sábado, 17 de agosto de 2019

EQUIDAD EN LA EDUCACIÓN

Joaquín Córdova Rivas Somos uno de los países más desiguales del mundo, la brecha entre ricos y pobres es cada vez más ancha, hay un diseño institucional que favorece que la riqueza que producimos entre todos se concentre en unas cuantas familias a costa de los demás. La movilidad social basada en el conocimiento y el esfuerzo es prácticamente inexistente desde hace, por lo menos, dos décadas, lo que significa que la riqueza y la pobreza se heredan independientemente de las políticas sociales y económicas que debieran producir el efecto contrario. En ese desventajoso contexto que produce como efectos, entre otros, un imparable abandono escolar, desinterés de profesores y estudiantes por innovar la práctica educativa, creciente desintegración familiar donde los hijos son simple moneda de cambio entre los integrantes de la pareja, embarazo infantil y juvenil, incremento en el consumo de drogas, mayor violencia, desesperanza en un futuro mejor o al menos con la misma calidad de vida —con más de la mitad de la población en situación de pobreza tampoco es algo motivador— que los padres, hay la urgente necesidad de hacer cambios radicales en las instituciones que favorecen el cierre de esas brechas socioeconómicas, comenzando por la educación pública. Lo mínimo que se puede ofrecer es un piso lo más parejo posible. Sabemos que hay escuelas para ricos y escuelas para pobres. Las primeras están mejor equipadas material y tecnológicamente, a fin de cuentas, son un negocio y se tienen que vender. Las segundas apenas cuentan —y a veces ni eso— con lo más indispensable. Pero la inteligencia está repartida democráticamente, la curiosidad, la capacidad de asombro, las ganas de aprender y progresar no distinguen origen social o ingreso económico familiar. Entonces hay que garantizar, a todos, el mismo acceso al conocimiento y un ambiente que facilite el desarrollo de aptitudes y competencias, para que las brechas socioeconómicas no se conviertan en un destino ineludible. Ya perdimos mucho tiempo en imponer una reforma educativa planeada desde el escritorio, vertical y autoritaria, que buscaba culpabilizar a los maestros dejando fuera de la jugada el papel de los directivos —frecuentemente improvisados pero influyentes para ser nombrados y ganar altos sueldos injustificados—, de los medios de comunicación y de una casta política depredadora y profundamente corrupta. Y aunque los cambios tardarán en verse y asentarse, hay que hacerlos de la mejor manera posible y con la participación de todos los interesados. Veamos el caso de la educación media superior. «La propuesta educativa de la actual administración 2018-2024 considera de manera prioritaria que se deben reconocer las necesidades y condiciones reales de los estudiantes y, con base en ello, se definirá el perfil del ciudadano que se quiere formar y las rutas que deberán implementarse desde el sistema educativo, que favorezcan la formación integral y la reducción de las desigualdades sociales que permita consolidar la calidad y equidad en la educación. Que los estudiantes tengan los elementos necesarios para continuar con su formación superior, o bien, incorporarse a la vida laboral. Esto será la base de un replanteamiento curricular que surgirá del consenso de los actores educativos.» El conocimiento no es transferible en el sentido de que no basta que uno aprenda para que los demás —sin esfuerzo y participación alguna— sepan lo mismo y al mismo tiempo. La primera tarea es caracterizar y tomar en cuenta a quienes deben aprender en un sistema escolarizado. «Se considera a los estudiantes, en su mayoría jóvenes entre 15 y 18 años de edad, como los actores centrales de este nivel educativo. Es necesario fortalecer el significado del aprendizaje y la calidad de la enseñanza para motivar el interés de los estudiantes, a través de recursos didácticos adecuados y la incorporación de una oferta, una formación pertinente, que se relacione cada vez más con su vida diaria y con las expectativas de su futuro. Para que exista una educación de calidad se deben contemplar al menos las siguientes condiciones: pertinencia, que significa un currículum adecuado a las circunstancias de los estudiantes y, relevancia, que sea acorde con las necesidades de la sociedad y del alumno como parte de ella. Además, lograr que los jóvenes accedan a la escuela, permanezcan en ella hasta el final del trayecto obligatorio y egresen con los aprendizajes establecidos en los planes de estudio, esto es, que los aprendizajes sean perdurables, que aprendan a aprender y que se traduzcan en comportamientos sustentados en valores individuales y sociales.» No hay mayor injusticia que tratar igual a desiguales. Cualquier sistema educativo debe contemplar las diferencias y establecer los mecanismos compensatorios necesarios para que todos los estudiantes se sientan seguros, confiados, acompañados y dediquen su principal esfuerzo a aprender. No vivimos segregados o divididos por categorías, en todo núcleo social conviven personas con alguna discapacidad con temporalmente capacitados, habilidosos en matemáticas y otros en lenguaje o en algún deporte o manifestación artística, flacos y no tanto, altos y bajos, rubios y morenos, bueno, hay de todo, por eso queremos una educación que incluya todas las diferencias. «Para ello es necesario contar con recursos humanos calificados y materiales suficientes que se aprovechen de manera racional, que se tome en cuenta las brechas de desigualdad que hay entre los estudiantes, y que se ofrezcan apoyos especiales a quienes lo requieran, para que los objetivos educativos sean alcanzados por el mayor número posible de los estudiantes.» Pero los esfuerzos educativos de poco sirven si los estudiantes sienten que la escuela los abandona, que no cubre con sus necesidades de conocimiento, de posibilidad a futuro, si no le ayuda a identificar sus emociones y a controlarlas, si no recibe un apoyo solidario de la comunidad escolar. «Un problema urgente por resolver es el abandono escolar, visto de otro modo, es la exclusión de muchos jóvenes de la oportunidad de estudiar. En este sentido, se buscará disminuir y superar todo tipo de exclusión educativa, así como identificar las razones y procesos de la deserción escolar. Se propone revisar las condiciones que existen en la comunidad estudiantil de este nivel educativo: edad, desarrollo socio-afectivo, logro escolar, hábitos de estudio, situación económica de la familia, estado de salud, acceso a la infraestructura educativa física o virtual, por mencionar sólo algunas; también se propone revisar el funcionamiento de los programas que se han implementado, con el objetivo de disminuir el abandono escolar y que no han logrado los resultados esperados.» http://sems.gob.mx/work/models/sems/Resource/13005/1/images/L%C3%83%C2%ADneas%20de%20pol%C3%83%C2%ADtica%20p%C3%83%C2%BAblica_Diseno.pdf Disque son vacaciones o receso escolar y en estas estamos.

1 comentario:

  1. Que buena nota profesor y muy buena fotografía.
    (A casi un año de esa fotografía)
    Saludos.

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