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viernes, 14 de agosto de 2020

NO HAY MORAL


 NO HAY MORAL

Joaquín Córdova Rivas

 

No son simples números grandototes, no son solo montañas de dinero que no alcanzan a gastarse en una vida, son cientos o miles de plazas de médicos, enfermeras, maestros, son aulas, caminos, escuelas, hospitales y clínicas, es la diferencia entre la vida o la muerte para muchos, es la distancia entre miles de vidas dignas y la pobreza extrema, es la condena a la desigualdad social o la oportunidad de aprovechar las oportunidades que deberíamos de tener todos.

 

No tiene caso contribuir a la danza de números o al escarnio social que se torna inútil por falta de resultados, interesa ahora saber qué circunstancias de vida determinan que existan ese tipo de malas personas que, sabiendo, porque lo saben, que su actuar provocará daños a miles o millones de semejantes, se esfuerzan por robar, por corromper, por embarrar y hasta mandar a la cárcel a familiares y cercanos con tal de salirse con la suya.

 

«… a diferencia de otros seres vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo o inconveniente. […] De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética.» Ética para Amador. Fernando Savater. http://www.paginaspersonales.unam.mx/files/981/Savater_etica_amador2.pdf

 

Distinguir entre lo bueno y lo malo se aprende, ser honesto o corrupto también, aunque podemos admitir que en ocasiones las fronteras parecen difusas, cada sociedad tiene maneras de enseñar lo que es válidamente aceptado y lo que no y en ello interviene la familia, la escuela, la religión, las tradiciones y costumbres, también eso que llamamos moral y que parece contenido en preceptos que se asumen como atemporales, como los diez mandamientos cristianos por ejemplo, o reglamentaciones más complejas que encontramos en los textos considerados sagrados por los distintos grupos humanos de donde provenimos. De hecho, algunos filósofos de la educación encuentran que la educación escolarizada, presencial, sirve para destorcer lo torcido por algunas familias, por fanatismos o por otras creencias o formas de socialización.

 

Solemos decir que alguien no tiene moral ni ética porque no piensa ni se comporta como creemos que debiera hacerlo, pero eso es una simplificación peligrosa porque corta cualquier posibilidad de argumentación y de transformación. En el otro extremo podemos caer en el error de creer que es solo el individuo el responsable de su actuar y pensar, pasando por alto las determinaciones socioculturales en que estamos sumergidos. Resumiendo, vivimos en una sociedad neoliberal que tiene su propia forma de entender la moral y la ética, no es que no la tenga o vaya en contra de ella.

 

«Se suele entender que la racionalidad humana consiste en maximizar el beneficio, caiga quien caiga. Incluso la racionalidad económica. Ese es el egoísta: el que en todas sus jugadas intenta obtener el máximo, le pase lo que le pase al otro. Creo que el neoliberalismo ha asumido la costumbre desafortunada de decir que somos individuos egoístas, y que la maximización del beneficio es lo nuestro... eso me parece una ideología. No es verdad. Somos seres que nos hacemos unos con otros, y el que es cooperativo está trabajando por el otro y por sí mismo. Es mucho más inteligente. […]

La corrupción es una lacra, un atentado contra el Estado y el bien común. Creo que es una buena noticia –pienso en España– que los casos de corrupción se descubran y que los jueces actúen, impongan penas y la ciudadanía se dé cuenta de que el Poder Judicial actúa. Y que las personas que se corrompen se den cuenta de que no hay impunidad. Porque en los regímenes autoritarios y totalitarios por supuesto que hay corrupción, muchísima, pero ni sale a la luz. Es una desgracia que la corrupción exista, pero en los países democráticos sale a la luz, los jueces toman medidas y la castigan. https://www.eltiempo.com/vida/educacion/entrevista-a-adela-cortina-sobre-la-etica-234786

 

Y esta idea de que el capitalismo se sustenta en una forma de pensar, en una ideología, en su propia ética que intenta, con cierto éxito, que las personas piensen y actúen de determinada manera, no es un rollo de la izquierda.

