sábado, 3 de octubre de 2020

QUINTO Y CONTANDO

 


QUINTO Y CONTANDO

Joaquín Córdova Rivas

 

La danza de cifras no tiene sentido sin comparaciones, sin contrastar, sin establecer puntos de salida y de llegada. Esto se pone muy difícil porque no existe continuidad en lo informado, se supone que hay una hoja de ruta que en este caso podría ser el Plan Estatal de Desarrollo, pero solo se utiliza como referencia general y todo queda en la recopilación de lo que reporta cada instancia de gobierno, sin pies ni cabeza.

 

El quinto informe de la administración estatal comienza con una referencia que puede servir para aquilatar las fortalezas y debilidades; las primeras están ampliamente comentadas en dicho documento, sin el menor asomo de crítica. Las segundas hay que verlas también. Por eso resulta importante el punto de comparación propuesto por el gobernador.

 

«Como resultado de los avances alcanzados en el año 2019, el Estado de Querétaro ocupó la segunda posición nacional en el



Índice de Progreso Social (IPS) que es una medida integral de la calidad de vida de la población que busca complementar los indicadores económicos. La estimación del IPS calcula valores para los componentes de Necesidades Humanas Básicas (NHB), Fundamentos de Bienestar (FB) y Oportunidades (O). De acuerdo con los resultados publicados, en el componente NHB, la entidad se colocó en la segunda posición nacional. Este componente examina variables relacionadas con nutrición y cuidados básicos, agua y saneamiento, vivienda y seguridad personal. Respecto a FB, el Estado de Querétaro ocupó la primera posición como resultado de la valoración del acceso a los conocimientos básicos, acceso a la información y comunicaciones, salud y bienestar y calidad medioambiental. El componente O situó a la entidad en la tercera posición; los aspectos valorados en él se relacionan con derechos personales, libertad personal y de elección, inclusión y acceso a educación superior. El IPS es publicado por las organizaciones México ¿Cómo vamos? y Social Progress Imperative.» Quinto Informe de Gobierno. Francisco Domínguez Servién. Gobernador Constitucional del Estado de Querétaro. https://mexicocomovamos.mx/new/md-multimedia/1573195326-169.pdf

 

Como todo, el índice invocado tiene peculiaridades que es necesario considerar. Primero, tiene un “puntaje” del 0 al 100, lo que significa que entre más se acerque al límite superior la situación es mejor. Segundo hay comparaciones (posición de Querétaro con respecto al conjunto) que consideran la totalidad de las entidades federativas (32), pero también, y sería el tercer aspecto, tiene un semáforo de fortalezas y debilidades: con verde señala un desempeño mejor al esperado, con amarillo un desempeño esperado y con rojo un desempeño menor al esperado. Pero esa comparación ya no se hace con el total, las 32 de entidades, sino con aquellas que comparten un PIB per cápita similar, que en este caso son 8: Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, CDMX, Nuevo León, Sonora y Tabasco. La combinación de las tres formas de “calificar” resulta interesante.

 

El rubro de Necesidades Humanas Básicas con 85.96 puntos y un tercer lugar nacional, está dividido en 4 aspectos, en el primero, Nutrición y cuidados médicos básicos con 92 puntos y un segundo lugar, llama la atención que en lo correspondiente a Morbilidad por enfermedades infecciosas estemos en el lugar 20 de 32, lo que significa que la pandemia nos agarró con una debilidad importante.

 

En lo que corresponde a Agua y saneamiento estamos en el lugar 16 general, marcando un 75 por ciento en Disponibilidad de agua dentro de la vivienda (lugar 18 a nivel nacional), y un 90 por ciento en Servicio sanitario exclusivo para la vivienda (lugar 26 de 32).

 

En vivienda, con un puntaje que parece, alto de 95.14, estamos en el lugar 14, en parte porque el 9.42 por ciento aun tienen cocina de leña o carbón (lugar 20 nacional).

 

En Seguridad personal, con todo y que el porcentaje baja drásticamente en comparación a los aspectos anteriores (70.78) se está en cuarto lugar. En inseguridad percibida, se reporta el 46.24 por ciento de la población adulta del estado, quedando en el lugar 19, todavía en el desempeño esperado, lo que significa que en toda nuestra geografía nacional andamos mal.

