viernes, 9 de mayo de 2014

LIBERTAD, FRATERNIDAD E IGUALDAD

El neoliberalismo se disfraza de un respeto indiscriminado a la libertad individual, donde no hay más límite que lo que pueda imponer la “mano invisible” del mercado o la estupidez propia. ¿Por qué se me tiene que prohibir fumar en lugares públicos si estoy haciendo uso de mi libertad? ¿Por qué se me impide gozar y corear narco corridos si no estoy afectando a nadie? ¿Por qué no puedo comprar antibióticos en cualquier farmacia si, en el peor de los casos, estoy atentando contra mi salud y la de nadie más? ¿Por qué no puedo comprar un arma para usarla para mi defensa, protección o lo que me dé la gana? Para colmo y en el mejor de los casos le echamos la culpa a la Revolución Francesa y sus afanes libertarios, pero se olvida, convenientemente, que los principios de ese movimiento social eran tres y que van juntos, no pueden ni deben separarse: libertad, fraternidad e igualdad. La “libertad” de un fumador choca con la fraternidad que debe tener con el resto de sus semejantes, porque sabemos que el fumador pasivo resulta igual o peor de afectado que quien tiene el cigarro prendido metido en la boca o “descansando” en un cenicero, y aunque esto no se supiera, resulta obvio que el humo de semejante artefacto no es necesariamente agradable para el resto de los presentes. Tampoco hay igualdad de circunstancias, porque el fumador no tiene consideración alguna por la “libertad” de los no fumadores para respirar un aire limpio de humo del cigarro y no permitirá se cuestione la suya, por lo que terminará imponiéndose. Auto recetarse antibióticos parece no tener consecuencias sobre los demás, a final de cuentas quien ejerce su “libertad” de tragarse o inyectarse lo que le dé la gana afecta su salud y la de nadie más, pero eso tampoco es tan cierto. El uso indiscriminado de este tipo de sustancias produce que las bacterias que han mutado sean las sobrevivientes, se propaguen, infecten a otros a través de cualquier intercambio de fluidos (toser, estornudar, besar, saludar de mano, lagrimear, eyacular o cualquiera otra forma que exista), lo enfermen y su cura, si la hay y es oportuna, sea mucho más complicada; tan es así que la Organización Mundial de la Salud ha emitido una alerta sobre enfermedades comunes que ya son resistentes a los medicamentos conocidos actualmente, y todo por el abuso. Vetar a un cantante de narco corridos parece un gesto inútil, sus “seguidores” enarbolarán su libertad para oír, bailar y gastarse su dinero en lo que les dé la gana, total, parece que no afectan a nadie más. Es más, hasta podrán argumentar que es una expresión “artística” y que por tanto hay censura. Pero ¿dónde queda la fraternidad con las miles de víctimas del narcotráfico? ¿Acaso pensarán que un secuestrado, “levantado”, desaparecido, extorsionado o ejecutado estaba ejerciendo su libertad de elección cuando lo convirtieron en víctima? “Con cuerno de chivo y bazuca en la nuca / volando cabezas al que se atraviesa, / somos sanguinarios locos bien ondeados, / nos gusta matar…” ¿Qué tiene de malo cantar cosas como esa del grupo Buknas de Culiacán? Comenzando porque el compositor y líder del grupo jamás estuvo en Culiacán antes de ser filmado para el documental Narcocultura, que fue reclutado para el grupo mientras cumplía condena por un delito menor, que cobra por lo que escribe sin verificar dato alguno de lo que le “encargan”, que al igual que los fundadores del movimiento alterado, los Twins de Culiacán, vive en Los Ángeles y nunca ha padecido los efectos violentos de la delincuencia organizada. Según una investigación de la revista Sin Embargo de enero del 2013: “Los intérpretes de la música del Movimiento Alterado son El Komander (la punta de lanza), Los Buitres, Larry Hernández, Noel Torres, Oscar García, Los Cuates Valenzuela, Buchones de Culiacán, Buknas de Culiacán, Los Primos, Erik Estrada y El RM. Si bien, cada uno de estos cantantes o grupos tenía cierta fama en Sinaloa, fue en 2009 que saltaron a la escena nacional e internacional. En ese año los Cuates Valenzuela Rivera, Omar y Alfonso, crearon el Movimiento Alterado. Pero ni siquiera a ellos se les ocurriría decir que ejercen su libertad de expresión porque “piden permiso” a los delincuentes para componer sus canciones «“Nosotros los buscamos a ellos para que nos den permiso”, dice Omar sin ofrecer mayor detalle. “Les hicimos llegar (la canción) y nos dieron el ok para poder sacar el corrido. Teníamos miedo. Nos mandaron a decir con su gente, con sus secuaces, que estábamos autorizados para sacar cualquier cosa. A veces se puede ofender alguien. No queríamos broncas”, admite. Omar narra que en una ocasión un intermediario ajeno al Cártel de Sinaloa le ofreció dinero pero lo rechazó. Alfonso agrega que las canciones del Movimiento Alterado son exclusivas del Cártel de Sinaloa, si se habla, por ejemplo, de Los Zetas, su vida correría peligro [...] además de los Valenzuela, existen más personas que están haciendo dinero con la apología de la violencia, así como hay canciones sobre el Cártel de Sinaloa, hay canciones para Los Zetas, como las que canta Beto Quintanilla; o música sobre La Familia Michoacana que interpretan Los Inquietos del Norte.» http://www.sinembargo.mx/08-01-2013/483513 En estos casos no hay escucha inocente, se hace apología ─que según el diccionario es: “Discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de alguien o algo”─ de la violencia, y creo que podemos estar de acuerdo que no hay nada menos libertario, fraternal e igualitario que, precisamente, la violencia.