lunes, 3 de octubre de 2016

DOBLE NACIONALIDAD

Joaquín Córdova Rivas Sabemos que tenemos caducidad, la razón nos dice que vamos a perecer individualmente y como especie, que el planeta, como lo dejemos de devastado y maltratado, nos trascenderá; pero la esperanza por lograr la permanencia, en un delicado equilibrio con el resto de las especies y el universo conocido, nos lleva a imaginar utopías. Queremos seguir creyendo que es posible vivir plenamente siendo cada día mejores seres humanos. Esta utopía, que creemos realizable aunque suene a paradoja, tiene lugar y fecha de nacimiento, fue en el convento portugués de Arrábida el 6 de noviembre de 1994, también tiene nombre: Carta de la Transdisciplinariedad, no tiene padre ni madre porque igual que muchas familias no es tradicional ni “natural”, sí tiene muchos adoptantes, los iniciales y los que se van sumando de manera consciente, gozosa y solidaria. Para los fines de este texto no la reproduciremos completa, además se puede consultar en múltiples fuentes, aquí está una: http://www.filosofia.org/cod/c1994tra.htm De sus 15 artículos nos centraremos en el siguiente: “Artículo 8. La dignidad del ser humano es también de orden cósmico y planetario. La operación del ser humano sobre la Tierra es una de las etapas de la historia del universo. El reconocimiento de la Tierra como patria es uno de los imperativos de la transdisciplinariedad. Todo ser humano tiene derecho a una nacionalidad, pero, a título de habitante de la Tierra, él es al mismo tiempo un ser transnacional. El reconocimiento por el derecho internacional de la doble pertenencia –a una nación y a la Tierra– constituye uno de los objetivos de la investigación transdisciplinaria.” El drama creciente de los exiliados políticos, de los migrantes por motivos económicos —trabajo y salario dignos—, por hambre, por los múltiples conflictos bélicos, por la inseguridad cotidiana, por huir de la violencia —familiar, por los fundamentalismos religiosos, por la discriminación racial o de género—, por tener acceso a una educación emancipadora, no colonializada; o simplemente por buscar un mejor nivel y calidad de vida para los últimos años de la vida, es cada vez mayor y pone en entredicho los múltiples discursos con las escasas realidades. El embate de la ultraderecha contra los anhelos democráticos, contra los derechos humanos ganados a lo largo de las últimas décadas, no es menor. El discurso maniqueo, incongruente, ignorante, poco humano de quien mejor representa ese polo político, el señor Donald Trump, gana adeptos entre quienes ¿piensan?, que los recursos materiales y humanos del planeta deben quedar resguardados y disfrutados por ellos y nadie más. El conocimiento, el crecimiento económico responsable y equitativo, la diversidad, la tolerancia, la solidaridad y quienes pensamos diferente les estorbamos. Consiguieron su falso enemigo común: los otros. Vamos a un caso cercano, más digno que el vergonzante jugado por el que cobra como presidente de este atribulado país: “La campaña de odio promovida por el candidato estadounidense Donald Trump pone no sólo en riesgo el futuro y la vida de millones de mexicanos que habitan en los Estados Unidos de América, y cuyo único crimen fue huir de la miseria y la falta de oportunidades en busca de una vida segura y digna, sino también el futuro de una relación respetuosa entre nuestros países”. “(…) San Miguel de Allende ha sido, es y seguirá siendo una tierra abierta al mundo, que recibe con el abrazo sincero a millones de personas independientemente de su origen, credo, raza, ideología, orientación y lengua. San Miguel es una tierra orgullosa de su diversidad, pluralidad e inclusión. San Miguel es una muestra de que el respeto al derecho ajeno puede ser una realidad”. Este gesto, simbólico y significativo, aunque ese municipio no tenga manera de evitar que dicho personaje se presente en esas tierras cuando se le antoje, sucedió el 16 de septiembre pasado, “durante la Sesión Número XXVIII Ordinaria, celebrada en el Salón de Cabildos del Palacio Municipal se presentó y aprobó la iniciativa […] de declarar al candidato por la presidencia estadounidense, Donald John Trump como una persona non grata ni bienvenida en el territorio sanmiguelense.” https://www.sanmigueldeallende.gob.mx/?p=2465 Me dicen que, en la capital de ese municipio, que apenas rebasa los 140 mil habitantes, viven 18 mil 400 norteamericanos, al menos 4 mil canadienses y una cantidad similar provenientes de otros países. Me dicen que, a diferencia de los mexicanos, esos norteamericanos, mayoritariamente jubilados, tienen la cultura de la donación, que no se guardan el dinero para ellos solos, sino que participan en fundaciones, promueven bibliotecas y museos, dedican algo de sus ingresos a promover actividades culturales y educativas. Me dicen que, a pesar de venir del país que se presenta como adalid del libre comercio y del libre tránsito financiero, no se les permite sacar el dinero de sus jubilaciones y que tienen que hacer algunas maromas bancarias para hacerlo llegar a su actual lugar de residencia, huyendo de los climas extremosos y del estrés citadino de sus lugares de origen. Me dicen que, en caso de ganar el señor Trump las elecciones de nuestro vecino del norte, el desarrollo de lugares como San Miguel de Allende sería severamente afectado, porque endurecería las condiciones para que esos extranjeros jubilados pudieran seguir viviendo, donando e invirtiendo. Curioso que al llegar la etapa final de su vida, algunos descubran que valores tan antiguos como la hospitalidad, la convivencia, el intercambio cultural son deseables y disfrutables. Que nos vuelven más humanos y nos otorgan esa doble nacionalidad, al planeta y al terruño que nos vio nacer.

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