viernes, 27 de septiembre de 2013

MÁS ALLÁ DE LO INMEDIATO

Los números son fríos, no entienden de razones ni atienden diferencias en contextos culturales, ese es el problema con las pruebas estandarizadas. Cuando queremos medir lo mismo haciendo todo igual, las diferencias, cualesquiera que sean, como que desaparecen, no son dignas de tomarse en cuenta. Ese es el problema de la prueba ENLACE y la causa de su desaparición. En un texto anterior titulado “El coletazo de ENLACE” y publicado en el número 753 correspondiente al 8 de agosto de este año, en este semanario, señalamos que los resultados de esa evaluación, en educación media superior, daban cuenta de un grave retroceso, y que, además, esa tendencia negativa o de “menor velocidad” en la mejora, para adoptar el lenguaje encubridor de nuestros funcionarios, era consecuencia de los malos resultados en el nivel inferior, es decir el básico, en primaria y secundaria. Pues tal suposición resultó correcta. En las prepas y bachilleratos, públicos y privados, en matemáticas, sólo “crecimos” menos que el estado de Guerrero, el resto de las entidades federativas creció en un porcentaje superior su población estudiantil ubicada en la suma de las categorías de bueno y excelente. En comunicación el resultado fue peor, la tendencia manifiesta fue a la baja, pero eso ya lo dijimos. Regresemos a las primarias queretanas, los resultados concentrados y promediados de tercero, cuarto, quinto y sexto grados ubicados en las categorías de bueno y excelente muestran que estamos en el penúltimo lugar, únicamente San Luis Potosí se queda detrás de nosotros. Consolémonos pensando que los porcentajes de Oaxaca y Michoacán no son representativos porque impidieron, en un número significativo de escuelas, la aplicación de la prueba. Se ratifica otro dato, las escuelas de estados con una base magisterial combativa, esos que algunos medios de comunicación no bajan de flojos, ignorantes, revoltosos, panzones y feos; los mismos que han obstruido vialidades primarias y rodeado edificios emblemáticos para nuestra incultura, como el Congreso y Televisa, tienen mejores resultados que los dóciles y suertudos queretanos. Los alumnos guerrerenses muestran un avance histórico, del 2006 al 2013, del 44.6 por ciento en bueno y excelente de tercero a sexto grados. Más del doble de lo que avanzamos en estas tierras, apenas el 21.6. Mejor ni mencionar otros estados con movilizaciones magisteriales importantes, sus resultados hablan por sí solos y se pueden consultar en www.enlace.sep.gob.mx Los promedios son engañosos, se requiere un análisis más detallado, comenzando por funcionarios y directivos hasta aterrizar en escuela por escuela, materia por materia, maestro por maestro; para eso deben ser los últimos viernes de cada mes, para que los consejos técnicos se echen un clavado y reflexionen sobre su realidad y posibilidades, para compartir experiencias, para ponerse de acuerdo, para experimentar e incorporar dinámicas escolares que puedan ser exitosas. Perderle el miedo a vernos en el espejo de nuestros estudiantes, conocer sus debilidades y necesidades, reconocer sus fortalezas y alcances. Hay que romper inercias, nada de reunirse sin saber qué se va a analizar, sin datos duros, sin puntos concretos a discutir, salirse de las inútiles “lluvia de ideas” que sólo sirven para encubrir las ocurrencias sin más sustento que el capricho de las autoridades que no atinan a nada. ¿Qué es eso del ciclo escolar de la actitud? Pura política de aparador, para sacarse la foto, sin más sustancia que el flashazo inmediato, el acaparamiento de las primeras planas de todos los medios impresos del día siguiente, y nada más. El miedo paraliza, por eso la reforma laboral que se aplicará en exclusiva al magisterio es contraproducente, además de que se violan derechos ganados con mucho esfuerzo se quedan, los profesores, a merced de funcionarios que sólo buscan sus muy personales intereses y quienes los cuestionen arriesgan la vocación y el trabajo. Por eso se ha incrementado el uso y abuso de estudiantes y profesores para rellenar actos oficiales y hasta partidistas, nadie se atreve a negarse, pero los rencores se acumulan y se cobran. Hay que disminuir los efectos perversos de un sistema de estímulos que premia la simple meritocracia pero ignora el trabajo efectivo en el aula. Que pone a competir a los maestros en lugar de propiciar el trabajo colaborativo. Construir comunidades de aprendizaje donde todos los estudiantes sean importantes y todos puedan contribuir al desarrollo de cada uno. Dejar de contribuir a la fragmentación del conocimiento con el pretexto de una inútil especialización, reforzar la laicidad, trabajar la autoestima y la tolerancia; demostrar que pueden existir espacios de convivencia, estudio y diversión pacíficos, que no necesitan y eviten el consumo de sustancias adictivas. Hay que cultivar el asombro y la curiosidad, regresarle el lugar que tienen los sentimientos y emociones en el proceso educativo. Demostrar que la ciencia y el arte se nutren mutuamente. Porque la desaparición de ENLACE tendrá un efecto perverso inmediato, los funcionarios y autoridades sabrán que no se medirá la debacle educativa a la que con tanto empeño contribuyen y les importarán menos los resultados en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes; sus miras están en el 2015, las nuestras sobrepasan varias generaciones.