lunes, 18 de julio de 2011

INFORMES

Semana de informes de gobierno, el problema es que a la hora de escribir este texto no se tienen disponibles los documentos correspondientes. Pero podemos comentar lo que por evidente se nos olvida. Primero, que debiera ser un ejercicio puntual, claro, con esa transparencia que a fuerza de repetirla pierde su significado. De entrada nos tendrían que enterar de esas definiciones generales que enmarquen los programas y las cifras, una visión integral del municipio, un diagnóstico de sus necesidades, la certeza acerca de los recursos financieros y su manejo responsable; porque desde hace algunos años los municipios reciben cuantiosos recursos producto de una reforma legal que buscó fortalecerlos al ser el primer contacto del ciudadano con una autoridad.

Hay prioridades, falta saber si la autoridad las toma en cuenta o percibe el servicio público como “servirse del público”, si hay concordancia entre las carencias y los programas. ¿Se trata de paliar las desigualdades existentes y prevenir que se agudicen o de hacer obras grandotas, que sirvan para poner el nombre o las iniciales del munícipe en turno? ¿Se gasta en infraestructura que potencialice las posibilidades de desarrollo o se duplican nóminas para pagar facturas políticas de grupo?

Porque hay diferencias, para combatir la desigualdad hay que asegurar una distribución más equitativa de la riqueza, hay que evitar la excesiva concentración en pocas manos, el problema es que el modelo económico sigue con esa tendencia, a pesar de las consecuencias; y entonces se vale destruir zonas de reserva ecológica para beneficiar a los grandes fraccionadores y compañías constructoras con el pretexto de atender la necesidad de vivienda popular; también se vuelve respetable acabar con las pocas tierras de cultivo para regalárselas a las trasnacionales que instalarán maquiladoras que no respeten las leyes laborales, que impidan la organización de los trabajadores, que paguen poquito e impongan condiciones de trabajo –largas jornadas de trabajo, rotación de turnos, no reconocimiento de derechos—cada vez más extenuantes y que obligan al cambio continuo de personal, etc. Para los que buscan un modelo que justifique lo existente, que no atente contra las condiciones que producen riquezas insultantes contra pobrezas inconmensurables, existe el modelo de la “igualdad de posiciones”, que el sociólogo Françoise Dubet explica así: “Si tomo el mundo social latinoamericano en su conjunto tengo más bien una pequeña minoría muy rica, un grupito de clase media y después 30, 40, 50% de habitantes que están… desocupados o trabajan en el sector informal, familias descompuestas. Cuando usted vive en una sociedad donde 10, 15, 30% de la gente está “out”, sin salario, fuera de la protección social, la prioridad es –más que reducir las desigualdades– la integración de los que están afuera, yo supongo que todos los latinos lo saben, depende del crecimiento económico y de la voluntad política”, aunque también se pone cínico: “En particular, para la igualdad de posiciones, el crecimiento es lo que permite hacer redistribución sin debilitar mucho las condiciones de existencia de las categorías más favorecidas. Con crecimiento, los ricos pueden ser generosos sin hacer sacrificios”. En esto último está la clave, se trata de encontrar una forma de que las cosas sigan igual sin que existan estallidos sociales y entonces… En lugar de atacar las causas se le pone salivita a los síntomas, se multiplican los programas de becas porque no hay empleos bien remunerados, porque las niñas y jovencitas no ven más futuro que adelantar peligrosamente su maternidad, porque la educación está dejando de ser gratuita, porque la deserción escolar está incrementando, porque…

Sí, se trata de que los ricos no hagan sacrificios, para eso están los presupuestos públicos, también para que una pequeña camarilla de funcionarios trianuales se den una asomadita a la vida que nunca más van a volver a tener, para que se conviertan en los amargados que viven de lo que hicieron o tuvieron algún día, sin merecerlo.

Seamos optimistas, veamos si en esos informes asoma una idea rescatable, una acción efectiva de largo plazo, un toque de genialidad aunque sea involuntario.