Joaquín Córdova
Artículos sobre temas de interés estatal (Querétaro) y nacional.
martes, 23 de septiembre de 2025
martes, 5 de diciembre de 2023
LOS
FUSIBLES
Joaquín Córdova
Rivas
Quien
sabe qué tenga en la cabeza, pero no hay ánimo de corregir, de hacer cambios
radicales en una manera desastrosa de gobernar.
Las
pocas pistas disponibles es que siente que ya terminó de pagar facturas electorales.
A los grupos constructores que financiaron su campaña les ha asignado obras y
obras sin otro criterio que el gasto millonario e inútil, no hay ganas de
innovar en la red carretera o vial urbana, no hay transporte público concesionado
eficiente (obvio, para que sea negocio un servicio público concesionado a la
iniciativa privada debe ser ineficiente, insuficiente y malo) ni alternativo,
del tamaño que exige una metrópoli empantanada en el crecimiento desmedido y
desordenado: ni un tren ligero, ni un asomo de línea de transporte eléctrico
subterráneo, de superficie o sobre la misma; o aprovechar la difícil geografía
para un cablebús; o los pocos lugares más o menos planos para reforzar la red
de ciclopistas urbanas (no turisteras, de esas que no llegan a ningún lado) que
pasen por escuelas, mercados, centros de trabajo; se trata de gastar y
embolsarse lo que se pueda y hasta más.
Cree
que en dos años ya pagó la factura política con ese grupo de ultraderecha que
le prestó su base ideológica hueca y algunos de sus cartuchos quemados, ya se
quiere deshacer de ellos y ellas, mandarlos el exilio senatorial o, en el mejor
de los casos, usarlos como fusibles para enjaretarles las corrupciones y desfiguros
propios, por eso y sin dejar lugar a dudas, los exhibe públicamente renunciando
a botines políticos próximos y anclándolos a los que ahora tienen para culparlos
de lo que se pueda.
Cada
vez es más claro que se responde al interés personal, primero; y después al del
cártel inmobiliario prianista queretano, ese al que no le importa el colapso
vial mientras sigan vendiendo casas mal hechas pero muy caras, o autorizándose
fraccionamientos populares con viviendas minúsculas en zonas donde ya escasea
el agua potable, la energía eléctrica, sin importar si se saturan las
vialidades ya caducas o los sistemas de alcantarillado, el chiste es hacer
negocio mientras se pueda. Y ahora hasta quieren privatizar el agua y la
energía eléctrica, bueno, ya comenzaron, aunque los resultados han sido malos,
pero eso solo los hará persistir, total las consecuencias inmediatas no las
pagan, todavía, ellos.
Y
allí está el proyecto cancelado del tren rápido de pasajeros por la descarada
corrupción que se alcanzó a descubrir, porque hubo otras corrupciones que no se
han ventilado, como la compra abusiva de terrenos y la autorización correspondiente
para construir fraccionamientos, hoteles y edificios de departamentos de muchos
pisos, centros comerciales, en lo que sería la terminal ferroviaria de
pasajeros. Pero lo tienen todo preparado, sin importar que la infraestructura
citadina no está preparada para soportar sus sinvergüenzadas (el incremento del
tráfico, no hay vialidades suficientes ni infraestructura hidráulica para
darles agua o drenaje, a menos que hagan lo de siempre, quitársela a quien ya
la tiene para acaparar lo poco que haya).
La
desgracia ciudadana es que al sexenio local le quedan más de tres años, por eso
la insistencia de convocar a la consulta de revocación de mandato en un intento
de frenar esos intereses sectarios, corruptos, que crecen provocando
desigualdades, que despojan de territorios, recursos naturales; que depredan el
ambiente y se apropian de lo que debería ser propiedad social para privatizarlo
todo sin importar las consecuencias.
Hay
que tener memoria y que las consecuencias las paguen los que provocan los
problemas, tantas horas perdidas en el tráfico, tantos accidentes, tanto
desgaste por llegadas tarde al trabajo, a la escuela, a las consultas y
urgencias médicas. Tanto maltrato y ninguneo. Tanta imposición hasta para pagar
placas vehiculares que se despintan (todas, aunque a diferente ritmo). Y todo
para privilegiar a los mismos de siempre, porque a las comunidades y poblados
de donde se trae el agua o por donde pasan los acueductos no les toca nada, si
acaso son “beneficiados” por escasas obras públicas a costos injustificados, o apenas
servir para la foto que justifica programas que existen en la realidad solo ese
día y en la eternidad de la prensa comprada (o vendida, como quieran llamarle).
