viernes, 24 de agosto de 2012

DIVERSIDAD CREATIVA

Si algo ha provocado el sistema económico impuesto desde la década de los 80 del siglo pasado, es la increíble variedad en que los grupos sociales han intentado resistirlo, entenderlo y denunciarlo. Los zapatistas mexicanos, el 15M español, el occupy estadounidense, los piqueteros argentinos, los indígenas y campesinos bolivianos, el yosoy#132, los estudiantes chilenos, los indignados griegos, italianos, ingleses; la primavera árabe y ese largo etcétera que estamos viendo y viviendo tienen un origen común, pero como eso posee innumerables tentáculos, a cada quien lo acogota desde ángulos diferentes. Esos muy diversos movimientos sociales, aún estando desarticulados entre sí, tienen un efecto común, o al menos eso piensan analistas como el sociólogo irlandés y catedrático en la Universidad Autónoma de Puebla en México John Holloway, quien lo explica de manera gráfica: “…podemos entender la idea de las grietas imaginando un lago congelado: estamos intentando romper el hielo, arrojando piedras al lago. Se crean agujeros y grietas, rajaduras, ¿no es cierto? Y del otro lado también están arrojando piedras y por otro lado también, que es un poco lo que está pasando hoy. Va formándose una multiplicidad de grietas que a veces se expanden y otras veces se regeneran, de manera que el agujero puede congelarse otra vez. Pero si las grietas se juntan, se hacen mayores, más potentes. A veces se juntan, se separan otras veces. Yo pienso el movimiento de las grietas como un proceso que incluye coincidencias, pero que no deben ser impuestas a partir de una perspectiva particular. Si yo estoy aquí desde este lado del lago arrojando piedras y veo que usted está haciendo lo mismo de su lado, no tiene ningún sentido que le diga que debería estar aquí conmigo. Es necesario reconocer que las personas están intentando romper el hielo del capitalismo de muchas formas diferentes y tengo que respetar que usted esté ahí. Y respetar implica criticar, una confluencia es importantísima, el diálogo.” (John Holloway entrevistado por Gabriela Moncau y Julio Delmanto. Revista brasileña Caros Amigos de marzo del 2011.) Pareciera decir que esa desarticulación es real pero no por eso desafortunada, que hace falta dialogar desde cada resistencia, desde cada contexto y experiencia, a final de cuentas se está golpeando y afectando lo mismo. El politólogo y sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid Marcos Roitman Roisennman (Revista Ñ, 06 de agosto del 2012), desde su perspectiva, parece mostrar alguna coincidencia: “El movimiento iniciado en la Universidad Iberoamericana por los estudiantes criticando el control mediático de Televisa en favor del candidato del PRI, Peña Nieto, conocido como yosoy#132, en México, no guarda relación con la toma de Wall Street ni con el 15M. Lo genérico, ser hijos de una crisis profunda del capitalismo y su proyecto neoliberal, no debe hacer perder la perspectiva. Cada uno de ellos hunde sus raíces en las estructuras sociales y de poder que le dan vida y explican. No son espontáneos ni surgen de la nada. ¿Cómo sino explicar los piqueteros en Argentina, sin ir más lejos?” Las críticas al sistema educativo promovido por ese neoliberalismo depredador también son muestras de resistencia desde diferentes perspectivas, allí está el documental Educación Prohibida, al que nos referimos la semana pasada en este espacio. La multiplicidad de análisis refleja esa diversidad de síntomas, pero la causa es la misma, un sistema económico que destruye todo lo que encuentra a su paso, sin visión alguna de futuro, sin solidaridad, sin ética ni moral. Pero que también se defiende y esas defensas apuntan a la uniformidad. Le molesta la pluralidad de pensamiento y de manifestación, todo lo quiere encuadrar en unas nuevas buenas costumbres, en la construcción de falsas buenas conciencias que se escandalicen por el “desorden”, por el “poco respeto a la autoridad”, que promueven el respeto a un marco legal amañado en su aplicación e interpretación; con la intolerancia hacia formas diferentes de expresar y practicar la convivencia social, las preferencias sexuales; que promueve las desigualdades sociales y se escuda en el altruismo corporativo, mientras no le cueste. Nuestro problema principal es que se encuentra metido en nuestras prácticas cotidianas y en nuestro pensamiento; sin percatarnos lo promovemos y lo defendemos, y terminamos por enfrentarnos. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman es más pesimista: “Toda mi vida, y he tenido una larga existencia, siempre he tenido la impresión de que las jóvenes generaciones si se aplicaban al estudio y obtenían buenos niveles de educación, les aguardaba una larga carrera. Las nuevas generaciones comenzaban donde habían terminado las anteriores. Se daba por sentado. Es la primera vez en que la generación más joven tienen las mejores expectativas ─obviamente se refiere a la europea─ (buena educación, idiomas) y ningún futuro. La juventud está cerca de acabar en la cuneta, corre el riesgo de ser redundante […] Como estamos padeciendo una crisis detrás de otra, no prestamos atención a lo que es definitivo: no podemos seguir viviendo como vivíamos, no podemos consumir como antes. Y eso es un hecho. Hay que olvidar de una vez que la felicidad esté relacionada con la adquisición de bienes”. Y parte de ese consumo desmedido y descontrolado está en el mercado de armas, de narcóticos, de seres humanos. Tenemos que preguntarnos, cuestionarnos, romper con formas de pensar que creemos “seguras” y hasta “trascendentes” cuando son lo contrario, precarios refugios de un egoísmo mal entendido y peor llevado. Comenzamos por uniformar las apariencias, terminamos por querer estandarizar el pensamiento, y eso no se puede. Por lo menos por ahora.