viernes, 4 de octubre de 2013

INEPTITUDES PERVERSAS

“Un inepto es quien ocupa un cargo para el cual no está preparado. No importa su inteligencia, voluntad o lealtad al jefe. Nada sustituye al conocimiento y la experiencia.” ¡Yo no fui! - Columna semanal de Sergio Aguayo - 02 de octubre 2013. www.sergioaguayo.com Por necesidades editoriales este texto se escribe el 2 de Octubre por la tarde, las noticias se cargan por el lado de las confrontaciones provocadas por grupos, bien identificados, durante la marcha que recuerda la matanza de estudiantes y ciudadanos en 1968. Los medios cubren, con todo el morbo posible, la muy nutrida manifestación sin mencionar el motivo de la misma. Al parecer se cumple el objetivo de desviar la atención de las crecientes inconformidades sociales producidas por una democracia de baja calidad, por un sistema político que escala los niveles de corrupción y que no se atreven a tocar porque todos ellos se benefician, en algún grado, de ello. Una de esas muchas corrupciones tiene que ver, y por eso la tentación de comenzar con la cita de Sergio Aguayo, con la colocación de los cuates, de los parientes en cualquier grado, de los compadres y demás personajes supuestamente leales, por incompetentes, en cargos importantes de gobierno. Aguayo se refiere en particular al caso del titular nacional de protección civil, un licenciado en turismo sin más antecedente que haber sido brigadista en el sismo de 1985. Pero se puede aplicar a casi cualquier nivel de un gobierno corroído por incompetentes bien pagados y que no cumplen con sus responsabilidades, provocando la gran devastación nacional. A las muestras locales de ineficiencia ya mencionadas en textos publicados en números anteriores de este semanario, podemos incluir muchas más, pero no abusemos y veamos tres. Una, la todavía fallida puesta en marcha de RedQ, que a los problemas de la falta de unidades, de choferes, al rediseño de las rutas para que queden igual a como estaban; ahora se suma el sabotaje de algunos choferes que se empeñan en provocar problemas, que circulan vacíos y sin detenerse; o que se paran cada 10 metros a subir pasaje, tardándose el tiempo que se les antoja, asegurándose de provocar todo el caos vial que quieren. Dos, la entrega a alumnos de secundaria de certificados de estudios con errores, sabiendo que si no los presentan inmediatamente, con todos los datos correctos, serán dados de baja de las preparatorias y bachilleratos en que se inscribieron y asisten a clases desde Agosto, como en la secundaria Rosario Castellanos de La Cañada, en el municipio de El Marqués. Tres, los intentos de una empresa por amedrentar a los vecinos de varias colonias de la delegación Cayetano Rubio ―Hércules―, y la tibia actuación de las autoridades municipales y estatales que no se atreven a confesar que existe la intención o interés por comprar barato los terrenos y viviendas ya existentes, para construir zonas comerciales y desarrollos verticales de vivienda. Iniciando el quinto año de gobierno estatal, los amigos, parientes y recomendados están haciendo que comience la debacle; de los más de cien programas gubernamentales que supuestamente están funcionando solo resalta Soluciones, destinado a funcionar como maquinaria electoral en el tiempo que resta del sexenio. Un salinismo trasnochado y mal hecho. Alternemos párrafos y regresemos al 2 de Octubre del 68. “Según estas revelaciones, no fue sino hasta las 7:45 de la noche del 2 de octubre cuando el general Marcelino García Barragán ―secretario de la defensa nacional de 1964 a 1970― supo que los francotiradores apostados en varios edificios que rodeaban la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco no eran estudiantes, sino oficiales del Estado Mayor Presidencial. Lo supo de manera inesperada y por el conducto más oficial posible: el general Luis Gutiérrez Oropeza mismo, en ese momento Jefe del Estado Mayor Presidencial”. Investigación titulada: Rehacer la historia, de Carlos Montemayor en el libro: La guerrilla recurrente. Pero dilucidar lo que en realidad pasó en esa plaza que representa las tres culturas que conforman nuestra mexicanidad: los vestigios prehispánicos, la iglesia colonial y la arquitectura contemporánea de lo que fue la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores, han tenido que pasar más de 30 años. Montemayor refiere una plática del general Marcelino García Barragán con el también general, ya retirado, Lázaro Cárdenas: “Reunidos en mi Despacho, escuché todos los informes y pregunté al Capitán Barrios ―se refiere a Fernando Gutiérrez Barrios quien sería tiempo después secretario de gobernación―: ¿podremos encontrar en el edificio Chihuahua algunos departamentos vacíos, donde meter una compañía? Barrios me contestó, déjeme ver, tomó el teléfono y habló con el General Oropeza, me pasó el audífono y le dije a Oropeza que me consiguiera para antes de las dos de la tarde los departamentos que pudiera para meter una Compañía; en media hora tenía conseguidos tres Departamentos vacíos a mi disposición, uno en el 3er piso y dos en el cuarto piso”. Se refieren al edificio Chihuahua que serviría como tribuna para los oradores del Consejo Nacional de Huelga. Pero para criminalizar la protesta social y justificar lo injustificable, hay que tirarle el anzuelo a los medios y a la opinión pública, después de la matanza de Tlatelolco ocurrieron una serie de “atentados terroristas” para encubrir la paranoia y el autoritarismo del presidente y de su partido oficial, otra vez el testimonio del secretario de la defensa “el 19 de septiembre de 1969: La prensa de México amaneció dando la noticia de que había habido 4 explosiones en Excelsior, en Gobernación, en El Sol y en El Heraldo. Confirmando la información convoqué a una junta del Estado Mayor, Directores de las Armas y Servicios, para pedirles su cooperación, ordenando a todo el personal a sus órdenes que pidieran a sus familiares y amigos les informaran si algo sabían o llegaban a saber sobre las citadas explosiones. Al día siguiente se me presentó un oficial con la siguiente información y me dijo: Mi General, en las Barrancas del Complejo del Estado Mayor Presidencial están unos Americanos enseñando defensa personal y práctica de explosivos a personal del Estado Mayor Presidencial, no sé si le pudiera servir esta información para lo que usted desea conocer con relación a las explosiones.” El mismo general García Barragán comentaría después que en una conversación con el presidente Díaz Ordaz, este le confirmaría que su jefe de estado mayor presidencial había traído “unos gringos” en aviones militares mexicanos y que eran los autores de las explosiones presentadas como atentados terroristas. Increíble, pero si no fuera por la movilización social, ferrocarrilero en el 58, de médicos en el 66, estudiantil y popular en el 68 y los que siguen hasta la fecha, estaríamos peor. Pero no hay que desechar la capacidad perversa del sistema político para provocar retrocesos en nombre de la democracia, la seguridad y el desarrollo nacional.