sábado, 13 de junio de 2015

NOS FALTA TINTA ROJA

Una mezcla que resultó letal por lo sorpresiva, el nuevo PRI quiso reinventar sus viejas prácticas y se desdibujó, en estas elecciones fue como verlo, otra vez, en una televisión en blanco y negro. Múltiples factores que explican una derrota, pero además estos no se presentaron aislados sino interactuando entre sí, lo que dificulta el análisis. Además, este texto se escribe mientras se llevan a cabo los escrutinios oficiales y se leerá cuando hayan concluido. Lo que me consta: Las campañas oficiales de la SEDESOL, encaminadas a posicionar favorablemente a su titular, Manuel Pozo, en la percepción pública. Ya se sabía, desde hace mucho, que sería el candidato a la presidencia municipal queretana. Entrega de cubetas de pintura e impermeabilizante basadas en listas entregadas por comités vecinales que quién sabe quién designó. También de despensas con productos viejos y casi incomibles a personas de la tercera edad. Las primeras insuficientes para la azotea de una casa un poquito más allá del “interés social”, la pintura en colores francamente feos, como de saldos que nunca saldrán de otra manera; de todas formas la mira de los programas se veía medio chueca, muchas de esas “ayudas” se fueron en coches y camionetas último modelo, para vecinos con poder adquisitivo de sobra, no para los más fregados. Aun así los ciudadanos “beneficiados” saben que no son gratis, que se pagan con sus impuestos, nada qué agradecer. No se puede estar en todas partes y en todo momento, se puede confiar en fuentes cercanas, sin interés partidista pero todavía con capacidad de asombro, y que vieron como corría el dinero a raudales, que la pobreza de más de la mitad de la población es terreno fértil para la compra del voto; me cuentan y les creo, que la cotización del mismo estuvo entre los un mil y tres mil pesos, dependiendo del sapo era la billetiza. También que no fueron todos los candidatos y partidos quienes recurrieron a tales mañas, pero sí, que a quienes lo hicieron no les alcanzó para ganar, salvo casos excepcionales, casi aislados. Otra práctica que no tiene la efectividad de otras épocas pero que se tiene que investigar, porque existe la duda de que fueran del bolsillo de esos candidatos, más bien huele a dinero público, que no aparecerá registrado en la contabilidad electoral. Candidatos acartonados, con discursos desconectados de los posibles votantes, insinuando una continuidad que ya no podía sostenerse. Se advirtió desde tiempo antes, los dos principales no hacían empatía con la ciudadanía; los supuestamente “nuevos” apenas llegaron a poner su apellido en los traseros de las mallas de sus edecanes, después se hicieron los chistosos, los deseados, los pirrurris guapos que nadie puede resistir, por eso iban a ganar. Al parecer, todas y cada una de las viejas prácticas del partido oficial, después copiadas por sus contrincantes cuando se vuelven gobierno, se quedaron ya sin aliento, no alcanzaron para ganar y la debacle fue inevitable. Ojalá y eso sea signo de una ciudadanía menos ingenua, un poquito más crítica, aunque la elección no podría decirse que se “polarizó” porque no hubo polos diferenciados, sigue siendo el mismo proyecto neoliberal que se olvidó de principios e ideología. Apenas un pleito familiar por ver quién manda. El desgaste de una forma de gobernar que se fue quedando obsoleta, y entonces se fracasa en la reorganización del transporte público. No hubo cambios significativos, esos que permitieran olvidarse del auto para moverse colectivamente, sin ocupar el espacio que ya resulta insuficiente, sin contaminar tanto, de forma digna, cómoda y al alcance de cualquiera. Ni hablar del transporte suburbano, ese que mueve a los queretanos de las comunidades, caro, inseguro, sin corridas suficientes, sin control alguno y monopolizado, nadie se atreve a tocarlo y buena falta que hace. La inseguridad galopante porque va en incremento, el desprecio por las denuncias de desapariciones, el ocultamiento de sucesos propios de la nota roja, el férreo control sobre la prensa y los medios de comunicación por la vía del presupuesto de comunicación social, todo eso se acumula, deja agravios que no se olvidan. Peor todavía, el insultante espectáculo de las desigualdades sociales, la presunción de riquezas sin diferenciar su origen, las notas rosas que inventan sus fallidos príncipes azules y sus princesas de adorno. No hay izquierda, apenas un enjambre de organizaciones sociales corporativizadas para el beneficio de sus líderes, que sólo buscan cómo acomodarse, de dónde sacar dinero. De esas que hasta dejan solo a sus candidatos, ni siquiera tienen la congruencia de votar por ellos. Y se fueron al quinto lugar electoral, detrás de Morena y los votos nulos, una vergüenza. A los “morenos” les falta ser más incluyentes, apenas alcanzan a proponer la vuelta al estado de bienestar y eso hace falta, pero no incorporan luchas por los derechos humanos de nueva generación. Las minorías sexuales, religiosas, generacionales, apenas fueron escenografía de algún evento de cualquier partido, pero no se toman en serio. Hay que salirse del viejo molde de que todo tiene que ser optimista, de que en todo hay que privilegiar lo supuestamente bueno y fabricar percepciones que se alejan de los normales matices de toda actividad política, me permito compartir un fragmento de una reseña de Diego Erlan para la revista Ñ: Ocurre con un viejo chiste de la difunta República Democrática Alemana, en el que un obrero alemán consigue un trabajo en Siberia. Sabiendo que todo su correo será leído por los censores, les dice a sus amigos: “Acordemos un código en clave: si les llega una carta mía escrita en tinta azul, lo que cuenta es cierto; si está escrita en rojo, es falso. Al cabo de un mes, los amigos reciben la primera carta y está escrita en azul. Dice: “Aquí todo es maravilloso: las tiendas están llenas, la comida es abundante, los apartamentos son grandes y con buena calefacción, en los cines pasan películas de Occidente y hay muchas chicas guapas dispuestas a tener un romance. Lo único que no se puede conseguir es tinta roja.” Žižek se pregunta si no es ésta nuestra situación. “Contamos con todas las libertades que queremos; lo único que nos falta es la tinta roja: nos sentimos libres porque carecemos del lenguaje para expresar nuestra falta de libertad”. http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Zizek-stand-up-chistes-finos_0_1366663339.html