viernes, 24 de abril de 2015

CULTURA CONTRA EL ABURRIMIENTO

Sí, los candidatos que más probabilidades tienen de ganar son los más cuestionables y cuestionados. El pisoteo mutuo de sus largas o cortas colas está ocupando el tiempo y los espacios de las campañas, eso no es necesariamente malo, los procesos electorales sirven como catalizadores para que cada quien le saque sus trapitos sucios a sus contrincantes, de otra forma los ciudadanos viviríamos en la ignorancia perpetua y se daría lugar a la permanencia de los acuerdos perversos por debajo de la mesa, fuera de la mirada ciudadana, de esos al estilo de “perro no come perro”, de complicidades convenientes porque “todos cometemos tropelías ¿para qué descobijarnos?” Ojalá la pobreza de sus propuestas esté encubriendo una estrategia política, la de dejar lo mejor para el final, pero si seguimos con las mismas grisuras y opacidades los ganadores lo serán a pesar de sí mismos y sus colaboradores más cercanos. Bien lo vaticinó nuestro director general de Magazine, puede ganar el que cometa menos errores; por contraste, no sería necesario hacer buenas propuestas basadas en atinados diagnósticos, sólo hay que aguantar, callar, ganar y gobernar como mejor les convenga. Los votantes quedaríamos, otra vez, fuera de las coordenadas de sus afanes, hasta las próximas elecciones. Hacer un recuento de las propuestas manejadas hasta el momento sería condenarse al tedio y al sinsentido, mejor expresar que no hemos visto planteamiento serio, justificado y atractivo en temas que se consideran importantes siempre, fuera de coyunturas y oportunismos, de esos que calan hasta la médula y que sólo son objeto de referencias demagógicas, como ejemplos, la cultura, el arte y la educación. ¿Qué van a hacer con la radio y televisión del estado? ¿No se les antoja que sea pluricultural, que tenga repetidoras y producciones en todos los rincones del estado? ¿Podría servir para que el poder se entere de la opinión y propuesta ciudadana, sin censuras, sin gazmoñerías, sin miedos? ¿Están de acuerdo en que las escuelas públicas le entren a lo gorras a la reforma educativa, que sigan siendo simples correas de transmisión de lo que se decide en otras geografías? ¿Qué opinan del modelo educativo, de los contenidos de los programas de estudio, de las campañas de desprestigio contra el magisterio? ¿Inscribirían a sus hijos en alguna escuela pública de nivel básico, medio o superior? ¿De cuánto va a ser el gasto en “comunicación social”, con qué criterios informativos y comunicativos se va a utilizar? ¿Incrementamos significativamente la matrícula en la Normal del estado, su presupuesto, la investigación pedagógica? ¿Cuál será la relación con los sindicatos que cuentan con docentes, el SNTE, el STSPE, la CNTE, los de nuevo registro? ¿Qué hacemos con nuestras casas municipales de cultura, con sus entregados trabajadores, con sus esforzados y talentosos estudiantes, saben que existen? ¿Y la Orquesta Filarmónica? ¿Y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes? ¿Y las bibliotecas, centros de medios, organismos e instalaciones deportivas? ¿Qué hacemos con nuestros escritores, cineastas, videastas, fotógrafos, teatreros, músicos, bailarines, pintores, escultores y demás artistas? ¿Y si en lugar de hacer plazotas vacías y elefantes blancos, a donde no llega ni el transporte público, construimos escenarios adecuados para conciertos, escenificaciones, galerías, exposiciones, salas de lectura? ¿Qué hacemos para que la población en general se acerque al arte y tenga la posibilidad de desarrollar cualquier talento que tenga, por gusto, por disfrutar de la vida? Toc, toc, ¿hay algún candidato por allí? En lo que responden a las preguntas anteriores, aquí cabría un emoticón que expresara sarcasmo, metámonos en uno de esos temas aprovechando la publicación del Informe 2015 titulado Los Docentes en México, publicado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Comienza con varias declaraciones tronantes de su junta de gobierno, detengámonos en esta: “En relación con las condiciones laborales, se busca advertir sobre la necesidad de hacer de la carrera docente una profesión atractiva, no sólo por medio del mejoramiento salarial, sino también mediante el diseño y la puesta en marcha de un sistema de incentivos que reconozca y premie el mérito.” Primero, y se especifica después, se reconoce que con la mentada reforma educativa la profesión docente perdió atractivo, cada vez a menos jóvenes les interesa, en las condiciones laborales y salariales actuales, elegir el magisterio para desarrollarse profesionalmente. Todo lo contrario a lo que ocurre en los países con mejores indicadores académicos. Segundo, se especifica que lo ideal es un sistema meritocrático, donde, hasta el momento, se cree que es mejor quien acumule un mayor número de papeles o grados académicos, aunque sean patito, no de quien logre mejores resultados en el aula. ¿Qué tan rápido vamos? “Durante los primeros años del siglo XX, los esfuerzos del Estado mexicano se concentraron en la ampliación de los servicios educativos, principalmente en educación primaria. En 1934 se establece en el texto constitucional la obligatoriedad y gratuidad de dicho nivel; en 1993 se agrega la de la educación secundaria, y en 2002, la de preescolar. A inicios de 2012 se eleva a rango constitucional la obligatoriedad de la educación media superior, cuya universalidad se alcanzará en el año 2021.” Casi un siglo para intentar que la población mexicana llegue a un promedio de 16 años de escolaridad, porque en preescolar hacemos trampa, con un año es suficiente y no los tres que estaban contemplados, porque no hay instalaciones ni docentes suficientes para ese nivel. Vamos a dejarlo allí, no sin antes mencionar que el informe citado, de la institución encargada de la evaluación de los profesores y de asegurar una educación de calidad, tiene errores ortográficos y de redacción como para reprobarlos. Una perlita, hablando de los docentes dice que: “son coresponsables de mejorar los aprendizajes de sus alumnos”. En una consulta al diccionario de la Real Academia Española: “La palabra coresponsables no está registrada en el Diccionario. La que se muestra a continuación tiene formas con una escritura cercana, corresponsable.” El colmo.