lunes, 14 de diciembre de 2009

Copenhague y el cambio climático

Un fin de semana movidito. El sábado fue 12 de diciembre, fecha importante para muchos mexicanos, de movilizaciones rumbo a la Basílica situada en el centro geográfico y sede de los poderes de este país. Cientos de miles de personas depositando sus esperanzas, sus ilusiones, sus peticiones y agradecimientos en su fe, porque parece que ya no hay de donde agarrarse. Un sincretismo religioso de muchos años que mueve conciencias y esas que mueven voluntades.
El domingo también hubo movilizaciones en donde casi nunca se ven, en ese viejo continente que ahora fue sede de la reunión convocada por las Naciones Unidas para analizar y tomar acuerdos sobre el acelerado cambio climático, ese que amenaza con cambiar radicalmente nuestra forma de vida y pone en peligro la sobrevivencia de la especie humana en el único planeta en que hemos podido evolucionar. La suerte de todos está en riesgo.
Seguramente por eso se originó la marcha de más de 100 mil manifestantes en la capital danesa, Copenhague vio en sus calles algo que es frecuente en otros lugares pero no allí. La globalización ha producido organizaciones no gubernamentales que traspasan fronteras y favorece la organización en temas específicos como este, el Cambio Climático.
Las crónicas de lo sucedido fuera de los foros de discusión gubernamentales son expresivas. Por ejemplo, el corresponsal del diario La Jornada Mateo Dean escribe: “Al mediodía de este sábado, (…) la Plaza Bertel, frente al parlamento danés, comenzó a llenarse de miles de colores de la decenas de organizaciones. Las de signo ecologista fueron las más visibles en un primer momento, por su mayor capacidad organizativa. Sin embargo, al cabo de una hora era casi imposible distinguir quién era quién: una enorme mancha coloreada, un arco iris de banderas, mantas y carteles que poco a poco se transformó en un reclamo de miles de voces, decenas de idiomas distintos, hacia los llamados poderosos del mundo, no sólo para que tomen decisiones sabias y en favor del planeta, sino para que cambien el rumbo de la economía con el fin de encontrar un sistema que no destruya al planeta y la vida que existe en él.”
Esto último hay que resaltarlo, hay conciencia de que el actual sistema económico tiene una poderosa influencia sobre la destrucción del planeta tal y como lo conocemos, que esas ansías de lucrar con todo y a pesar de todos, nos puede llevar a desaparecer definitivamente como especie, ya sabemos que las acciones que se tomen hoy, si es que se toman, no podrán impedir que desaparezcan especies completas de animales y plantas, que cada vez será más riesgoso vivir en la Tierra por los fenómenos climáticos que incrementan su furia y destrucción. Ni siquiera en las cuevas, donde se refugiaron nuestros antepasados, serán seguros para defenderse de los fenómenos naturales que están dejando de serlo por la intervención humana mal planeada y que sólo busca el beneficio de unos poquitos a costa de la vida de muchos otros.
Las organizaciones ecologistas no se quedaron en lo superficial, cuestionaron asuntos de fondo como la falta de legitimidad y representación de los gobernantes que deben tomar decisiones que nos van a impactar a todos, por eso “la marcha del 12 (de diciembre fue) también para denunciar la falta de legitimidad de los gobiernos que buscan soluciones falsas, acuerdos basados en los mecanismos de mercado.”
Hay conciencia de que hablar de ecología involucra todo, los organizadores de esa marcha advierten de que “hay un cambio de paradigma que obliga a los ecologistas clásicos a hablar también de economía… La ecología social está consciente de que sólo se salvará al planeta si hay justicia social, y sólo habrá justicia social si hay justicia ecológica.” Otra periodista, Mariana Norandi da cuenta de (que) Grupos ambientalistas y ciudadanas de México se sumaron al Día de Acción Global contra el cambio climático para exigir a los gobiernos participantes en la cumbre de Copenhague la firma de un acuerdo justo y ambicioso de protección al clima. Ciudadanos de más de 140 países realizaron unos 3 mil actos para demandar a los gobernantes que pasen del discurso a la acción y que tomen medidas firmes para detener el fenómeno.”
Con todo y las movilizaciones, los cambios sufridos recientemente en todo el mundo por ese desarrollo basado en la quema intensiva de combustibles fósiles para producir bienes que están fuera del alcance de la mayoría de los terrícolas, pero que están matando los recursos naturales que debieran ser de todos, los poderosos no han producido acuerdo alguno que sea digno de mencionarse, pero a la reunión le faltan todavía algunos días para concluir, todos podemos todavía participar y presionar.

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