 

En Fundamentos del Bienestar con 74.62 puntos de 100 posibles, Querétaro se ubica en el primer lugar. El principal rubro que jala ese promedio hacia arriba es el de Acceso a conocimientos básicos con 88.76 puntos, aunque tengamos un 3 porciento de analfabetismo (lugar 13).

 

En Acceso a información y comunicaciones estamos en el lugar 13 con un puntaje de 69.6, considerando la necesidad actual de “escuela en casa” las cifras son importantes. Tenemos un 50.65 por ciento de hogares con computadora, apenas la mitad con el lugar 8 de 32; un 74.7 por ciento de usuarios de telefonía móvil ocupando el lugar 16; y un 55.5 por ciento de hogares con conexión a internet en el lugar 14. Resulta obvio que pretender que el sistema educativo funciona con cierta “normalidad” de forma virtual es una mentira.

 

En salud y bienestar ocupamos el quinto lugar con 66.65 puntos, reportamos un 18 por ciento de la población con obesidad y tenemos el lugar 21 en suicidios con 6.93 por cada cien mil habitantes.

 

En calidad medioambiental con todo y que ocupamos el quinto lugar, tenemos dos indicadores con semáforo rojo: en estrés hídrico —según Wikipedia “Se habla de estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad. El estrés hídrico provoca un deterioro de los recursos de agua dulce en términos de cantidad y de calidad. — en una escala del 1 al 5 estamos en 4.71 (más cercano al 5 es peor) ocupando el lugar 27 nacional. Y en una escala de deforestación del 0 al 100 (donde el 100 es lo peor) estamos en 90.27

 

En Oportunidades tenemos un tercer lugar, pero el puntaje general ya muestra el decaimiento nacional pues apenas alcanzamos 59.37 puntos, con un semáforo rojo importante, apenas el 47.09 por ciento de los hogares tienen título de propiedad, quedándonos en el lugar 27 nacional.

 

En Libertad personal y de elección estamos en séptimo lugar, el foco rojo está en el tema de Violencia contra las mujeres con un 46.8 por ciento y el lugar 28 nacional. En Embarazo adolescente reportamos un 15.1 por ciento, y en “incidencia de corrupción” 20663 sobre cien mil, el noveno lugar nacional. Queda pendiente examinar cómo se construye este indicador.

 

En Inclusión nos ponen en sexto lugar general; desagregado estamos en primer lugar porque la mitad del congreso —cifras del 2019— son mujeres. En porcentaje de población “no incluyente” se reporta un 28.74 con respecto a la población gay; un 16.27 respecto de la población indígena y un 15.78 con respecto a la población con alguna discapacidad. Un 68.8 dice confiar en sus vecinos.

 

En Acceso a educación superior estamos en quinto lugar con un puntaje de 61.81 aunque el foco rojo se encuentra en la cobertura con apenas un 31.99 por ciento, pero en lugar 8, lo que sucede es que en la comparación con los 8 estados con un PIB per cápita similar quedamos en la cola.

 

En fin, este quinto informe marca, para efectos prácticos, el inicio del periodo electoral, el gobierno actual se debilita porque los suspirantes quieren tomar decisiones adelantadas, colocar a sus operadores políticos para llevar ventaja ilegal y manejar el presupuesto público a su conveniencia. Ojalá no sea el caso. Ya se publicó el Índice de Progreso Social del 2020, falta desmenuzarlo por países y estados, por eso se tomó como referencia, para el informe de gobierno, el del año pasado.

SENTIDO COMÚN A LA MEDIDA

 


SENTIDO COMÚN A LA MEDIDA

Joaquín Córdova Rivas

 

No todos son iguales ni pesan lo mismo. Entre los 650 firmantes del desplegado que alertan sobre “amenazas” a la libertad de expresión y a la democracia, como si antes hubiéramos vivido en el paraíso de la libertad y la democracia, hay de todo; muchos respetables en sus respectivos campos, otros, verdaderas lacras que se llenan la boca de decencia mientras colaboran en crear espacios de odio.

