jueves, 2 de noviembre de 2017

NUESTRA UNIVERSIDAD PÚBLICA

Joaquín Córdova Rivas Antes de que se acabe la semana habrá definición en quién recaerá la rectoría de nuestra universidad pública, esa que es casi la única esperanza para acceder a estudios superiores para muchos queretanos cuya situación económica no es, precisamente, boyante. Pero, además, por ser pública, por tener como fuente principal de ingresos nuestros impuestos, se puede dar el lujo de responder a intereses más generales, a tener mayor margen para cuestionar las ideas y suposiciones que sustentan un sistema político y económico cada vez más depredador e injusto. A proponer soluciones que están fuera del horizonte de instituciones educativas cuya tarea principal es el lucro. Tomando como referencia los documentos uniformemente titulados: Proceso Electoral Rectoría 2018 – 2021, va una opinión a vuela pluma, muy apretada y personal. Afortunadamente, la aparición pública de este texto será después de la elección, dado que no hay intención de influir en lo más mínimo en el mismo. Siendo una institución académica, cargamos la atención hacia ese lado, además de que parece haber cierta coincidencia en el ajuste a estructura administrativa, asunto que no es menor puesto que sería la encargada de lograr que lo deseable sea posible. En ese tenor, nos ocupamos en buscar aquellos puntos que insinuaran una búsqueda o apertura a posiciones consideradas actualmente de vanguardia. Ni modo, nuestro cientificismo racionalista está en crisis, el humanismo resultó contraproducente pues al considerarnos los amos de la creación, hemos devastado el planeta a grado irreversible, poniendo en riesgo de corto plazo la sobrevivencia de nuestra especie y de todas las demás que no vacilamos en extinguir. Primera pista, la Dra. Blanca Gutiérrez Grageda anuncia una fusión de fondos cuya denominación parece indicar que se toman en cuenta esas Epistemologías del Sur que están resurgiendo como alternativa al neoliberalismo depredador actual: «Solicitaremos a Consejo Universitario la fusión de los fondos existentes (Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría, FOPER; Fondo de Vinculación, FOVIN; Fondo de Fomento a la Investigación, FOFI) en uno solo, que busque incentivar el desarrollo de proyectos que impacten directamente en la formación de los estudiantes y en la capacidad docente. El fondo se denominará Semillas para el Bien Vivir, y estará orientado a promover la colaboración entre docentes y estudiantes en trabajos multidisciplinarios, donde dialoguen e interactúen las diversas tradiciones disciplinarias. Se trata de sentar las bases desde la ciencia, la cultura y la tecnología, para la construcción de nuevos paradigmas que nos posibiliten incidir en la mejora de vida de los sectores de la población afectados por problemáticas complejas.» Multidisciplina y nuevos paradigmas, sacudirse las inercias, buscar soluciones diferentes a problemas complejos y novedosos, habría que saber hasta dónde llega el atrevimiento. Otra pista que apunta a que se está al tanto de formas diferentes de hacer ciencia: «Se impulsará una colaboración cercana con el Centro de Estudios de la Complejidad de la UNAM, institución de vanguardia en nuestro país, para detonar proyectos de colaboración que promuevan el diálogo interinstitucional e interdisciplinario.» Hay información que debiera ser pública, la educación formal no puede seguir desvinculada de un entorno complicado, hay que salir de las cavernas de los laboratorios y cubículos, la realidad está afuera y hay que incidir en ella, cambiarla para bien de la mayoría o de las muchas minorías: «De igual manera, se promoverá la divulgación y difusión de los saberes y quehaceres universitarios como dos tareas importantes de la Universidad. [...] Daremos un importante impulso al fomento del pensamiento crítico-propositivo y a la lectura. Se creará el programa Libros e Ideas Libres, que buscará fomentar entre los universitarios la reflexión sobre las problemáticas y preocupaciones en torno al mundo contemporáneo, detonar procesos creativos, así como facilitar el acceso e intercambio de libros, ideas y todo aquello que contribuya a fortalecer el pensamiento crítico y la lectura.» Eso es importante, la lectura no es solo descifrar signos y sonidos, es recrear el mundo, construir nuevos significados, apropiarnos de la realidad de formas diferentes. Si acaso la crítica principal es que toda la propuesta