Exagero, sí les toca algo, la represión policiaca si protestan, si expresan sus
demandas; se les vuelve invisibles o se les sataniza, como si evidenciar lo que
muchos saben y padecen fuera peor que los pecados de estos gobernantes
corruptos e ineficientes.
lunes, 15 de noviembre de 2021
domingo, 18 de abril de 2021
ESTÚPIDA OBEDIENCIA
ESTÚPIDA OBEDIENCIA
Joaquín Córdova Rivas
La
pandemia ha dejado salir lo mejor y lo peor de lo que somos. Los medios de
comunicación masiva se han dado vuelo mostrando lo que, a su pobre juicio,
dictado más por la búsqueda de audiencia que por lo ejemplificante del caso,
creen que es lo que debiera ser públicamente imitado o condenado.
Y
vuelven viral la excepción y no la regla, los cantantes de ópera en los
balcones de alguna ciudad italiana como si todo el país estuviera cantando, o
las multitudes chinas o japonesas que están casi condenados a usar el
cubrebocas para no respirar tanta porquería que flota en el ambiente de sus
contaminadas urbes, como si fuera muestra de la disciplina que hay que imitar
para sacarle la vuelta al coronavirus. O los elogios a la aplastante e invasiva
cyber vigilancia que en esos y otros países lleva a saber dónde y en qué
momento está cada ciudadano.
Pero
lo peor es esa aparente conformidad para seguir reglamentos, medidas
aparentemente legales, ocurrencias de gobernantes ignorantes, pero con muchas
ganas de hacerse notar y obedecer. Y allí está el problema: nos acostumbramos a
obedecer sin cuestionar, anulando el sentido común, lo aprendido en milenios de
historia, lo que nos ha dejado la academia y la experiencia ancestral, para
seguir instrucciones aplicadas por aparatos “de seguridad” que no tienen
absolutamente nada que ver con el control, contención o solución de un problema
global como muchos de los que padecemos.
Y
hacemos caso y hasta justificamos los “filtros sanitarios” en las carreteras,
que violan flagrantemente la libertad de tránsito, sin ninguna manera de
demostrar su efectividad más que contando el número de vehículos revisados, o
los que se impidieron seguir en su viaje, como si eso limitara los contagios.
Llegamos a la tontera de dejar pasar a quienes muestran un código de
reservación de un hotel o restaurante, como si los contagios tuvieran relación
directa con la capacidad económica de los viajantes. Aquí valdría la pena
recordar el repudio que provocara esa propuesta hecha por el infumable gobernador
de Guanajuato y el presidente municipal de su capital que se lamentaba del
turismo que “no gasta” y solo abarrota las calles y las ensucia, en su pobre
visión del “turismo” que ellos mismos promueven. Pues bien, ese repudio pronto
se olvidó y ahora se justifica para impedir el libre tránsito por carreteras
estatales o federales basados en una campaña de miedo que paraliza las neuronas
ciudadanas.
¿Cómo
se mide la capacidad de afluencia a una playa, a un bosque, a una plaza
pública, a un centro comercial? A capricho, no hay de otra. ¿A poco aplican un
“coeficiente” para dividir el número de metros cuadrados entre el volumen medio
que ocupa un mexicano obeso, típico producto de la mala alimentación impuesta
por la industria de la chatarra ultraprocesada? ¿O consideran la marea y la
fase lunar en el caso de las playas? ¿Miden también el espacio que ocupa la
mercancía en un supermercado, tienda de conveniencia o changarro cualquiera?
Claro que no, mandan a alguien que “a ojo de buen cubero” dicta el número de
clientes permitidos en cualquier espacio que se le ponga enfrente, con la
sabiduría que le da una credencial plastificada, quizás un chaleco mugroso por
exceso de uso y falta de lavado y la presencia de algún policía malencarado y
harto de seguirle la corriente a esos dictadorcitos que refuerzan la
discrecionalidad y abuso de sus meros jefes. Esos que admiran en secreto,
porque en público es políticamente incorrecto, a los Franco, Pinochet, Videla,
Plutarco Elías Calles o cualquiera que se les parezca sin importar tiempo,
lugar o daño histórico.