 

Por décadas algunos fueron nuestros guías, eran lo que opinaban sin tener a nadie enfrente que los contradijera, los que parecían, y algunos lo fueron en alguna etapa de su vida, los inconformes y críticos del sistema. Los leíamos, los consultábamos, los ad-mirábamos en los numerosos espacios escritos, radiofónicos o televisivos; algunos se convirtieron en marcas registradas y se enriquecieron sin pudor alguno. Nada que objetar, parecía justa recompensa a su intelecto y valentía.

 

Siempre hay un pero. Con el tiempo comenzamos a ver que esa pretendida y comedida denuncia, que ese arrojo que llegaba en ocasiones hasta la burla abierta estaba siendo dosificada. Ahora conocemos de las carretadas de dinero público que sirvió para inflar sus tirajes, sus audiencias, sus falsas democracias con o sin adjetivos. Ni siquiera había necesidad de amenazarlos, bastaba hacerlos experimentar la gloria de ser los consentidos del sistema y después obligarlos a tomar un baño de realidad para que regresaran al redil y hasta vendieran su opinión y conciencia.

 

Ellos, los que en realidad pesan y promovieron el desplegado, nos decían qué era la democracia, qué era la libertad de expresión de la que ellos eran muestra, qué podíamos esperar del futuro: conformarnos con lo que había porque no había de otra. Moldearon la neoliberalismo mexicano a su imagen y semejanza, y se los creímos.

 

«Por ejemplo, en un artículo para Reforma, el historiador de derecha, Enrique Krauze, se unió al linchamiento mediático de las protestas del cnte. A su modo de ver —ya que en agosto de 2013 el sindicato bloqueó el aeropuerto y las arterias principales de

la Ciudad de México—, “abusaron de su derecho constitucional de manifestarse libremente” porque sus protestas afectaron a los habitantes de la ciudad y el sindicato actuó como “si representaran no sólo a su gremio sino a todo el país”. En este sentido,

la represión masiva y encarcelamiento de manifestantes es justificada y apoyada por la ciudadanía. La falta de apoyo y hasta el linchamiento mediático del sindicato de maestros podría plantearse como una guerra de clases. En resumen, la experiencia neoliberal de México es un ejemplo de lo que resulta cuando las formas de poder, instituciones, materiales y sensibilidades neoliberales operan en la economía política permitiendo a las empresas transnacionales y corporaciones controlar la salud, vivienda, alimentación, energía, recursos naturales, modos de producción y formas de vida. De esta misma manera, el neoliberalismo ha creado instancias de dependencia perjudiciales al Estado y a las corporaciones, los cuales a su vez, florecen en niveles sin precedentes de marginalización, violencia, explotación, desplazamiento, despojo, pobreza y muerte.» Irmgard Emmelhainz.



La tiranía del sentido común. La reconversión neoliberal de México. Paradiso editores (México). 2016. Colección Continente Negro.

 

Siguen utilizando los mismos mecanismos para el control social, ahora nos alertan para que tengamos “miedo” por la pérdida de la democracia y de la amenaza a la libertad de expresión. ¿De qué están hablando? Emmelhainz —en el 2016— plantea algunas hipótesis:

 

«Lo que nos preocupa son la incertidumbre y el miedo, el ambiente que respiramos y que es administrado por el gobierno. Si antes el miedo era un fenómeno relacionado con eventos específicos, hoy en día, todo el mundo está constantemente lleno de pánico y ansiedad. En este contexto, al tiempo que impone una realidad atemorizante a través de los medios de comunicación y la producción cultural —lo sensible—, el gobierno asegura ser capaz de salvaguardar la seguridad física de los ciudadanos al luchar contra el crimen organizado (en realidad una excusa para militarizar el país y crear un estado de excepción donde se ejerce la violencia de estado). Según Virilio, la consecuencia de que impere un ambiente de miedo es que una “comunidad de emociones” prevalezca sobre una “comunidad de intereses”, es decir, el miedo colectivo da lugar a una comunidad de emociones sincronizadas pero con deseos e intereses fuera de ritmo.»

 

Se trata de reinstalar ese neoliberalismo de compinches en nuestra subjetividad, en nuestra manera de ver las cosas y actuar frente a ellas.

