martes, 5 de diciembre de 2023

 


LOS FUSIBLES

Joaquín Córdova Rivas

Quien sabe qué tenga en la cabeza, pero no hay ánimo de corregir, de hacer cambios radicales en una manera desastrosa de gobernar.

Las pocas pistas disponibles es que siente que ya terminó de pagar facturas electorales. A los grupos constructores que financiaron su campaña les ha asignado obras y obras sin otro criterio que el gasto millonario e inútil, no hay ganas de innovar en la red carretera o vial urbana, no hay transporte público concesionado eficiente (obvio, para que sea negocio un servicio público concesionado a la iniciativa privada debe ser ineficiente, insuficiente y malo) ni alternativo, del tamaño que exige una metrópoli empantanada en el crecimiento desmedido y desordenado: ni un tren ligero, ni un asomo de línea de transporte eléctrico subterráneo, de superficie o sobre la misma; o aprovechar la difícil geografía para un cablebús; o los pocos lugares más o menos planos para reforzar la red de ciclopistas urbanas (no turisteras, de esas que no llegan a ningún lado) que pasen por escuelas, mercados, centros de trabajo; se trata de gastar y embolsarse lo que se pueda y hasta más.

Cree que en dos años ya pagó la factura política con ese grupo de ultraderecha que le prestó su base ideológica hueca y algunos de sus cartuchos quemados, ya se quiere deshacer de ellos y ellas, mandarlos el exilio senatorial o, en el mejor de los casos, usarlos como fusibles para enjaretarles las corrupciones y desfiguros propios, por eso y sin dejar lugar a dudas, los exhibe públicamente renunciando a botines políticos próximos y anclándolos a los que ahora tienen para culparlos de lo que se pueda.

Cada vez es más claro que se responde al interés personal, primero; y después al del cártel inmobiliario prianista queretano, ese al que no le importa el colapso vial mientras sigan vendiendo casas mal hechas pero muy caras, o autorizándose fraccionamientos populares con viviendas minúsculas en zonas donde ya escasea el agua potable, la energía eléctrica, sin importar si se saturan las vialidades ya caducas o los sistemas de alcantarillado, el chiste es hacer negocio mientras se pueda. Y ahora hasta quieren privatizar el agua y la energía eléctrica, bueno, ya comenzaron, aunque los resultados han sido malos, pero eso solo los hará persistir, total las consecuencias inmediatas no las pagan, todavía, ellos.

Y allí está el proyecto cancelado del tren rápido de pasajeros por la descarada corrupción que se alcanzó a descubrir, porque hubo otras corrupciones que no se han ventilado, como la compra abusiva de terrenos y la autorización correspondiente para construir fraccionamientos, hoteles y edificios de departamentos de muchos pisos, centros comerciales, en lo que sería la terminal ferroviaria de pasajeros. Pero lo tienen todo preparado, sin importar que la infraestructura citadina no está preparada para soportar sus sinvergüenzadas (el incremento del tráfico, no hay vialidades suficientes ni infraestructura hidráulica para darles agua o drenaje, a menos que hagan lo de siempre, quitársela a quien ya la tiene para acaparar lo poco que haya).

La desgracia ciudadana es que al sexenio local le quedan más de tres años, por eso la insistencia de convocar a la consulta de revocación de mandato en un intento de frenar esos intereses sectarios, corruptos, que crecen provocando desigualdades, que despojan de territorios, recursos naturales; que depredan el ambiente y se apropian de lo que debería ser propiedad social para privatizarlo todo sin importar las consecuencias.

Hay que tener memoria y que las consecuencias las paguen los que provocan los problemas, tantas horas perdidas en el tráfico, tantos accidentes, tanto desgaste por llegadas tarde al trabajo, a la escuela, a las consultas y urgencias médicas. Tanto maltrato y ninguneo. Tanta imposición hasta para pagar placas vehiculares que se despintan (todas, aunque a diferente ritmo). Y todo para privilegiar a los mismos de siempre, porque a las comunidades y poblados de donde se trae el agua o por donde pasan los acueductos no les toca nada, si acaso son “beneficiados” por escasas obras públicas a costos injustificados, o apenas servir para la foto que justifica programas que existen en la realidad solo ese día y en la eternidad de la prensa comprada (o vendida, como quieran llamarle). Exagero, sí les toca algo, la represión policiaca si protestan, si expresan sus demandas; se les vuelve invisibles o se les sataniza, como si evidenciar lo que muchos saben y padecen fuera peor que los pecados de estos gobernantes corruptos e ineficientes.

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