sábado, 7 de febrero de 2015

Nada más se tardaron 3 meses para responder a las denuncias públicas de conflicto de intereses. Nada más 4 meses para dar los pobres resultados de la investigación del caso Ayotzinapa. Otros 3 mesesitos para reconocer que el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro era inviable financieramente y había que “suspender” la licitación, ahora reconocen que no será posible hacerla en los próximos 2 años, mencionando, como de pasadita, que requeriría de 48 mil millones de pesos de subsidios. Reaccionan tarde, mal y de malas. Para un régimen político basado en la corrupción, la impunidad y el cinismo la lógica más elemental carece de sentido. Sigamos simulando, total el país aguanta eso y más. Dos regulaciones distintas que no surgen de la coyuntura inmediata, tampoco de la defensa indigna del tótem sexenal: “Un conflicto de interés personal es una situación en que los intereses privados de una persona —como relaciones profesionales externas o activos financieros personales— interfieren o puede entenderse que interfieren con el cumplimiento de sus funciones oficiales. La aceptación de un honor, una condecoración, un favor, un obsequio o remuneración en relación con las funciones oficiales puede dar lugar a un conflicto efectivo o posible de interés por cuanto puede considerarse que crea una obligación. No debemos utilizar nuestro cargo ni los conocimientos obtenidos en su desempeño para favorecer a familiares y amigos. Tampoco debemos prejuzgar la posición de los colegas o clientes que no aprobemos. En la contratación de personal o consultores siempre debemos procurar los candidatos más apropiados para el empleo”. Oficina de Ética de la Organización de las Naciones Unidas. http://www.un.org/es/ethics/conflictofinterest.shtml Va la otra: “Los conflictos de interés son aquellas situaciones en las que el juicio de un sujeto, en lo relacionado a un interés primario para él o ella, y la integridad de sus acciones, tienen a estar indebidamente influenciadas por un interés secundario, el cual frecuentemente es de tipo económico o personal. Es decir, una persona incurre en un conflicto de intereses cuando en vez de cumplir con lo debido, podría guiar sus decisiones o actuar en beneficio propio o de un tercero.” http://www.innsz.mx/opencms/contenido/investigacion/comiteEtica/conflictointereses.html Nunca hubo sorpresa, llevan en precampaña electoral varios meses a pesar de lo que diga la acomodaticia ley electoral y sus órganos rectores y disque vigilantes. ¿Por qué hay que apoyar “proyectos personales” con dinero público? Y todavía van a exigir nuestro voto a su favor. Un día sí y el otro también han estado apareciendo en los medios de comunicación con el pretexto de dar a conocer lo que hacen, en favor de los queretanos, las instituciones que encabezan por gracia de su partido. Ahora hay que fingir asombro, que nadie sabía nada, que su aparición en los medios era simple coincidencia, pero su “destape” real se dio hace mucho en las páginas de sociales, cobijados por los suyos que no somos nosotros. El futuro nos alcanza, nuestras vialidades se colapsan en cualquier momento y producen pérdidas millonarias, en vidas, en tiempo irrecuperable, en calidad de vida. Revelan la pésima planeación o más bien la falta de ella. Circular por la autopista del TLC, vulgarmente llamada carretera 57, es jugar a la ruleta rusa. Ni qué decir del pésimo diseño del anillo vial Junípero Serra, del ya poco eficiente distribuidor Bicentenario, del caprichoso nudo de Corregidora norte y Bernardo Quintana, obras carísimas, para la foto. Mientras, el transporte público naufragando en un mar de intereses particulares, en la simulación del cambio de colores, en los parches de vinil para que no se vea la lámina podrida, en la escasa capacitación de sus choferes. Ya que está de moda el #yopropongo: yo propongo que para ser funcionario educativo en cualquier nivel se tenga como requisito que ellos mismos y sus hijos estén o sean egresados de escuelas públicas; que para ser funcionario se utilice el transporte público de pasajeros cotidianamente, él y su familia, nada de helicópteros o camionetotas blindadas escoltadas por guaruras o policías; que todos los funcionarios públicos y sus familias utilicen para su atención el IMSS o el ISSSTE, que no tengan seguros médicos privados; que tengan salarios dignos que no rebasen 10 veces el salario promedio de un trabajador de su estado o municipio, sin bonos ni compensaciones. También propongo que para ser candidato a cualquier puesto de elección popular se haga público su curriculum vitae, para que cualquiera pueda corroborar esa historia de vida. Ya encarrerado, que las calles, hospitales, escuelas o cualquier obra pública tengan el nombre de un ciudadano que se haya distinguido por su entrega a los demás, como la enfermera Mónica Orta Ramírez del Hospital de Cuajimalpa, quien muriera víctima de la explosión de gas al regresar a rescatar a los recién nacidos que se encontraban en ese nosocomio. Mientras eso sucede, hay que ser optimistas y presionar, sigue la campaña de organizaciones empresariales en contra de los sindicatos y los sistemas de salud y educación, entre otros; les urge tragarse el presupuesto destinado a los mismos. Ahora resulta que se toma como logro que el Estado renuncie a sus obligaciones, que se quiera presentar como avance del Sistema Nacional de Bachillerato el que cada escuela de ese nivel “pueda gestionar” sus propios recursos, como si nadie pagara impuestos para ello; que en plena revolución tecnológica los maestros tengan que contratar el servicio de internet de su escuela para poder dar clase o trabajar utilizando la red mundial de información, o que compren y lleven sus computadoras, impresoras o proyectores porque las escuelas carecen del equipamiento más elemental. Se critica a los “alborotadores” que toman carreteras porque nadie atiende sus demandas, pero se oculta que hay estados en este país donde más del 40 por ciento de las escuelas son multigrado y sólo cuentan con uno o dos profesores; que se les paga, cuando tal cosa llega a suceder, depositándoles en cuentas bancarias teniendo el cajero más cercano a varias horas de distancia; y que además, son objeto cotidiano de robos, extorsiones y atentados contra su vida. Pero eso no cuenta, sigamos simulando que no hay conflictos de interés torciendo la lógica más elemental. Por eso yo tampoco aplaudo los discursos del Presidente.