domingo, 18 de octubre de 2009

NOSTALGIA

Nos falta publicar más seguido pero no es por carencia de ganas. A final de cuentas somos el reflejo de lo que sucede en una comunidad que tiene que recuperar los hábitos de lectura y escritura. En algún momento se perdió ese eslabón que unía la lectura con la imaginación, pasó lo que alcanzó a ver con la inteligencia Giovanni Sartori, nos convertimos en una especie exclusivamente visual y nuestro cerebro dejó de ejercitar esas habilidades que, antes, nos hicieron desarrollarnos y diferenciarnos del resto de los animales. Ahora no creemos en nada si no lo vemos con los ojos, sin darnos cuenta que son muy limitados, que la realidad que alcanzan a sentir es la que tenemos cerquita y que también nos pueden engañar.
Leer es conocer con la imaginación a través de las palabras. Para eso las inventamos, para apropiarnos del mundo que nos rodea y del que podemos construir sin necesidad de lo material, porque lo material nos limita, nos regresa cientos de años en la historia y nos hunde en la oscuridad de la ignorancia. Dicen los optimistas que lo visual dará como resultado una nueva cultura, que las tecnologías y los medios de comunicación masiva suplirán esos esquemas mentales que presupone el cognoscitivismo y que son producto de miles de años, pero una realidad inventada por “alguien” nunca será la misma que la lograda por uno mismo. ¿Cómo apreciar la vida si uno sólo se deja arrastrar por ella?
La escritura es el paso siguiente a la lectura. Nos volvemos audaces. Queremos comunicar –hacer común--, ese mundo que nos creamos, porque es un verdadero acto de creación, queremos compartirlo para que otros lo conozcan y nos dejen entrar en los de ellos. No nos conformamos con un universo, preferimos la variedad del multiverso. Vivir en muchos mundos de forma simultánea, porque podemos hacerlo, porque el tiempo se nos acaba, porque somos finitos.

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