viernes, 24 de febrero de 2012

CUESTE LO QUE CUESTE


“Estamos asustados por la fragilidad y la vacilación de nuestra situación social, vivimos en la incertidumbre y en la desconfianza en nuestros políticos e instituciones. Estudiar una carrera ya no se corresponde con adquirir unas habilidades que serán apreciadas por la sociedad, no es un esfuerzo que se traduzca en frutos. Toda esta precariedad se expresa en problemas de identidad, como quién soy yo, qué pasará con mi futuro.” Zygmunt Bauman entrevistado por Ima Sanchís, publicado en Revista Ñ.

Nadie se salva. Es el mundo de todos contra todos. Las ganancias excesivas sólo se pueden lograr exprimiendo a los demás, abusando de ellos, explotándolos al límite, todo en nombre de la eficiencia y la productividad.

Ejemplos hay muchos, nos hemos convertido en un laboratorio en vivo de la aplicación de políticas económicas devastadoras, del medio ambiente, de lo que hemos logrado como humanidad. El progreso como muestra de que los retrocesos pueden disfrazarse de avances, hasta que sea demasiado tarde y no haya vuelta atrás. Allí están países completos fracasando, Grecia y España están de moda, pero antes fueron otros y mañana será cualquiera. Cuando dudamos de la certeza de nuestro futuro, de la pertinencia de nuestros esfuerzos, lo poco que queda se derrumba.

En un espléndido artículo publicado en el New York Times el 25 de enero de este año, los reporteros David Barboza, Peter Lattman y Catherine Rampell, desnudan las nuevas formas de producción en este ambiente donde la globalización está al servicio de los grandes corporativos y en contra de la gente común, comienzan preguntándose si la innovación tecnológica de las grandes empresas de su país benefician al mismo e investigan, como muestra, a Apple y la producción masiva del iPhone: "Las empresas sentían antes la obligación de apoyar a los trabajadores estadounidenses, incluso cuando no era esa la mejor opción en términos económicos", señaló Betsey Stevenson, que se desempeñó como economista jefa del Departamento de Trabajo de EE.UU. hasta septiembre. "Eso ha desaparecido. Las ganancias y la eficiencia se han impuesto a la generosidad." La historia es simple y a la vez aterradora, el genio de Apple Steve Jobs buscó la manera de sustituir las pantallas de plástico de ese artefacto electrónico por las de vidrio, ese cambio aparentemente mínimo llevó a sus ejecutivos a visitar China en búsqueda de opciones a pesar de tener un contrato casi listo con una empresa norteamericana ―Corning. Inc―; una de las características del iPhone es que su margen de ganancia es muy alto, abaratar su fabricación no debería ser prioridad en un sistema mínimamente solidario. Como no es el caso, los ingenieros de la empresa de la manzana encontraron que los chinos habían decidido subsidiar la fabricación de ese tipo de vidrio y que tenían todo preparado: “El gobierno chino había aceptado subsidiar los costos de numerosas industrias, y esos subsidios comprendían a la fábrica de corte de vidrio. La compañía tenía un depósito lleno de muestras de vidrio que ponía a disposición de Apple de forma gratuita. Los propietarios proporcionaron ingenieros prácticamente sin costo. Habían hecho construir dormitorios en el predio, de modo tal que los empleados estarían disponibles las 24 horas del día. La planta china obtuvo el contrato.”

Curioso que en un sistema de supuesto libre mercado se acepte que un país del tamaño de China subsidie áreas de su producción, en teoría eso va en contra del modelito, pero el capital no tiene ética, ni moral, ni buenas costumbres, es más, le estorban para ser exitoso. Ojalá que todo quedara en infraestructura material, pero subsidiar mano de obra significa atentar contra la sobrevivencia de miles y millones de seres humanos: “A 8 horas en auto de la fábrica de vidrio hay un complejo, que se conoce con el nombre informal de Foxconn city, donde se monta el iPhone. Las instalaciones cuentan con 230.000 empleados, muchos de los cuales trabajan seis días por semana y suelen pasar hasta 12 horas diarias en la planta. Más de la cuarta parte de la fuerza de trabajo de Foxconn vive en dormitorios de la compañía, y muchos trabajadores ganan menos de 17 dólares por día […] Foxconn tiene decenas de instalaciones en Asia y Europa oriental, además de en México y Brasil.”

Aquí entra otra parte de lo que dice Bauman en la cita introductoria, estudiar una carrera ya “no es un esfuerzo que se traduzca en frutos”, hasta tener una ingeniería es entrar en el mundo de la precariedad: “Los ejecutivos de Apple habían estimado que necesitarían unos 8.700 ingenieros industriales para el proyecto del iPhone.
Analistas de la empresa habían pronosticado que llevaría 9 meses encontrar tantos ingenieros en los EE.UU. En China, sólo hicieron falta 15 días.” Es decir, esos empleos seguros para la clase media también están desapareciendo, los despidos aparecen como inevitables y la contratación de profesionales con sueldos mucho más bajos es la regla. Mientras encontramos una alternativa hay que saber que: “Hemos trasplantado unos patrones de comportamiento creados para servir a las relaciones entre cliente y producto, a otros órdenes del mundo. Tratamos al mundo como si fuera un contenedor lleno de juguetes con los que jugar a voluntad. Cuando nos aburrimos de ellos, los tiramos y sustituimos por algo nuevo, y así ocurre con los juguetes inanimados y con los animados” ―Bauman―.

No hay comentarios:

Publicar un comentario