 

«Entiendo al neoliberalismo como la producción de sentido común basado en la racionalidad del interés propio y el deseo, y que no sólo mantiene sino que causa que las relaciones de poder (una red de control) proliferen. En otras palabras, considero al neoliberalismo como una sensibilidad que trabaja los deseos más íntimos, colonizando nuestros sueños, canibalizando nuestros ideales de libertad y regurgitándolos como estrategias de control social.»

 

No se trata de 650 “intelectuales” —para diferenciarlos del resto de la chusma que no pensamos, como ellos—, es apelar a una forma de pensar en la que estuvieron trabajando durante mucho tiempo y que los instaló en el imaginario colectivo como los intelectuales orgánicos que algunos fueron.

 

«Convirtiendo en sentido común lo absurdo de la explotación extrema, la depredación sistémica y la devastación medioambiental, la economía neoliberal ha transformado la violencia en negocio cotidiano. La híper-estimulación nerviosa del cuerpo social está produciendo un efecto de desensibilización que está haciendo que la gente se acostumbre al horror cotidiano. ¿Cómo despertar de la pesadilla?»

 

Para variar nos quedamos apenas en la superficie de un texto muy rico en ideas que vale la pena leer completo, allí está la referencia, también se puede encontrar en la web: https://www.academia.edu/37450512/Tirania_del_sentido_comu_n_la_reconversi%C3%B3n_neoliberal_de_m%C3%A9xico

 

INCONGRUENTES E INOCENTES


INCONGRUENTES E INOCENTES

Joaquín Córdova Rivas

 

Ya en serio. ¿Cuántos contagios o muertes se evitaron con los filtros sanitarios que, en las carreteras, implementaron algunos estados del centro del país? Más si tomamos en cuenta que cerca del 80 por ciento de los contagiados son asintomáticos. Conozco casos de personas que por su trabajo tienen que viajar continuamente, que pasaron en diferentes fechas por esos “filtros” y nunca fueron detectados a pesar de resultar positivos cuando se hicieron la prueba.

 

¿Cuál es la evidencia científica que está detrás de la reglamentación de que en los estacionamientos se deje vacío un espacio entre carro y carro? ¿Cuál es la probabilidad de que dos automovilistas se estacionen simultáneamente en espacio contiguos y que uno contagie al otro? Lo anterior requeriría considerar que uno es portador y el otro no, porque si ambos están sanos o ya traen el virus la medida resultaría, también, inútil.

 

Después de mucha resistencia y dejadez se instalaron filtros sanitarios en los grandes supermercados, centros comerciales y otros lugares concurridos, el resultado era fácil de prever, las aglomeraciones de clientes se pasaron de las entradas a los espacios inmediatamente aledaños a ellas. Por ejemplo, en la UMF 2 del IMSS en la delegación Cayetano Rubio los derechohabientes se congregan en ambas banquetas mientras acceden a cuentagotas, con la advertencia, de quienes controlan el acceso, de que esperen “en la sombrita” para que al tomarles la temperatura —requisito indispensable para poder entrar— no marquen lo que es natural en una piel calentada por el inclemente sol queretano. Pero si le toca sombrita pasa fresco como lechuga recién cortada. Así pasa en los bancos, me ha tocado en suerte observar clientes que llegan apurados y marcan una temperatura superior a la deseable —¿cuál será? — lo que se arregla fácil, se les hace esperar 5 minutos a la sombra y después marca lo que debe marcar.

 

Mientras, el transporte público circula atestado, sin que autoridad alguna haga nada por incrementar el número de corridas o verifique que se facilite el distanciamiento social o el uso de cubrebocas que se supone son efectivos para prevenir, en algo, los contagios. A cafeterías, restaurantes, hoteles y demás negocios les tocó aceptar una reglamentación estricta y tuvieron que cerrar por meses con la asfixia económica resultante, pero conozco maquiladoras que trabajaron sin problema con el personal completo y a tres turnos. ¿Cuál fue el criterio que se aplicó en ambos casos?

 

Ya hay estudios que plantean respuestas a esas interrogantes o siquiera se atreven a plantear muchas dudas.

