sábado, 24 de octubre de 2009

NO MÁS RETROCESOS
Joaquín Córdova Rivas

Como si no fuera suficiente con las broncas que tenemos encima, seguimos bordando sobre temas históricamente superados. No basta con la excesiva crueldad de los ejecutados, ahora mutilados, cercenados y colgados. No basta con las guerras internas en que se han convertido los procesos electorales hasta del municipio más pequeño y apartado, no basta con el terror que infunden con la reforma fiscal, que cuida los regímenes especiales de las grandes empresas y le va a hincar el diente a los contribuyentes cautivos, que son los que menos tienen. Ahora hay que sumarle, al menos, dos problemas más.
Comencemos con la importante elección del nuevo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, esos que les estorban a los que quisieran imponer su muy particular noción de orden a costa de los derechos de los demás, aunque digan lo contrario.
Aquí hemos argumentado que un gobierno y unas instituciones laicas son la mejor defensa de la libertad religiosa y de creencias, que no se vale que supuestas mayorías automáticas quieran arrasar con las supuestas minorías, castigarlas y desaparecerlas utilizando los mecanismos del Estado, que la competencia para conseguir adeptos se mantenga en el ámbito personal y no envenene las relaciones sociales y las instituciones que deben garantizar una educación, salud, cultura, entretenimiento y demás para todos, sin distingos, sin preferencias o prejuicios.
Bien, pues hay algunos que siguen a contracorriente, el señor Hugo Valdemar que trabaja como vocero de la Arquidiócesis de México anuncia su veto a uno de los candidatos a dirigir la CNDH, se lanza, a nombre de esa organización porque no habló a nombre propio, en contra del expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal el señor Emilio Álvarez Icaza. La intolerancia se come hasta a los de casa. Y es que Emilio Álvarez Icaza es hijo de quien fuera un importante dirigente social del catolicismo, de los poquísimos que asistiera, sin haber hecho votos en alguna orden religiosa, porque dirigía el Consejo Mundial de Laicos, a importantes reuniones en el Vaticano que resultaran definitorias en la inclinación social de una iglesia que seguía mirando a Europa e ignorando a América y África. José Álvarez Icaza padre fue pionero en defensa de los derechos humanos en México, fundador del Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS) que naciera ligado a la cúpula católica y que después se fuera independizando para tener una mayor autoridad moral y credibilidad, precisamente en una sociedad laica donde las intolerancias religiosas se presentaban con particular crudeza en lugares que ningún medio de comunicación alcanzaba a cubrir.
Tan cercano era Don José a la cúpula eclesiástica católica que las crónicas de la época reconocen que: “Fueron amigos desde el Concilio Vaticano II. Desayunaron juntos a lo largo de cinco años en el restaurante La Carbonara, en Campo di Fiori, en el Vaticano, durante los años que José Alvarez Icaza fungió como director de la Comisión Vida de la Familia y el entonces obispo de Cracovia, Karol Wojtyla, era su asistente eclesiástico. Eran los años 60, durante el pontificado de Juan XXIII”. Pero la cercanía se rompe cuando al obispo polaco se le nombra Papa y ocurre la Asamblea General del Episcopado Latinoamericano: "En Puebla se instalaron severas medidas para que no fueran molestados los obispos en sus deliberaciones -escribió Alvarez Icaza en su reseña sobre ese encuentro-. Y así una gran cantidad de personas que habían acudido a esa ciudad para plantear sus cuestiones a los obispos, quedaban frustradas. Para entonces ya no era miembro del Consejo de Laicos y sólo tuve un acceso muy precario a la asamblea, como periodista. Montamos entonces una agencia alternativa de prensa de la asamblea (Extramuros) que recogió toda la riqueza que los laicos querían hacer llegar a sus obispos, lo cual finalmente pudimos conseguir. Y así, por un medio indirecto y a través de los medios de comunicación, se pudo incidir en el documento final de Puebla. Los laicos participantes en esta aventura debimos soportar toda suerte de agresiones...¡Ni modo!"
El periodista Gerardo Galarza relaciona la trayectoria de ambos personajes: “Supongo que don Pepe, el único laico junto con su esposa que asistió al Concilio Vaticano II, también dirigente de aquel Movimiento Familiar Cristiano, luego miembro e integrante de la dirección nacional del inolvidable Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), el mismo quien transitó del “cristianismo, sí; comunismo, no” a acompañar a los comunistas mexicanos a la Basílica de Guadalupe, deberá estar orgulloso del informe que el presidente de la CDHDF rindió sobre los hechos de la News Divine”.
Cualquiera de los dos Álvarez Icaza sabe y sabía que la libertad religiosa no podía disfrazarse de una falsa libertad de expresión, que esa libertad es exclusiva de los individuos no de las corporaciones, sean estas empresariales, religiosas o del tipo que sean. Que para promover las creencias hay lugares, formas y mecanismos específicos a los que todos deben ajustarse para no favorecer, desde el poder político, a alguno. Si algo ha demostrado la historia es que las teocracias son lo peor que nos ha pasado y nos puede pasar. Por eso no se vale enarbolar vetos en asuntos que no les corresponden, hay que avanzar, no retroceder.
El otro asunto que no es menos importante, es el de las influenzas, el de los contagios virales que con los cambios de temperatura bruscos, característicos de la época, se han disparado y desnudado al sistema de salud mexicano, mal preparado y que sigue dando tumbos con el costo de muertes innecesarias, de costos económicos elevados por las ausencias de trabajadores y estudiantes. El fin de semana nos enteramos que el secretario de salud calculaba que llegaría a 300 el número de muertos por la influenza A H1N1 cuando la cifra, comprobada, es de 263. Pero esas cifras no cuadran. Sólo se manda a comprobación un tercio de los casos sospechosos porque son tantos que no tiene caso examinarlos todos. Sabemos que nuestros hospitales y clínicas públicas no tienen la capacidad para atender lo que se viene, que los casos graves serán tantos que no habrá forma de atenderlos a todos como se requiere, no hay camas suficientes, no hay respiradores, no hay médicos, no hay enfermeras, no hay especialistas. En Querétaro se está planeando rentar clínicas y hospitales para suplir las carencias. Y finalmente, corroborar que los resultados de los análisis para confirmar la presencia del virus, en el organismo de algún desafortunado queretano, es de dos semanas porque aquí no hay forma de llevar a cabo esos exámenes, sin que exista mecanismo alguno, pensado e implementado, para dar esa información a los enfermos, es decir, ni siquiera los que presentan los síntomas sabrán si tuvieron influenza y de qué tipo. Ni siquiera los inmunizados sabrán que lo son y seguirán viviendo con temor.

