viernes, 22 de octubre de 2010

BUENOS PROFESORES, BUENOS ESTUDIANTES


"La calidad de un sistema educativo no puede ser mayor que la calidad de sus profesores." McKinsey and Company, 2007

Otra vez en el centro de la atención nacional, nuestro sistema educativo ha sido objeto de un análisis al parecer minucioso como producto de un acuerdo de cooperación firmado en el 2008 con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este estudio, que tomó dos años en realizarse y donde intervinieron expertos internacionales, ha tenido como resultado el informe titulado: Mejorar las escuelas: Estrategias para la acción en México, cuya ceremonia de presentación oficial contó con la presencia de las máximas autoridades educativas del país, con la excepción de la todopoderosa líder del SNTE.

Pero lo protocolario es lo de menos, lo que encontraron y que da origen a las “recomendaciones” es lo preocupante, primero se cuela el dato de que nuestro sistema educativo tiene un retraso de por lo menos 50 años, segundo, que la desorganización y falta de claridad en lo que se quiere hacer y cómo hacerlo es impresionante. Vale la pena marcar los alcances y límites del estudio, sólo se refiere a la educación básica que abarca primaria y secundaria, es decir, la que está bajo control directo de la SEP, porque en el siguiente nivel, el de la educación media, para abonar a la desorganización, tiene una multiplicidad de actores no siempre convergentes.

Para el estudio se organizaron dos consejos asesores, el de Gestión y Política Docente estuvo integrado por Sylvia Schmelkes de México, quien tiene un amplio conocimiento en el tema de calidad en la educación, Inés Aguerrondo (Argentina, consultora de la UNESCO), Cristián Cox (Director del Centro de Investigación de Política y Práctica Educativa de la Universidad Católica de Chile), Ulf Fredriksson (Profesor en Educación de la Universidad de Estocolmo, Suecia), Ben Levin (Canadá), Peter Matthews (Instituto de Educación de la Universidad de Londres, Reino Unido), Robert Schwartz (Estados Unidos) y Margarita Zorrilla (México) y hasta hace poco directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa que ha producido análisis muy interesantes que han sido objeto de menciones en textos anteriores publicados en este semanario. Y el otro que se dedicó a los temas de Evaluación y Políticas de Incentivos en México e integrado por: Carlos Mancera de nuestro país, José Luis Gaviria (España), Jorge Juárez (México), Enrique Roca Cobo (España), Halsey Rogers (Banco Mundial), Lucrecia Santibáñez (México), Susan Sclafani (Estados Unidos) y también Margarita Zorrilla que es la única que se integra en los dos consejos asesores. No se trata de llenar el espacio con nombres, sino de dar cuenta de la variedad, origen y calidad de quienes participaron, hicieron un diagnóstico y plantearon las 15 alternativas en que agrupan sus propuestas. Si Usted amable lector está interesado en obtener una información más detallada puede, en primera instancia acudir a la página electrónica de dicha organización en: www.oecd.org y dirigirse a la liga del estudio mencionado al principio, también hay un video explicativo de 9 minutos en www.youtube.com

Desafortunadamente el informe completo sólo está disponible, sin costo, para las autoridades, los investigadores y periodistas debidamente acreditados ante la OCDE, para el resto del público tiene un costo de quinientos pesos.

Margarita Zorrilla comienza por la existencia de un marco acordado y consensuado de por lo menos lo siguiente: ¿Qué es la buena enseñanza, qué es ser un buen profesor, qué es la buena gestión institucional? Sabiendo lo anterior y parafraseando a Cristián Cox: Hay que seleccionar un primer grupo que quiera trabajar en educación y que reúna condiciones mínimas para trabajar con la niñez, con conocimientos y valores; lo segundo es que ese grupo pueda entrar en instituciones de máxima potencia formativa, que organicen trayectos que los transformen a partir de una vocación inicial, a profesionales de la educación a la siglo 21; tercero, al egreso de este proceso pero antes de entrar a ser responsables del crecimiento de 20 o más generaciones, tiene que haber una verificación de que su trayecto formativo cumplió con los objetivos. Si bien se reconoce que la asignación de plazas docentes mediante un examen y no a capricho o por “favores”, como todavía viene sucediendo, es un paso adelante, se plantea también la necesidad de un curso de inducción para esos profesores, donde sean tutorados y evaluados, al final se asignaría la plaza respectiva, estando hasta cierto punto seguros que se reúnen los requisitos mínimos (en conocimientos, actitudes y aptitudes) para hacerse cargo de una actividad tan importante como la educación de nuestros niños por el siguiente cuarto de siglo. Sylvia Schmelkes enfatiza la importancia de un sistema de evaluación para mejorar, que considere todo un proceso de apoyo para esos buenos profesores y que no tenga consecuencias sobre salarios e incentivos --porque como lo hemos mostrado anteriormente, desnaturalizan la función docente, la mercantilizan al extremo a costa de la verdadera calidad educativa--, pero sí sobre la mejora en las prácticas dentro del aula y en un mayor y mejor aprendizaje.

Por la variedad de escuelas y contextos sociales, las escuelas, cada una de ellas, debe tener la capacidad para adecuar los programas de estudio y gestionar los recursos necesarios y suficientes para desarrollar su labor, por eso las escuelas eficaces deben tener directivos con características específicas, formados para ello, no como ahora que se eligen por dedazo y atendiendo a favores y compadrazgos sindicales. El proceso y las 15 propuestas específicas pueden verse en la ilustración que acompaña este texto. En la cima de la pirámide está el objetivo, tener estándares de aprendizaje que nos digan si eso que plantea Schmelkes se está alcanzando o no, apoyado en las otras dos que están en la base, el resultado tendría que ser el tener escuelas eficaces, que sirvan a su propósito. Seguramente habrá muchos peros, resistencias, sospechas válidas, pero algo es seguro, no podemos seguir como hasta ahora.