viernes, 1 de febrero de 2013

EL LENGUAJE DEL CUERPO

“La edad promedio de inicio de una relación sexual es a los 14 años, tenemos aproximadamente en el estado de Querétaro 30 mil madres solteras, 10 mil de ellas son menores a los 19 años” Andrea Spinolo Prieto Secretaria de la Juventud del Estado de Querétaro. El cuerpo es el mensaje. La frase original ya conocida en los medios de comunicación no es esa, la teoría de Marshall McLuhan se parece mucho y por eso utilizamos la semejanza. El teórico canadiense elabora la propuesta que se resume en: El medio es el mensaje, pero no nos meteremos en ella, porque cambiar medio por cuerpo parece lo más indicado en esta ocasión. ¿Qué están queriendo decir nuestros adolescentes con sus cuerpos? Lo más fácil es hablar de falta de información, de descuido familiar y excesiva permisividad, de pérdida de unos valores que se añoran sin saber dónde ni cuándo los perdimos, de una educación incompleta porque los prejuicios y las intolerancias impiden que se toquen estos temas en las diversas materias académicas. Pero… “El 28 por ciento de los embarazos, tienen que ver con un embarazo a temprana edad” y seguimos hablando de Querétaro. Los escasos estudios de que se dispone colocan a nuestro estado y a nuestros municipios más urbanos con tasas de embarazo adolescente por arriba del promedio nacional, al menos es lo que han dicho los medios de comunicación. Lo que sí es inevitable notar es la presencia de casi niñas y adolescentes embarazadas en nuestras secundarias y preparatorias, que afortunadamente ya no desertan tanto como antes e intentan terminar sus estudios en el nivel en que se encuentran, aunque después ya no continúen, aunque no se casen o hagan vida de pareja con el cómplice del embarazo, aunque se vean orilladas a iniciar una vida laboral con escasos recursos intelectuales y en situaciones muy precarias. Antes nos preocupamos por la bulimia y la anorexia, aparentemente la problemática ha dejado de ser esa aunque no ha desaparecido del todo, ahora es la obesidad y el comportamiento sexual sin detenerse en las posibles consecuencias. En dos ocasiones distintas mencionamos una investigación llevada a cabo en Argentina que intentaba una interpretación diferente, más por el lado de las carencias materiales y afectivas de una población que veía desaparecer sus expectativas de vivir mejor y tenía que sustituirlas por la cruel realidad de la pobreza creciente, el impacto sobre la población infantil y juvenil es brutal, lo único que tienen seguro es su cuerpo, frecuentemente es su única “posesión” y el único medio para paliar o resolver temporalmente una situación familiar y personal que no entienden. En otras latitudes o en otros grupos sociales las obsesiones son otras, pero hay un punto común: “hay otros discursos que atraviesan la problemática del cuerpo, que proponen distintas representaciones, formas de represión que lo escatiman o exhiben, obsesiones médicas, prácticas donde se juega ese raro borde entre la salud y la enfermedad. El cuerpo que en principio debería ser un espacio mudo termina por ser una superficie donde se pueden leer distintos significados y sobre el cual se pueden inscribir una variedad de sentidos”, al menos eso proponen teóricos como Nikolas Rose, sociólogo y experto en biopolítica en una entrevista publicada en la Revista Ñ apenas el pasado 4 de enero de este año, donde habla y analiza esa excesiva preocupación por retardar el envejecimiento, por modificar la apariencia haciendo uso de cirugías, la cosmética, de bótox, de implantes, de anábolicos, de psicofármacos, de viagra, de actividades físicas llevadas al extremo. Pero el discurso tiene el mismo lienzo, el cuerpo. Nikolas Rose parece irse a un extremo al que todavía muchos no llegamos, aunque algunas de sus ideas puedan sernos útiles y esclarecedoras «¿Cómo decirle “coma frutas y verduras” a una persona que tiene tres chicos, no tiene dinero y está rodeada de restaurantes de comida rápida, donde se pueden comer cantidades de calorías instantáneas por menos de dos dólares? Decirle a esa persona: “tiene que hacerse responsable del manejo de su relación con el cuerpo” es, por supuesto, totalmente cínico.» ¿No estaremos siendo igual de cínicos cuando les exigimos a nuestros adolescentes que si van a ejercitar su sexualidad lo hagan de forma responsable? ¿Será que no nos queremos dar cuenta que no hemos podido construir el contexto social y cultural para que eso sea posible? Y conste que tampoco nos estamos metiendo en territorios frecuentados actualmente en nuestro México, en los mensajes macabros que expresan los cuerpos de las asesinadas de Ciudad Juárez o de otros lugares donde el feminicidio inaugura una forma enferma de expresión, o en las distintas maneras de deformarlo, sacrificarlo para que sirva de mensaje a grupos delicuenciales rivales, ya habrá ocasión para hacerlo. La interrogante subsiste ¿qué están queriendo decir nuestros adolescentes cuando inician su vida sexual a edades cada vez más tempranas sin atender a precauciones y responsabilidades que parecen básicas, sin hacer caso a condenas religiosas ni a tímidos discursos familiares, escolares e institucionales? Quizás ni ellos mismos lo puedan expresar y habrá que intentar diferentes interpretaciones. Lo peor es ignorarlos y dejarlos solos.