sábado, 11 de noviembre de 2017

SOBRE LA ESTUPIDEZ

SOBRE LA ESTUPIDEZ Joaquín Córdova Rivas «¿Cómo es posible que los estúpidos lleguen a alcanzar posiciones de autoridad? Las clases y las castas (tanto laicas como eclesiásticas) permitieron un flujo de poder constante de personas estúpidas a los puestos de poder en las sociedades preindustriales. Ese puesto lo ocupan hoy los partidos políticos, la burocracia y la democracia. Las elecciones generales son un instrumento de gran eficacia para asegurar el mantenimiento estable de la fracción ε (esta letra ε es una constante en el planteamiento del ensayo) entre los poderosos: pueden perjudicar a todos los demás sin obtener ningún beneficio a cambio de su acción. Carlo Maria Cipolla. Allegro ma non troppo.» https://koralieucm.files.wordpress.com/2010/09/carlo-m-cipolla-allegro-ma-non-troppo.pdf Tendremos que agradecerle a la escritora Rosa Montero la recuperación del ensayo de donde salió la cita anterior. Carlo Maria Cipolla escribe un divertido e inteligente texto entre histórico y tipológico, primero, porque a su manera explica la transición europea entre diferentes etapas de su desarrollo: Edad Media y Renacimiento, atendiendo al comercio de las especias “de la pimienta en particular”, y en una segunda parte, establece las leyes de la estupidez, con gráfica incluida, para medir que tan incauto, inteligente, malvado o estúpido es uno mismo o alguien más. Quizás aquí tendría que retractarme, una cualidad del estúpido es que ignora que lo es. Hasta Cipolla lo advierte: «al contrario que los malvados, inteligentes o ingenuos, que tienen constancia de su posición, el estúpido no sabe que es estúpido, y te causarán pérdidas sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.» Regresemos a Rosa Montero para que nos sintetice las “Leyes fundamentales de la estupidez humana”: «Primera, siempre subestimamos la cantidad de estúpidos que hay en el mundo. Segunda, la estupidez es una cualidad independiente de cualquier otra, no está asociada ni al dinero que se tenga o a la clase social o a la educación recibida, los estúpidos lo son de manera absoluta y democrática y siempre habrá en la Tierra un determinado porcentaje de imbéciles (que siempre tenderemos a subestimar). Tercera, un estúpido es alguien que causa daño a los demás sin obtener con ello ningún beneficio e incluso perjudicándose a sí mismo: y tengo la impresión de que esta ley está de rabiosa actualidad en España. Cuarta, por desgracia también subestimamos la inmensa capacidad de los estúpidos para hacer daño (sobre todo, añado yo, cuando a la estupidez se le suma redundantemente el fanatismo). Y quinta: el estúpido es, pues, el individuo más peligroso del mundo. De hecho, los estúpidos son mucho más peligrosos que los malvados.» http://elpaissemanal.elpais.com/columna/rosa-montero-peligrosa-estupidez/?id_externo_rsoc=FB_CC Rosa se queja de la situación en la España actual, pero ¿qué podríamos decir del México del presente? Al parecer el escenario no es mejor, aquí los malvados se sirven de los estúpidos para mantenerse en el poder, que tampoco sería algo muy mexicano, porque es una “cualidad” de la democracia liberal que vivimos asociada al capitalismo de compinches o neoliberal. Lo que sí es que nos pasamos de incautos (según la RAE: Que no tiene cautela. Ingenuo, cándido, que no tiene malicia.), acabamos de pasar por desastres naturales que provocaron víctimas y daños considerables por mucho tiempo, y los medios de comunicación se encargaron de ensalzar y neutralizar esa loable solidaridad ciudadana, diciéndonos que solo nosotros, los mexicanos, nos mostrábamos así ante esas circunstancias, lo que es falso, en todos los lugares donde ocurren ese tipo de eventos, y hasta otros más catastróficos, los humanos nos movilizamos para ayudar a los demás. Pasar del yo individual al nosotros colectivo de forma casi masiva e instantánea, sucede en cualquier país del mundo. Tampoco somos excepcionales en otras muchas cosas, todos creen que su país es el más bonito, el que mejor gastronomía tiene, el que hace la ropa más elaborada y colorida, el que es más feliz. Los estúpidos repiten la cantaleta, los incautos se la creen y siguen votando, los malvados se aprovechan. Diario conocemos de actos de corrupción —los Panama Papers, los Paradise Papers, las casas de colores, las haciendas en Malinalco—, sabemos de instituciones diseñadas para propiciar las fortunas indebidas, aunque sean “legales”, nos percatamos de la absurda impunidad que protege a los poderosos, vemos como los medios de comunicación masiva se desgañitan denunciando la porquería para terminar justificándola: «estamos mal pero así son las cosas». Seguimos cayendo en la mentira de que “ahora sí, en las elecciones, podremos arreglarlo casi todo”. Cipolla es concluyente, no deja lugar para refugiarse en la indiferencia o en la falsa esperanza de que el simple paso del tiempo remediara los entuertos: «en la sociedad en declive: Los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.» ¿Hasta cuándo se los seguiremos permitiendo?