INTER-CONTAGIADOS
Joaquín
Córdova Rivas
La
cohetería de varias celebraciones de coartada religiosa en La Cañada y El
Marqués durante varias madrugadas seguidas a principios de este diciembre, dan
cuenta de un carácter festivo que no se apaga ni con las tragedias. Incluso
puede que se avive como necesidad de aferrarse a un pasado cercano menos
volátil y doloroso. Convivencias necesariamente multitudinarias que dejan
espacio para el olvido de precauciones con consecuencias intangibles hasta que
la enfermedad o la muerte aparece tocando a la puerta.
Pero
el virus biológico no es la única amenaza, existen “noticias” que se transmiten
a mayor velocidad y son igual o más dañinas. Desde el mes de abril se advertía
la propagación de información excesiva y falsa sobre la pandemia:
«Además
de enfrentar la pandemia de COVID-19, México vive la propagación de noticias
falsas que circulan en las redes sociales y algunos medios de comunicación
tradicionales, generando un impacto adverso para enfrentar la situación, afirmó
Luis Ángel Hurtado, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales (FCPyS) de la UNAM. Las también llamadas fake news tienen
efecto directo en el estado de ánimo y éste poco a poco evoluciona hasta
generar pánico. “En algunas partes del mundo se han presentado situaciones que
derivaron en cuadros de histeria colectiva; este fenómeno es preocupante”.» Boletín
UNAM-DGCS-318. 9 de abril de 2020.
Los
grupos interesados en difundir información falsa no se limitan al tema pandémico,
ahora abarcan todo lo que pueden con tal de desprestigiar, insultar, o socavar
la credibilidad de políticas públicas (educativas, laborales, de seguridad), de
gobiernos, de medidas sanitarias y, ahora, de los esfuerzos por terminar con
las muertes, el confinamiento, el distanciamiento social que demoniza las
manifestaciones de afecto y la expresión no verbal de emociones (con los
cubrebocas ocultando más de la mitad del rostro), a través de la indispensable
campaña de vacunación. Noten la tendenciosa difusión de “noticias” promovidas
por las farmacéuticas que se disputan un mercado de miles de millones de vacunas
que urgen.
El
uso de la interconectividad, de las redes sociales para provocar miedo y
dinamitar la confianza y la solidaridad, a llegado a tal grado que hasta existe
una página electrónica —que debiera ser más difundida y consultada— para
exhibir algunas de las informaciones falsas de mayor impacto o más
“compartidas”: infodemia.mx
Ningún
gobierno ni sistema de salud, público o privado, estaba preparado para lo que
se nos vino encima, menos una economía depredadora y que basa su “éxito” en las
desigualdades sociales y la pobreza de la mayoría. Por eso urge un cambio de
rumbo que no se dará en automático, aunque parezca increíble y antihumano,
existen quienes se benefician de la destrucción del planeta y la explotación
bárbara de sus prójimos.
El
convencimiento y no la represión, es el camino para lograr que la población se
autoregule y se moderen —porque no se acabarán hasta que la mayoría sea inmune—los
contagios, esos gobernadores panistas que presumen el castigo y la obligación
de usar el cubrebocas hasta en espacios públicos sin importarles la sana
distancia, muestran su raíz autoritaria y su carencia de autoridad moral para
que sus ciudadanos les hagan caso.
Quizás
por eso fue poco conmemorado el día internacional contra la corrupción. En un
mensaje tibio pero indispensable, se recordó —por si hiciera falta—:
«Mensaje
del Secretario General con motivo del Día Internacional contra la Corrupción. Nueva York, 9 de diciembre de 2020.
En los
últimos años se han producido estallidos de ira y frustración contra líderes y
gobiernos corruptos. En algunos países la gente ha salido a la calle para
exigir justicia social y rendición de cuentas.
Por su
parte, la crisis de la COVID-19 ha creado oportunidades adicionales para la
corrupción, lo que se suma a esas graves preocupaciones. Los gobiernos están
gastando rápidamente para volver a encarrilar la economía, prestar apoyo de
emergencia y adquirir suministros médicos. La supervisión en esas
circunstancias puede ser más débil, y el desarrollo de vacunas y tratamientos
aumenta el riesgo de sobornos y especulación.
La
corrupción priva de recursos a las personas que los necesitan, socava la
confianza en las instituciones, exacerba las grandes desigualdades expuestas
por el virus y crea obstáculos para una recuperación sólida. No podemos
permitir que se malversen los fondos destinado a estimular la economía ni los
recursos vitales para hacer frente a la emergencia.
La
recuperación de la pandemia debe incluir medidas para prevenir y combatir la
corrupción y los sobornos. Debemos forjar alianzas amplias para fortalecer la
supervisión, la rendición de cuentas y la transparencia, aprovechando los
instrumentos mundiales de lucha contra la corrupción que nos ofrece la
Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Las
medidas contra la corrupción deben formar parte de las reformas e iniciativas
de carácter más amplio adoptadas a nivel nacional e internacional para
fortalecer la buena gobernanza, eliminar los flujos financieros ilícitos y los
paraísos fiscales y devolver los activos robados, de conformidad con los
Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos aprovechar la oportunidad que nos
brinda el primer período extraordinario de sesiones de la Asamblea General
contra la corrupción, que se celebrará el próximo año, para proponer reformas e
iniciativas ambiciosas en ese sentido.
En el Día
Internacional contra la Corrupción, todos nosotros (los gobiernos, las
empresas, la sociedad civil y todas las partes interesadas) debemos
comprometernos a trabajar juntos para promover la rendición de cuentas y poner
fin a la corrupción y los sobornos a fin de crear un mundo más justo e
igualitario.» ONU
México » Mensaje
del Secretario General con motivo del Día Internacional contra la Corrupción
Múltiples contagios, unos —la inmensa mayoría— nos
sirven para preparar y fortalecer nuestro sistema inmunitario — «es
el conjunto de elementos y procesos biológicos en el interior de un organismo
que le permite mantener la homeostasis o equilibrio interno frente a agresiones
externas, ya sean de naturaleza biológica (agentes patógenos) o físico-químicas
(como contaminantes o radiaciones), e internas (por ejemplo, células
cancerosas). Reconoce lo dañino y reacciona frente a ello (ya sea agresión
externa o interna)» wikipedia— y poder vivir en un equilibrio siempre cambiante
en el único planeta que todavía nos soporta. Otros, socavan nuestra confianza,
la credibilidad, la esperanza, y esos los provocamos, los creemos, los
compartimos —contagiamos— sin que existan defensas suficientes para
resguardarnos y permitirnos vivir digna y pacíficamente; las noticias falsas y
la corrupción son buen ejemplo de estos.
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