No
se les olvida, es que ignoran que cualquier actividad humana implica la
presencia social de otros semejantes, hasta el consumo tiene que ver con
rituales de comunicación, de vanidad, de comparación, de opinión. De tristeza y
estupidez ver librerías vacías que impiden la entrada de dos personas que, con
sus propios gustos, expectativas y carteras, que practican el arte de buscar y
dejarse conquistar por autores, temas o libros que les llamen la atención, con
la absurda regla de no dejar entrar más que una persona por grupo o familia; y
en lugar de orientar sobre su materia se contratan “vigilantes” destinados a
impedir la compra, la recomendación, el compartir expectativas. Las librerías y
espacios culturales convertidos en una ampliación de la absurda lógica
reglamentaria que anula el criterio propio, que convierte a empleados en
responsables privados del seguimiento ciego de medidas que no sirven para nada
ante una pandemia que han logrado que provoque más terror que ganas de indagar,
investigar, cuestionar y superar de manera sana y socialmente responsable.
Esos
grandes espacios comerciales, a veces al aire libre, que se han convertido en
lugares de segregación en donde, con un aparato de sonido permanentemente conectado,
repiten incansablemente las absurdas “disposiciones oficiales”, ante los oídos
torturados de guardianes y público en general, como si la simple repetición
incitara a la estúpida obediencia dictada por legisladores y reglamentadores
que parece que nunca pasaron por el bachillerato o alguna universidad que los
educara sobre lo elemental de los virus y lo complejo de la genética humana.
Pero que quieren justificar su ignorancia y falta de empatía con sus
representados o gobernados imponiendo reglas sin sentido y que solo provocan lo
contrario de lo que dicen evitar.
Ya
se está volviendo costumbre observar solitarios automovilistas con las ventanas
cerradas y el cubrebocas puesto, o ciclistas y corredores al aire libre con el
mismo trapo colgado de las orejas, que se ha convertido en un fetiche más, en
algo que por el simple gesto de llevarlo —aunque sea mal puesto, esté sucio o
muy usado— impide el contagio de algo que puede ser mortal pero que sigue sin
comprenderse. Y nuestros gobernantes abonan esa ignorancia para sembrar miedo,
para justificar arbitrariedades, medidas que atentan contra los más elementales
derechos humanos.
Hay
que cuestionar, informarse de fuentes confiables, recordar lo que aprendimos en
la escuela, consultar a nuestros viejos, hacer uso de la memoria ancestral,
inconformarnos ante el abuso, la mala información y la estupidez.
miércoles, 24 de marzo de 2021
DESENCUENTROS
Joaquín
Córdova Rivas
Alguna
vez escuché de uno de mis maestros, de esos que conoce uno fuera de las aulas,
de esos que tienen amplia experiencia y reflexionan sobre ella, una frase que
bien viene a cuento en este advenimiento de supuestas y reales corrientes
feministas y el discurso de las nuevas masculinidades: “a los mitos hay que
dejarlos en paz”.
El
contexto era radicalmente diferente, pero entiendo que hay ciertas
características de personajes que finalmente pasan a la historia por su
oportuno y temerario desempeño, que hacen prescindibles otras que ahora serían
social y políticamente incorrectas.
Entre
la indiscreción, la impertinencia y el sacrilegio podría pasar el revisionismo
de heroínas y héroes si solo nos fijáramos en su desempeño amoroso, en su
franca transgresión a la moral imperante de entonces y ahora. ¿Qué sería de la
historia oficial de doña Josefa Ortíz si solo nos detenemos en sus afanes amorosos?
¿Se le consideraría protofeminista? En el caso de los masculinos, como el cura
Hidalgo que mostraba poco respeto por la virtud de la castidad ¿Se le
calificaría de acosador sexual, nos quedaríamos en eso?
