viernes, 5 de julio de 2013

INFORMES CREÍBLES

De una obligación hacen una fiesta, de un derecho ciudadano a estar informado sobre lo que hacen los gobernantes con los recursos públicos se arman ceremonias de auto elogios, de poca o nula crítica, de carencia de diagnósticos y metas. Ojalá que esta vez no sea así. Todavía no se seca la tinta del informe de la actual legislatura, por todos lados se presume su productividad, las unanimidades y la falta de enconos, la prevalencia del trabajo por encima del escándalo. Y es que tienen la increíble ventaja de la improductividad de las anteriores. Sería bueno ir a la raíz de las diferencias. Primero, los partidos minoritarios perdieron la posición que les permitía definir las votaciones, sin el menor pudor y a la vista de todos vendían sus votos al mejor postor, un día hacían alianza con unos y al día siguiente con los otros, para estorbarse y sacar ventajas, no había una visión de estado. Segundo, hay diputados que tienen experiencia legislativa, que saben negociar y construir acuerdos, que construyen mayorías de más largo plazo sin que parezca que reniegan de sus principios, de sus programas. Quizás lo hagan pero no se les nota. Aunque queda la terca duda si es porque son muy eficientes, o porque los intereses que defienden están realmente por encima de ellos y hay empatía con los de la ciudadanía. Tercero ¿será que tenemos un ejecutivo muy legislador y que pavimenta los acuerdos antes de que lleguen al pleno? Que ambos poderes tienen buena relación no hay duda, y eso es bueno, la razón es la que queda por investigar, de todas formas según se acerque el ocaso sexenal el ambiente se irá tensando necesariamente, por eso se aprovecha el ahora, antes de que salgan los trapitos sucios de la temporada electoral. Lo peor sería la opacidad. Vienen los informes municipales, por ser un nivel que está más a nivel de tierra los desacuerdos serán más evidentes, además la inexperiencia de algunos ediles está jugando en su contra, ya no se tolera un periodo de aprendizaje prolongado, se exigen resultados casi inmediatos y estos parecen ausentes en muchos casos. En otros, sí hay experiencia pero viene marcada por la sospecha, parece que se eligió al malo conocido por encima del bueno por conocer. Se saben sus puntos débiles, sus tentaciones, además su partido perdió la gubernatura y la cobertura que eso les daba. Cebarse con ellos es fácil, solo hay que disimular tantito. En el caso de la capital queretana pesará la falta de resultados, la excesiva lentitud para atender los problemas contrastada con el exceso de exposición mediática, el hartazgo de los ciudadanos con la falta de movilidad, con la pérdida de tiempo y la tensión nerviosa que genera, tanto que las principales soluciones han tenido que venir del gobierno estatal, pero son, todavía, insuficientes. Sigue dando la impresión de que no puede volar solo, que necesita las alas, el combustible y el aterrizaje de su mentor, pero el tiempo se acaba. El gobierno del estado es otro cantar, combina lealtades con experiencia. Tuvo la influencia suficiente para rodearse de delegados federales a modo que manejan gran cantidad de recursos. Aunque sus informes de actividades siguen estando incompletos, lo único que se consigue y aparece en su página electrónica es el documento que se lee ante la legislatura, no están los anexos que alimentan esas cifras, esos éxitos. La danza de los millones no se puede comparar con los rezagos porque estos parece que no existen, que se satisfacen demandas y necesidades muy sentidas pero casi caprichosas. Faltan respuestas ante temas puntualmente señalados, por los pocos periodistas asociados por ejemplo, que piden seguridad laboral y no sujeta a los caprichos de los dueños que quieren quedar bien con su principal anunciante, un salario profesional digno. En la ciudadanía existe la fuerte percepción de que se le ocultan las cosas, que el paraíso queretano no es tal, que hay más problemas de los que aparecen en los medios, que se manipula la información para minimizarla cuando es desagradable ─por ejemplo en temas como la trata de personas, la delincuencia organizada, la destrucción del medio ambiente y el exceso de fraccionamientos, los robos de automóviles y a casa habitación, la zigzageante política educativa, las relaciones con las iglesias y demás─. El lenguaje presuntamente hermético, disfrazado de técnico que utilizan algunos funcionarios abona en esa idea conspirativa. Las redes sociales tienen mayor credibilidad que nuestros diarios, noticieros televisivos y radiofónicos, y si bien se han anotado algunos tantos, la falta de rigor informativo puede ser contraproducente. Falta comparar, cuando se anuncia una inversión extranjera producto de una gira por Europa nos quedamos con el dato, pero no sabemos si es mucho o poco, o por qué hay que festejarla frente a otras cifras millonarias manejadas en otras regiones, somos poco críticos y muy complacientes. Un gobierno eficaz necesita de la ayuda de una sociedad vigilante, analítica, que lo obligue a superarse, de otra manera la relación sociedad y gobierno se convierte en un espejismo. Falta referirse al poder judicial, al Tribunal Superior de Justicia y su informe, será para otra ocasión.