 

«…la hipótesis de que la mayoría de los Estados actuales son estructuralmente incapaces de enfrentar una amenaza como la del SARS-CoV-2 sin estrategias que impliquen actos inhumanos, violatorios de derechos humanos y potencialmente criminales. Estas estrategias tienen que ver tanto con su debilidad estructural como con dinámicas más profundas relacionadas con la forma en que se configuran las relaciones de poder. Nos enfocamos en el poder Estatal entendido como dominio sobre la vida y la muerte de quienes viven o transitan por sus territorios o jurisdicciones, sobre todo en situaciones de “emergencia”.» La pandemia, el Estado y la normalización de la pesadilla. por Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida. 2020. https://www.desdeabajo.info/images/docs/pandemia.pdf

 

Conocemos de abusos cometidos por las “fuerzas del orden” en muchos países, hasta de brutalidades y homicidios cometidos por policías municipales en el nuestro con el pretexto de la pandemia. Incluso están los ensayos de filósofos como



Byung-Chul Han que advierten que la “eficacia” de algunos países asiáticos en un primer momento de contención del contagio se debe a su capacidad de control de la población y a la suspensión, de facto, de leyes que resguardan los derechos humanos más elementales. Bueno, hasta vimos ciudades europeas con toque de queda, lo que implica la “suspensión” en el ejercicio de derechos básicos en una democracia.

 

«Tanto la experiencia de 2001 en el campo de la seguridad como la de 2008 en el financiero nos enseña que una palabra que parece generar una aceptación casi mágica de las soluciones más aberrantes es “emergencia”. […] en un estado de emergencia no existen muchas normas jurídicas que puedan aplicarse, no es una situación de guerra por lo tanto el derecho internacional humanitario queda relegado, y no es una situación normal, no es tiempo de paz por lo que los derechos humanos quedan mayormente sujetos a los criterios que el Estado establezca para la emergencia.»

 

¿Quién decide y con qué criterios cuales actividades son prioritarias o esenciales? ¿Por qué una maquiladora puede trabajar a planta obrera completa, tres turnos y se niega la posibilidad de realizar actividades artísticas, con acceso regulado y en espacios abiertos? ¿Por qué sabiendo que la actividad física es indispensable para tener un sistema inmunitario resistente se cierran espacios deportivos, a la vez que se sigue permitiendo la venta de comida chatarra que lo vulnera? Quieren, y a veces lo logran, que olvidemos que esta pandemia y las que vienen se dan en un ambiente específico y poco “natural”.

 

«El Covid-19 no llega a un mundo en blanco, se expande en ese mundo, en ese contexto de necrocapitalismo, de violencia, de eufemismos, de bienestar privatizado, de servicios públicos insuficientes y de Estados profundamente dependientes de los actores más poderosos del mercado. En conjunto con esto, en esta crisis de 2020, la del SARSCoV- 2, no nos enfrenta a “otros” humanos, sino a un “otro” invisible y aparentemente incontenible que pone en riesgo nuestra posibilidad de respirar y por lo tanto de vivir. Esto ha generado una enorme incertidumbre sobre lo que queremos

proteger de “lo humano” y sobre cómo responder, sobre todo porque está implicando ponerse frente al sistema hegemónico y a sus inocultables contradicciones y sus peligrosas deficiencias.»

 

Sistemas de salud pública desmantelados para ser privatizados, insuficientes e inequitativos para enfrentar una pandemia como la actual o enfermedades crónicas como la diabetes, el cáncer, la hipertensión y la obesidad que nosotros mismos provocamos, no como individuos, sino como sistemas sociales que privilegian la ganancia económica, aunque nos haga daño. Lo peor, el socialconformismo, la incapacidad de reaccionar ante los abusos y las incongruencias, el criminalizarnos unos a otros en lugar de ver las fallas sistémicas que nos han llevado a las crisis dentro de la crisis.

 

«Por lo contagioso que ha resultado el coronavirus existe el grave riesgo de criminalizar al otro, de profundizar el aislamiento y la desconfianza. En las ciudades la fragmentación ya era un problema profundo que muy posiblemente esté en aumento y corre el riesgo de agudizarse después de la pandemia.» Todas las citas son del trabajo de San Miguel y Almeida citado al inicio del texto.