontal contra la corrupción y la impunidad. De otra manera, la espiral de crimen y violencia aumentará sus efectos, ganará territorios y seguirá afectando nuestra vida cotidiana. Ya existen caminos alternos, las presiones por una mayor transparencia en el uso de los recursos públicos, la organización autónoma para asegurarse territorios libres de la influencia del crimen organizado, las valientes denuncias e investigaciones que falta se traduzcan en consecuencias contra los delincuentes, pero se va avanzando. Querétaro, sin sustraerse a esa dinámica, estará marcado por la agenda política. Los afanes futuristas de las cúpulas partidistas intentarán acaparar todos los espacios en los medios de comunicación. La rudeza dependerá de la cola que tengan y les puedan pisar, del tamaño de sus ambiciones personales o de grupo, de su soberbia y desesperación. En ese ambiente, una agenda ciudadana sólo será considerada si coincide con sus oportunismos, lo bueno es que las redes sociales todavía escapan a su control aunque las pretendan saturar con mensajes y apoyos artificiales y pagados. Es falso que el simple paso del tiempo asegure el progreso, o que cualquier cambio sea benéfico para todos o siquiera para la mayoría. Ya no sabemos si la frase es una contribución local al lenguaje político porque se la atribuye hasta el “filósofo de Güemes” (http://www.oem.com.mx/oem/notas/n1332083.htm): En política, la reversa… también es cambio. De cualquier forma no hay que entusiasmarse mucho con la reformitis del sexenio actual, igual ha estado haciendo el salinismo transexenal y miren los resultados, en ningún indicador internacional, salvo los negativos, estamos bien evaluados. Lamentamos no ser absolutamente optimistas, pero es que no se puede a menos que caigamos en la irresponsable indiferencia. Un cambio de fechas, de año en este caso, no garantiza que las cosas serán mejores. Mejor estar alertas a lo señalado por Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.”