viernes, 3 de junio de 2016

OJALÁ

Ojalá que nuestra clase política reciba otra señal contundente este domingo en los procesos electorales en turno. A ver si así entienden lo que se niegan a entender: que estamos hartos de sus corruptelas, de su ineficiencia, de sus mentiras crónicas, de sus absurdas poses. Si a pesar de los gastos excesivos en la compra y coacción del voto la ciudadanía muestra un mínimo de contundencia y el mensaje se recibe, algo podremos hacer sin que nos salga tan caro a todos. Por lo mientras pura hipocresía. Los políticos y sus medios de comunicación escandalizados porque aparece la justicia por propia mano, la búsqueda de desaparecidos y el encuentro de fosas clandestinas y oficiales, los linchamientos públicos, el incendio provocado de las pertenencias acreditadas a diferentes tipos de delincuentes, las tomas de escuelas por padres de familia cansados de no ser tomados en cuenta por una alta burocracia parásita e insensible; las tomas de carreteras, oficinas públicas, gasolineras, bodegas con despensas, tinacos o lo que sea. Pero no les hace mella su propia desvergüenza y cinismo. Tanto inmolarse frente a los micrófonos, a las cámaras de T.V., en las ocho columnas defendiendo una supuesta reforma educativa y no difundir los datos puntuales y detallados del proceso de evaluación ya realizado, afortunadamente, según notas de prensa como esta de La Jornada del primero de junio pasado: “La Secretaría de Educación Pública (SEP) tendrá que dar a conocer la base de datos con los resultados globales de la Evaluación Docente 2015- 2016, obtenidos por maestros a nivel nacional de Educación Básica y Media Superior, durante el proceso de Evaluación Docente 2015-2016. En su sesión ordinaria, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) resolvió también ordenar a la secretaría de Educación federal, de acuerdo con una solicitud de un particular, entregue información relacionada con el Comunicado 307 mediante el cual informó que 291 docentes y técnico-docentes de todo el país, que sin justificación no participaron en la evaluación serán definitivamente dados de baja.” Parece increíble, y lo es, que la SEP se guarde los datos de un proceso que supuestamente legitima la reforma educativa, pero rascándole tantito a los mismos resultados, estos derrumban la hipótesis principal que le da sustento: que los docentes son los culpables de los malos resultados en las pruebas estandarizadas propias y ajenas, como PLANEA —antes ENLACE—, y PISA. Mientras, trasciende que las vejaciones a directores y supervisores que tanto vuelo dieron los medios de comunicación, acreditándoselos a maestros del CNTE, no fue cierta en su parte medular. El noticiero radiofónico de Ciro Gómez Leyva tuvo que dar cuenta del testimonio del supervisor escolar Armando Castellanos, quien declara que no había profesores entre los agresores y que incluso él está contra la reforma educativa, que no es tal, sino laboral. https://soundcloud.com/user-976908775/no-eran-maestros-de-la-cnte-los-que-nos-raparon-castellanos Seguimos a la defensiva y sin atinar a lo principal, ya sabemos que la estructura burocrática de la SEP sólo trabaja para darle reflectores al señorito secretario en sus afanes presidenciales, pero poco hemos hecho para exigirles a los diputados y senadores, a los partidos políticos que nos ensartaron con el Pacto por México, la derogación de la Ley del Servicio Profesional Docente. Hay que cambiar de objetivos, darles lata a los que votaron a favor por semejante engendro laboral, insistir en las propuestas a partir de los múltiples diagnósticos que tienen como fuente principal la rica experiencia docente, en las aulas, frente a los niños y jóvenes mexicanos. Por ejemplo, recuperar ideas como esta, que siguen teniendo vigencia: «Siguen instaladas viejas ideas que son parte de la lentitud del sistema para reaccionar. A veces con el razonamiento de que si siempre se hizo así para qué cambiar (…) Una de las tendencias es regalarle el fracaso a la familia o al niño y no asumir la responsabilidad de que todos los chicos pueden aprender y deben aprender. Andan buscando desde antes que empiece el año escolar quiénes van a repetir o quiénes son los disléxicos o los que tienen alguna patología por la cual la cosa no va a andar. Y realmente todo cambia muy fuerte cuando el maestro dice “aquí no va a haber repetidores” y cuando asume desde el inicio que “aquí van a aprender todos”. Eso exige un involucramiento fuerte del maestro con el aprendizaje; ahí entramos en otra vertiente, en la que el oficio del maestro se ha ido burocratizando cada vez más y desprofesionalizando al mismo tiempo. Recibe instrucciones y las ejecuta: esa es la definición de un burócrata. En tanto, el profesional es el que sabe lo que está haciendo, por qué lo está haciendo y tiene una racionalidad y una especificidad que puede defender profesionalmente […] Cuando un maestro está convencido de que puede hacer algo termina descubriendo la manera de hacerlo, y si deja que el malestar general lo apabulle no va a poder hacer nada. Si acepta estar ahí es porque cree que algo puede hacer. Si forma parte de la desesperación colectiva, si se deprime junto con el ambiente, no va a poder hacer nada. Pero hay maestros creativos que consiguen llevar adelante algo que da esperanza… El maestro tiene que decir “aprender es posible”, como el médico decir “la salud es posible”.» Emilia Ferreiro. https://canalcultura.org/2015/01/21/si-los-docentes-no-leen-son-incapaces-de-transmitir-el-placer-de-la-lectura/ En fin, ojalá que sepamos provocar los cambios que nuestra clase política se resiste a hacer.