Si
hay algún personaje actual que resulta mediáticamente poco presentable es Félix
Salgado Macedonio, según los estándares de belleza o guapura queda en el mismo
nivel que el 90 y algo por ciento de mexicanos, vamos, si nos comparamos con el
modelo de los personajes cinematográficos que vemos diario en las series de
paga estamos feos, además su comportamiento público no siempre es ejemplar, su
lenguaje tampoco es adecuado para las buenas maneras. Parece que sí hay
diferencia si el cortejo o el acoso viene de alguien guapo o famosillo: Roemer, calcetín
con rombos ataca de nuevo | SinEmbargo MX
Recuerdo
algo que en su momento me impactó, era 1983 si la memoria no traiciona, y al
interior del Partido Mexicano de los Trabajadores se procesaba una denuncia
contra uno de sus fundadores más respetados, dirigente sindical y
ferrocarrilero de décadas de lucha, encarcelado en Lecumberri por 12 años,
asesor de la que es ahora la cooperativa de refrescos Pascual, secretario
general de ese PMT que se jugaría su registro condicionado en 1985, el
histórico Demetrio Vallejo. La denuncia, sustentada por dos compañeras
integrantes del CEN era por acoso sexual. Y es que el “chaparrito de oro”, como
se le llamaba (Demetrio
Vallejo, el indoblegable (lasillarota.com) tenía fama de
coqueto.
Dicen
los que saben, que el protagonista de la novela de Elena Poniatowska “El tren pasa
primero” Trinidad Pineda, está basado en el rebelde y congruente líder sindical
ferrocarrilero.
La
sinopsis dice: ««Tuve hambre y frío, sentí que ningún fuego, ningún abrazo me
calentarían, pero sé que si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida
vale la pena.» Este era un hombre que nació en un pueblo del sur de México.
Nunca hubiera salido de él, pero un día el tren pasó frente a sus ojos y en el
ruido de esa máquina escuchó el relato de su vida; supo el porqué de la
indomable ansia de saber que lo empujaba siempre más allá de sus límites. Y en
efecto, a Trinidad Pineda Chiñas, el personaje central de esta novela, el tren
lo llevó a todo: a lugares que nunca imaginó, a incontables saberes, oficios,
personas, posibilidades, y sobre todo al instante en que habló a sus compañeros
ferrocarrileros con tal ardor y convicción que los convirtió en vanguardia de
la lucha de los trabajadores. Y pusieron de cabeza al país y al régimen. El
tren es la vida. Pero si ser ferrocarrilero es asunto de hombres, ninguno de
ellos es nada sin las mujeres. Madres, esposas, maestras, amantes, rieleras,
transitan por estas páginas con poderosa presencia, con la fuerza inabarcable
que late dentro de cada una. Son lo que los hombres no alcanzan a ser, o ni
siquiera imaginan.» El
Tren Pasa Primero de Poniatowska, Elena 978-84-204-6983-6 (todostuslibros.com)
El
asunto terminó con la expulsión de Demetrio Vallejo del PMT, aunque la historia
oficial dice que él renunció por desacuerdos en el manejo de la huelga y
fundación de la cooperativa de refrescos Pascual que él impulsó, de todas formas,
fue diputado federal por el Partido Mexicano Socialista en 1985, año en que
murió.
Soy
de la generación que vio crecer al movimiento feminista en este país, cuando
lograron conquistar muchos derechos que ahora dan por sentados, como si siempre
los hubieran tenido, pero necesito que alguien me explique ¿qué sería de la
historia y de sus personajes si se juzgaran desde las redes sociales o desde
ese feminismo —de los muchos que hay— que desconoce la historia y persigue más
ser “trending topic” que los cambios a profundidad, a largo plazo, cambiando cotidianidades
y fundando instituciones que promuevan y hagan realidad nuevas formas de
convivencia?
viernes, 19 de febrero de 2021
HOMBRES Y MUJERES GRISES
Joaquín
Córdova Rivas
Sin
brillo, sin destello alguno, interpretando leyes que ni conocen, a conveniencia
o por seguir la línea que les llega “de arriba”, porque no hay intento de
paridad que los iguale. Son grises en una sociedad diversa y multicolor, quizás
porque saben que no se representan ni a ellos mismos, para colmo, algunos
quieren seguir en la misma grisura, en el mismo cargo, haciendo sin hacer,
desatinando sin querer atinar. Quieren que se les reelija para seguir con lo
mismo.
El
17 de febrero pasado se realizó la reunión de la pomposamente llamada Comisión
de Gobierno, Administración Pública y Asuntos Electorales de la LIX
Legislatura, es la encargada, por lo que se puede ver, de alinear el trabajo de
las otras comisiones para que los asuntos corran por el carril marcado desde el
poder que sí puede.
Es
más, está todo tan predeterminado que difícilmente se apartan un renglón del
guión establecido y leído, a trompicones, sin emoción ni énfasis alguno, por
sus exiguos integrantes. No hay debate, no hay ideas ni argumentación posible.
