sábado, 9 de julio de 2011

¡Indígnate!

“El motivo principal de la Resistencia era la indignación. Nosotros, veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a vivir y transmitir la herencia de la Resistencia y de sus ideales. Nosotros les decimos: tomad el relevo, ¡indignaos!” Stéphane Hessel, diplomático y activista de los derechos humanos, sobreviviente del campo de exterminio de Buchenwald, combatiente de la Resistencia francesa en la segunda guerra mundial, autor de un texto de 12 páginas titulado Indignez-vouz! Publicado apenas el año pasado y adoptado por el movimiento de los indignados que ha tomado las plazas de varios países europeos.

Según el diccionario de la Real Academia la indignación significa: “Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”. Es la capacidad de reaccionar ante lo que consideramos injustificable, lo que nos hace daño en lo personal y colectivo, es lo contrario del conformismo, de la indiferencia, del dejar hacer. Ese es el moderno fantasma que recorre Europa y que comienza a aparecer en otras latitudes del mundo. Lo resume Mariano Canal de El Clarín argentino: “Y es indignación, justamente, la palabra que más se repite hoy en España y otros países de Europa. Indignación por un gobierno socialista que emprende con entusiasmo el desmantelamiento de las instituciones de protección social, indignación por un sistema de partidos enfrascado en disputas autistas, indignación por una crisis económica cuyos costos son pagados por los desdichados de siempre, indignación por el final abrupto del sueño del consumo y el despertar subsiguiente: el de un país hipotecado al que se le exigen nuevos sacrificios”. Es el neoliberalismo haciendo estragos por todo el mundo, mostrando los efectos en el largo plazo de la política económica impuesta en Gran Bretaña por Margaret Thatcher y en Estados Unidos y el resto del mundo por Ronald Reagan.

Es lo mismo que pasa en México con el desmantelamiento criminal de las instituciones de asistencia social como el IMSS y el ISSSTE, con el embate contra el sindicalismo, contra el sistema de pensiones basado en la solidaridad, con la privatización y rescates supermillonarios de porciones más que significativas de una iniciativa privada que reniega del estatismo mientras recibe carretadas de dinero público, es el individualismo a ultranza, la desigualdad que produce pobreza, la mala calidad de la educación pública que condena a generaciones de niños y jóvenes a ser eternamente subordinados por ignorantes, es el paraíso de corruptos y cínicos como Elba Esther Gordillo y sus secuaces, es el país que se despedaza día a día frente a nuestras narices víctima de lluvias o sequías, de impunidades y sinvergüenzadas. La tremenda diferencia es que aquí ha sido la derecha política la encargada del saqueo porque la izquierda partidista es incapaz hasta de eso, apenas llega a la complicidad por omisión. Otra diferencia, allá se indignan, aquí seguimos dejando que nos gobiernen los mismos de siempre, los dejamos que nos compren nuestro voto y la dignidad, que presuman de sus porquerías en los medios de comunicación y se burlen de nuestra indiferencia. Por cierto, eso de pensar que el PRI ganó el proceso electoral en los tres estados donde estuvo en juego la gubernatura es un espejismo, más bien no perdió lo que ya tenía, la mala noticia es esa junto a que el resto de las fuerzas políticas no cambian su discurso ni dinámica, siguen reforzando lo que está mal, porque les conviene.

Allá, en Europa, se indignan y toman las plazas, acá apenas tocamos un extremo del problema porque la situación es más crítica; allá repudian las políticas sociales y económicas, acá peleamos por la simple sobrevivencia en un país crecientemente militarizado y victimizado por la violencia proveniente de todos lados.

La ira y el enojo para evitar la indiferencia. Acá el camino parece ser otro, hay que evitar la violencia pero movilizándose, dejarse guiar por la poesía en la que creen personajes aparentemente disímbolos como Dante (otro europeo) y Javier Sicilia (un mexicano), utilizar la imaginación como respuesta a la indignación, apelar a la humanidad como un proceso que nos vuelve cada vez mejores seres humanos. La magia todavía existe, pero hay que saberla hacer, no ser sólo espectadores, hay que participar para lograr los cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario