viernes, 10 de abril de 2015

¿QUÉ TANTO GOBIERNAN LOS QUE GOBIERNAN?

Hasta la ironía y el sarcasmo sufren cuando hay que reseñar las campañas electorales, no hay consuelo al saber que en otras partes de este mal tratado mundo las cosas suelen ser parecidas al pantano electoral mexicano. Para salir de lo rutinario podría caber hacerse algunas preguntas políticamente incorrectas. Por ejemplo, en el caso queretano y en un contexto de globalización neoliberal ¿qué tanto gobiernan los que gobiernan? La cuestión viene a cuento cuando nos vamos percatando que nuestros políticos son, en realidad, los sirvientes de otros intereses, generalmente económicos, que son los que financian sus campañas electorales, que les proponen “moches” inmediatos a cambio de tratos preferenciales de largo plazo, que les crean una burbuja de aduladores y que les hacen creer que la crítica y los críticos son asuntos que caen en el ámbito de “traición a la patria”, porque ellos son la patria y porque les conviene creer que si ellos están donde están, y son lo que son, es porque la voluntad divina así lo quiere. Quienes en realidad gobiernan son esos intereses que delimitan con precisión sus parcelas. Si te dejo jugar con la idea de que las corridas de toros sean declaradas “patrimonio cultural” es porque no me interesa y porque sé que no te meterás con mis negocios. Si te dejo encaminar la política educativa a la capacitación de mano de obra para mis empresas me hago de la vista gorda con el narcomenudeo. Si tolero tus tratos con el crimen organizado o no, será mientras no me afecte a mí y mi familia. Si te quieres gastar unos cuantos milloncitos en hacer parques públicos para quedar bien con algunos votantes potenciales, no me importa mientras tenga tratos fiscales preferenciales y pueda mover mis capitales a donde se me pegue la gana. De esa manera se puede ir construyendo una “gobernabilidad” compartida que corroe la legalmente establecida, la que supuestamente depende de la “voluntad popular”. La democracia como simple fachada de una red de complicidades que escapa a los intereses locales y nacionales. Por eso Querétaro y los estados que presentan tasas de crecimiento por encima del promedio nacional tienen la ventaja de no depender exclusivamente de los capitales norteamericanos, que presentan una crisis que unos pretenden cíclica y otros advierten como terminal. Por ejemplo, teorías como la de los sistemas mundo, buscan interpretar la historia de manera diferente, su perspectiva parte de determinar, en un contexto histórico específico, qué Estado es el que domina cultural y económicamente, quién puede imponer su forma de ver el mundo y difundir sus intereses, y en función de ellos imponer un orden cada vez más mundial. Sus grandes teóricos son los primeros en advertir la caída próxima de nuestros vecinos del norte, de reinterpretar la crisis económica cuyos efectos se notan desde hace 35 años, al menos; y observar los reacomodos en los centros de poder mundial. No queda claro qué sistema mundo relevará al actual, algunos dicen que será China, ese país que se incorpora recientemente a la economía global con un exceso de dólares, a grado tal que la tesorería norteamericana tiene una deuda enorme, que hay que pagar incluyendo intereses, con el banco central chino. Querétaro está cada vez más metido en esta dinámica. La producción de los trabajadores queretanos, su especialización en ciertas ramas productivas (automotriz y aeronáutica por ejemplo), el nivel salarial, las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores y trabajadoras que suelen ser mayoría en las maquiladoras, están determinados por factores ajenos a la soberanía y dinámica nacional. Por eso resulta significativo que al gobernador queretano se le otorgue una distinción por parte del estado francés, pues no es sólo un gesto amistoso, sino el reconocimiento de que los intereses económicos de ese país se sienten cobijados en Querétaro. Antes, no hace mucho, recuérdense los años setentas del siglo pasado, la inversión preponderante era norteamericana, ahora, toda la región del Bajío, por su importancia geoestratégica, está siendo inundada por capitales de empresas europeas y asiáticas, principalmente de Japón y Corea. El todavía gran ausente es China. Los chinos, aprovechando el control casi absoluto sobre su economía, su muy numerosa mano de obra barata y controlada, su exceso de producción de casi lo que sea, está siendo un factor importante en el crecimiento de economías como las centro y sudamericanas que ya tienen índices de crecimiento anual que triplican los de nuestro país. Porque llegan con dólares en la mano, porque compran la producción de casi todo por los siguientes 5 o 10 años sin importar el precio, porque financian grandes proyectos de infraestructura sin cobrar intereses y sin imponerse culturalmente, es más, se muestran excesivamente tolerantes con prácticas corruptas que benefician a los gobernantes locales mientras sus proyectos se les respeten. Por eso el enojo cuando se canceló la construcción de los trenes México-Querétaro y el Transpeninsular, o la construcción del Dragon-Mart con el que planeaban inundar de maquila barata a los Estados Unidos. Seguramente la intervención de nuestros vecinos del norte ha sido clave para que nuestra clase política le ponga obstáculos a la inversión china, nada más recordar que la cancelación de los proyectos mencionados se dio en las vísperas de la gira, del que cobra como nuestro presidente, a la Casa Blanca ocupada temporalmente por Obama. Entonces ¿de qué se tratan las campañas electorales? ¿Qué tanto gobiernan los que gobiernan? ¿Qué tan valioso es el voto ciudadano? Mientras, cuidado con el coletazo económico después del 7 de julio, allí se desatarán los pocos demonios que estaban amarrados.