domingo, 18 de octubre de 2009

NOSTALGIA

Nos falta publicar más seguido pero no es por carencia de ganas. A final de cuentas somos el reflejo de lo que sucede en una comunidad que tiene que recuperar los hábitos de lectura y escritura. En algún momento se perdió ese eslabón que unía la lectura con la imaginación, pasó lo que alcanzó a ver con la inteligencia Giovanni Sartori, nos convertimos en una especie exclusivamente visual y nuestro cerebro dejó de ejercitar esas habilidades que, antes, nos hicieron desarrollarnos y diferenciarnos del resto de los animales. Ahora no creemos en nada si no lo vemos con los ojos, sin darnos cuenta que son muy limitados, que la realidad que alcanzan a sentir es la que tenemos cerquita y que también nos pueden engañar.
Leer es conocer con la imaginación a través de las palabras. Para eso las inventamos, para apropiarnos del mundo que nos rodea y del que podemos construir sin necesidad de lo material, porque lo material nos limita, nos regresa cientos de años en la historia y nos hunde en la oscuridad de la ignorancia. Dicen los optimistas que lo visual dará como resultado una nueva cultura, que las tecnologías y los medios de comunicación masiva suplirán esos esquemas mentales que presupone el cognoscitivismo y que son producto de miles de años, pero una realidad inventada por “alguien” nunca será la misma que la lograda por uno mismo. ¿Cómo apreciar la vida si uno sólo se deja arrastrar por ella?
La escritura es el paso siguiente a la lectura. Nos volvemos audaces. Queremos comunicar –hacer común--, ese mundo que nos creamos, porque es un verdadero acto de creación, queremos compartirlo para que otros lo conozcan y nos dejen entrar en los de ellos. No nos conformamos con un universo, preferimos la variedad del multiverso. Vivir en muchos mundos de forma simultánea, porque podemos hacerlo, porque el tiempo se nos acaba, porque somos finitos.