Es el apego absurdo a lo que alguien ya escribió desde el aburrimiento, sin
creatividad, sin ritmo, sin trama, todo subordinado a un desenlace
anticlimático, como esas telenovelas de 600 capítulos que desde el promo se
sabe en qué van a terminar.
Es
la comisión que emitió una serie de cambios legislativos que fueron juzgados de
inconstitucionales por la justicia federal, es la que se mete en los asuntos
que le competen a las otras y que quieren sacar en un mal llamado fast track
sin importar vulnerar preceptos que tendrán que ser revertidos, otra vez, por
los tribunales federales, embrollando innecesariamente lo que les estorba; por
ejemplo, la progresividad de los derechos laborales; tienen una irracional
aversión a que los trabajadores tengan derechos que les garanticen condiciones
de vida dignos, no fallan en proponer y aprobar lo que se les ocurre para
revertir lo ya ganado; tampoco disimulan en querer aplicar, retroactivamente, preceptos
ya superados en cualquier democracia que se respete.
Es
la que, sin ser la competente, puesto que para eso existe la del trabajo y
previsión social, dictamina sobre las jubilaciones de las exmagistradas que se
ampararon contra el tope impuesto de 42 mil pesos mensuales, otra vez sin
debate, sin argumentos, sin rectificaciones, sin crítica.
El
pleno del congreso, de mayoría conservadora, tampoco duda en aprobar
iniciativas y dictámenes que van en contra de sus representados quienes incluso
tienen que recurrir al amparo federal para defenderse de sus supuestos
representantes. En un intento de réplica, mal articulado, pero con algunos
datos, el presidente de otra comisión, la del Trabajo y Previsión Social, que desaparecería
si el pleno aprueba el dictamen de la de Gobernación, mencionó que se habían
recibido 531 amparos de trabajadores porque lo aprobado por esta legislatura
violentaba sus derechos. Cualquier “legislador” que recibiera tal avalancha de
amparos en contra de su trabajo estaría muriéndose de vergüenza y remendando lo
mal hecho, pero esta “mayoría” prefiere seguir las órdenes, hasta la ignominia,
del ejecutivo o de su partido.
La
sesión tenía asuntos que suscitaban interés, el principal porque impacta en la
vida de miles de familias, las de los trabajadores al servicio de los tres
poderes del estado, que se presentó sin el tiempo suficiente para ser conocida
previamente y discutida por los trabajadores, los cambios a la ley respectiva
que regula sus derechos y su relación con ese patrón que a la vez es autoridad.
Entre
las “novedades” del dictamen, que ya podría estar votado a la publicación de
este texto, porque las prisas son las prisas, está el incrementar la edad de
jubilación de 28 a 30 años, la desaparición de las prejubilaciones o
prepensiones, que es el periodo que sucede entre que el trabajador, ya con
derecho a cualquiera de estos, solicita se dé trámite a su jubilación o pensión
y la aprobación del pleno legislativo por ser trabajadores al servicio del
estado.
Sin
el proceso de revisión del trámite respectivo, de la publicación del dictamen
para que cualquiera lo conozca y pueda manifestar alguna inconformidad —por
ejemplo, que alguien con influencias se haga pasar por trabajador sin haberlo
sido o sin cumplir con los requisitos legales—, ahora todo quedara a
discrecionalidad de la oficialía mayor o equivalente de cada dependencia,
siendo conocido que algunas de ellas no se apegan a lo legalmente establecido
—por ello la gran cantidad de amparos— como COBAQ, CEA, el mismo poder
legislativo y los municipios según lo mencionó, sin que lo refutaran, el
diputado Néstor Gabriel Domínguez Luna.
Imaginen
a un trabajador de base, de esos que tienen muchos años llegando a tiempo a su
trabajo, cumpliendo con lo que le toca y hasta más, que no está sindicalizado o
que sus líderes no lo asesoran por estar “vendidos” con el patrón, que no tiene
acceso o los recursos para pagar un abogado que le elabore un amparo que lo
proteja de alguna arbitrariedad cometida por la oficialía mayor de su
dependencia al momento de determinar su antigüedad, o su percepción como
pensionado por vejez o jubilado, que queda indefenso ante un poder para el que
trabajó pero que no lo respeta.
En
fin, en estas estamos, me quedó pendiente darle término a nuestro retrato
estadístico del censo del año pasado, no se me olvida.

