jueves, 17 de noviembre de 2011

TRAGEDIA GRIEGA


Grecia es considerada la cuna de la civilización occidental, sus filósofos siguen siendo citados como fuente de sabiduría, no sólo por lo que pensaban sino por los métodos que empleaban. Eso de apropiarse de la realidad, de reflexionar sobre ella, de analizarla y transformarla no es ningún chiste. También se les considera los inventores del teatro comenzando por la Tragedia. Entre sus otros muchos “inventos”, además de la democracia, ese intento perpetuo de hacer que el ciudadano se interese por su gobierno y participe en el mismo, está el alfabeto, esa capacidad de nombrarlo todo con apenas veintitantos símbolos escritos y sus correspondientes sonidos.

La Tragedia, todos lo sabemos, siempre termina mal, el destino se alza ante los personajes y termina por vencerlos; a los pobres mortales, aunque se consideren los protagonistas del drama, sólo les quedan dos caminos, el primero, resignarse y dejarse vencer sabiendo la inutilidad de sus afanes, o resisitirse, tratar de cambiar ese mal fario con el que nacieron, burlar esa fuerza obscura por inexorable y atentatoria de la libertad.

A los griegos y a toda la civilización occidental los acecha el destino disfrazado de esa minoría representada por los organismos financieros internacionales, en esos banqueros insaciables y sus gobiernos comparsas. Muchos se preguntan cómo una economía que apenas es el 0.5 por ciento del PIB mundial tenga en jaque al modelo económico globalizado y neoliberal. Pero es que no es únicamente Grecia, es también España, Portugal, Italia y casi el país que se quiera, hasta los mismos Estados Unidos. Es la crisis de una forma de explotación económica y del gobierno real de esas instituciones financieras que no tienen llenadera. Siempre se habla de irresponsabilidad gubernamental, que los ciudadanos de los diferentes países están pagando el derroche y robo de una clase política cómplice de intereses externos, no dejan de tener algo de razón, pero no toda, apenas en la semana que terminó, el analista del diario La Jornada José Blanco daba a conocer algunas cifras del Global McKinsey Institute, aunque a veces dé flojera leer cifras estas valen la pena: “Reino Unido: deuda total respecto de su PIB (la llamaré DT): 497 por ciento; la parte de deuda correspondiente a su gobierno (DG) es 77 por ciento. Las deudas del resto de los países, son como sigue: Japón, DT 492 por ciento, DG 213 por ciento; España, DT 366, DG 66; Francia, DT 341, DG 88; Italia, DT 313, DG, 110; Corea del Sur, DT 306, DG, 30; Estados Unidos, DT 289; DG 80; Alemania, DT 284, DG 86; Canadá, DT 274, DG 68.” Como se puede ver, la deuda pública de los últimos tres países apenas es un tercio del total, el resto es deuda privada, para que se vea con claridad quiénes son los irresponsables. Otros analistas nos recuerdan que Grecia no tenía este tipo de problemas financieros hasta que incrementó su deuda para organizar las Olimpiadas, apostó todo al turismo dado que no tiene petróleo, su agricultura es muy limitada y su dominio de las grandes navieras ha decrecido. Recordar también que el impuesto para financiar nuestras Olimpiadas ―México 68―, la tenencia por uso y tenencia de vehículos automotores apenas está por desaparecer ¡43 años después! Y ya queremos embarcarnos en otras.

El español Juan Luis Cebrián ―El País 02/11/2011― basándose en Adam Smith resume bien el conflicto: “Desde su fundación, el capitalismo ha necesitado de reglas que limiten y controlen el funcionamiento de los mercados, y es responsabilidad de los políticos y gobernantes establecer dichas reglas y hacerlas cumplir. Por eso tienen razón quienes señalan que la actual crisis económica es en realidad una crisis política, caracterizada por la ausencia de liderazgo, y también -y sobre todo- una crisis moral, en la que la pérdida de valores no puede de ninguna manera sustituirse por promesas electorales. Pero, además, tiene una dimensión global prácticamente sin precedentes, por la extensión y rapidez con la que se ha producido”.

El “plan de rescate” tan oportunamente comandado por los gobiernos derechistas de Francia y Alemania, buscan darle oxígeno extra a un modelo económico a punto de tronar porque no responde a las necesidades sociales de los comprometidos a pagarlo, los ciudadanos comunes y corrientes, los que ven afectada su calidad de vida porque no hay empleos, cuando los encuentran están mal pagados, porque no se asegura la salud, la educación, la vivienda y demás. Por eso ha caído tan mal la propuesta griega de poner a referéndum ese pretendido rescate más sus graves consecuencias, la democracia de los indignados, de los zombies, de los ocupados, de los desesperados es el veneno contra los abusos de los mismos de siempre. Elegir la libertad contra el destino. A ver si aprendemos.

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