viene con el freno de mano puesto, esa fetichización del consenso a toda costa no funciona, la racionalidad no se puede imponer porque le falta el otro componente, el afectivo-emotivo, somos seres sentipensantes como dice Eduardo Galeano que le dijeron ciertos pescadores colombianos. Y toda la propuesta está condicionada a un consenso imposible. Por su parte, la Dra. Teresa García Gasca se percibe como más cercana a las propuestas de la Reforma Educativa en curso en la educación básica, con sus novedades, hasta la forma de plantear las cosas se siente “tecnocrática”: «Además de la formación disciplinar, es necesario asegurar la formación integral que permita la adquisición de habilidades, competencias y valores. La enseñanza de una segunda lengua es fundamental para aumentar la competitividad en un mundo globalizado. Nuestras lenguas nativas también deben ser consideradas como criterio en la enseñanza de una segunda lengua. [...] La UAQ como Universidad Responsable y Comprometida con la Sociedad, debe contribuir a solucionar los problemas que afectan a los diferentes sectores a través de acciones de vinculación social, tecnológica, científica y cultural. Debe privilegiar la formación integral de los estudiantes, la autosuficiencia de las comunidades, el desarrollo de tecnología, la divulgación del conocimiento y la producción y la preservación de la cultura. [...] Como todo proceso, el modelo administrativo debe ser sujeto de evaluación para conocer su eficiencia y capacidad resolutiva. Es por ello que cada uno de los componentes debe pasar un proceso de evaluación, certificación y por los respectivos indicadores de calidad, tales como los sistemas ISO.» De lo más rescatable, aunque es más político que académico: «Realizar la gestión para lograr el del 3% del presupuesto estatal para Universidad.» Si mal no recuerdo, por allí hay alguna mención a la transdisciplina, pero como simple enunciado y no como recuperación del Manifiesto de Arrábida. El Dr. Arturo Castañeda Olalde va a la segura, recupera algunos de los planteamientos de documentos de la UNESCO, pero curiosamente se olvida de otros, como de la fuerte corriente de la Multidisciplina y el Pensamiento Complejo, su diagnóstico está bien, aunque ya resulta obvio: «Se pueden apuntar como rasgos de nuestro tiempo: la globalización neoliberal y su impacto en el mercado mundial, tanto como la búsqueda incesante de los pueblos por establecer gobiernos democráticos. Sin embargo, a la par que se avanza hacia la “sociedad de conocimiento”, se profundiza la desigualdad económica, la marginación social y el deterioro ambiental, hasta niveles que ponen en riesgo la viabilidad de toda la humanidad.» Bueno, se nos olvida que todas las sociedades, en su tiempo, a su modo y velocidad han sido “sociedades del conocimiento”. Después sigue una larga serie de citas de documentos de la UNESCO con los que difícilmente se puede estar en contra, y aun así hay quien los abomina, los que se resisten a los cambios, los que creen que el inmovilismo es lo mejor mientras les convenga, bueno, va una de las citas que parecen más importantes: «Hacer avanzar nuestra comprensión de problemas polifacéticos con dimensiones sociales, económicas, científicas y culturales, así como nuestra capacidad de hacerles frente. La educación superior debería asumir el liderazgo social en materia de creación de conocimientos de alcance mundial para abordar retos mundiales, entre los que figuran la seguridad alimentaria, el cambio climático, la gestión del agua, el diálogo intercultural, las energías renovables y la salud pública” (UNESCO, 2009: 2).» Aunque luego se clava en el eficientismo, porque lo que hay que procurar es: «la generación de conocimiento socialmente útil», todavía muy en la línea de la separación entre ciencia pura o teórica y ciencia práctica, como si fuera cierta. También se casa con el rollo ese de la educación “de calidad”, sin cuestionar el fondo ideológico del concepto. La virtud del proceso de elección de Rector de nuestra Universidad pública es que permite conocer y contrastar las propuestas, allí está el acento y no en las descalificaciones, hay que cuidarlo, garantizarlo con la suficiencia académica y ética de los contendientes, apoyar siempre frente a los intereses que pretenden domesticarla, volverla el semillero de una casta política ineficiente y corrupta. Ya no estamos para eso.

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