viernes, 3 de agosto de 2012

NUESTRA DEMOCRACIA

“Cuando llegamos estaba el mundo y éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión. Éramos cúmulo de descontento, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500 años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la tierra asesinado, éramos crisis y deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas, víctimas de represión. Éramos trabajo de esclavos, familias migrantes, cuerpos en puentes colgados, mártires (presas) del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña, asesinato como libre mercado.” Discurso Frente a Televisa de #YoSoy132. Todavía no termina, aún hay mucho por ver, la historia tiene fechas fatales cuando se instala como parte de nuestro pasado, cuando todavía es presente, aunque sea breve, parece que se dilata a propósito para estirar las esperanzas, para darle sentido a lo que parece no tenerlo. Esa es la pelea que está al fondo de la exigencia de que se reconozca la inequidad de un proceso electoral que se decidió antes, mucho antes, del día de la elección. Esta democracia produce más insatisfacciones que respuestas, está en crisis y necesario es reconocerlo. Las señales estaban dadas pero nos resistimos a verlas, el mismo día de la elección, el primero de julio, Arsinoé Orihuela (en http://lavoznet.blogspot.mx) publicaba: “El fraude ya se configuró. Tiene un semblante extra-comicial. El día de las elecciones sólo se confirmará formalmente su fatal materialización. Y es que la democracia electoral es por sí misma un fraude aparatoso, una simulación cuyo objeto es dotar de legalidad a un sistema social tiránico.” Y es que la democracia ha sido la gran desilusión en muchas y diferentes partes del mundo. Recordar, casi en lo inmediato, las múltiples transas de los hermanos Bush (George y Jeb) cuando le robaron la presidencia a un disciplinado e institucional Al Gore, las muy recientes elecciones en los países europeos en las que gane quien gane las políticas de estado sirven para apuntalar a los grandes corporativos privados, a una casta financiera diminuta en número, ética y humanismo. En el mismo blog pero 24 horas antes que el texto de Orihuela, un perspicaz Héctor A. Hoz Morales escribía: “Las elecciones nos presentan una falsa disyuntiva en la que el dilema no es entre votar por un candidato u otro. La verdadera disyuntiva se encuentra en legitimar o no mediante el sufragio un sistema de representación que dice ser "del pueblo para el pueblo", y termina siendo de unos pocos para otros menos […] El gran problema radica en la vaga definición que existe de la democracia. Un sistema de gobierno de ineficacia probada, cuando de canalizar y resolver demandas sociales se trata. Sin embargo, es también un modelo extremadamente útil y eficaz a la hora de dar una apariencia de cambio, al tiempo que se mantienen y refuerzan las condiciones necesarias para la reproducción de un modelo económico intrínsecamente desigual.” La terquedad y, si se quiere, el mesianismo de Andrés Manuel López Obrador es cuestionar el fondo de esta democracia construida a modo para ser lo contrario de lo que se dice que es, por eso no dependerá de los plazos legales ni de la tramitología del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La verdadera disputa estará en las calles, en las redes sociales, en los medios de comunicación alternativos, en las denuncias cotidianas contra un sistema económico y político cuya característica principal es la desigualdad, contra un modelo de democracia que legitima los privilegios de los más ricos con el dinero de los más pobres, por eso comenzamos con la cita de #YoSoy132. No se trata de mandar al diablo a las instituciones, sino que estas, las instituciones, ya mandaron al diablo al ciudadano común y corriente, ya lo convirtieron en comparsa de esa farsa democrática que sólo legitima y pretende eternizar los privilegios de minorías que no tienen límite en sus ambiciones. Creer en una democracia ideal no está mal, creer en “esta” democracia sí lo es. Recuerdo la reforma electoral estatal de 1995-1996, uno de sus más fervientes defensores ─de la democracia─ era, y seguramente sigue siendo, el queretano Jaime Cárdenas Gracia, precisamente el encargado de llevar a cabo la petición de nulidad del proceso presidencial de este año 2012, parece paradójico pero no lo es, la democracia tiene muchas formas y muchas caras, nos estamos quedando con su peor versión y eso debe cambiar. El conformarse no es opción. Terminamos con otra cita de Hoz Morales, pesimista pero adecuada a las circunstancias: “La libertad de expresión es fundamental en un sistema democrático como el nuestro, siempre y cuando se mantenga light y no ponga de manifiesto las desigualdades estructurales del sistema. Las libertades de organización y manifestación son derechos establecidos y protegidos constitucionalmente, siempre y cuándo dichos grupos organizados no amenacen la continuidad del sistema. En fin, una democracia consolidada es aquella en la que las elecciones transcurren periódicamente, cambia la cabeza constantemente, y en el fondo nada cambia.”