 

«A principios del siglo XX, en el famoso libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Max Weber brindaba un “diagnóstico de época” que incluso hoy día nos resulta algo curioso. El diagnóstico en cuestión, anunciado ya en el título de aquel libro, advierte que el capitalismo moderno tiene una “ética”. Diagnóstico bastante curioso, especialmente para quienes creen que las relaciones capitalistas de producción no expresan más que la “ley de la selva”, sin ningún otro valor moral o mandato ético capaz de regularlas y encauzarlas. Para el diagnóstico weberiano, la ética capitalista cumple efectivamente una función regulativa; más aún, es una de las tantas condiciones concretas sobre las cuales se apoya el capitalismo moderno. […] La ética, entendida en estos términos, no sólo se refiere a la constante observación de los códigos morales impuestos en casi todas las culturas (no matar, no robar, no mentir, etcétera), sino que incluye actividades más relacionadas con los detalles de la vida cotidiana. Hablamos de conductas raras vez asociadas con el buen obrar, como ejemplo la alimentación, la sexualidad, el cuidado del cuerpo, el trabajo y otras tantas

actividades que por lo general realizamos de una manera automática y sin mayores cuestionamientos.» ¿Hay una ética en el capitalismo contemporáneo? Neoliberalismo y crítica. Pablo Martín Méndez. https://www.academia.edu/38307495/_Hay_una_%C3%A9tica_en_el_capitalismo_contempor%C3%A1neo_Neoliberalismo_y_cr%C3%ADtica

 

Por eso urge cambiar, en lo inmediato y en lo posible, el modelo socioeconómico, porque sustenta una ética y moral que vemos, continua y cotidianamente, que es inconveniente para el desarrollo comunitario en todos sus ámbitos. Las oleadas de violencia, el crecimiento del crimen organizado, el inconveniente incremento en el consumo de sustancias adictivas, los feminicidios, la trata de personas, la corrupción e impunidad, entre otras muchas lacras, tienen su caldo de cultivo en un capitalismo desbordado —neoliberal—, basado en el despojo y la destrucción. Ponerle freno y límites es el momento en el que estamos.

domingo, 13 de diciembre de 2015

APRENDEMOS Y ENSEÑAMOS

El modelo es muy viejo y no funciona, el aprendizaje no conoce el lenguaje de la imposición. Podremos memorizar miles de datos inútiles, nos podrán amaestrar a través de diferentes medios para traicionarnos, para hacernos creer que los intereses de unos poquitos son los de la mayoría, pero la pasión por aprender lo que nos gusta, lo que nos identifica como seres humanos plenos, lo que satisface nuestra curiosidad y tal vez hasta nos haga felices, sólo conoce el lenguaje de la seducción. Se nos olvida que aprender es un proceso de doble sentido, que datos, emociones y sentimientos fluyen de aquí para allá y de allá para acá. Quizás lo exprese mejor Alex Roselló: “En el mundo de hoy los papeles de maestro y alumno a menudo están confundidos. En la educación sistemática tradicional parece como si el maestro y el alumno estuviesen separados, a veces incluso enfrentados, y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí mismo… A menudo aquí se olvida que los intereses de ambos no son distintos, se olvida que enseñar es un proceso continuo y que ocurre en todo momento del día, con cada acción, con cada gesto… en casa y en la calle, en clase, en el patio y en los pasillos… la educación está siempre y en todas partes. Pero a menudo en el aula se olvida que el alumno no es un vaso que llenar sino más bien una lámpara que encender, y que enseñar es también aprender, y no tanto al revés, pues todos somos maestros y alumnos a la vez […] Ahora bien, ¿cómo puedes darle algo a otro si antes no te lo has dado tú a ti mismo? Enseñar es como convocar testigos para que den fe de lo que tú crees saber pero, a la vez, lo que enseñas y cómo lo enseñas muestra también lo que eres y cómo eres.” Mientras en nuestro país no podemos hacer entender a nuestros gobernantes que cualquier reforma educativa tiene que considerar primero a los docentes y a los estudiantes como sujetos activos, y no como simples objetos dentro de una estrategia administrativa, en otras latitudes, donde también son víctimas de la cerrazón y represión de este capitalismo llamado neoliberal, están discutiendo y proponiendo formas diversas de pensar la enseñanza y el aprendizaje que pueden ser más adecuadas a sus propios contextos sociales. Porque no se trata simplemente de echarse un clavado de alto grado de dificultad en las teorías psicopedagógicas que, a veces, monopolizan las discusiones y propuestas, también hay que dar dos pasitos para atrás y dialogar sobre el ideal de ser humano que queremos alcanzar. No puede existir una práctica educadora, en ambos sentidos, sin considerar un anclaje filosófico y ético. A eso se refieren Roselló y otros pensadores del proceso educativo, porque a final de cuentas en un aula, frente a un grupo de estudiantes de cualquier edad, estamos proyectando lo que somos. Y si lo que vemos no nos asusta y nos lleva a cambiar nuestras creencias, dogmas y prácticas, entonces es tiempo perdido, para nosotros y los otros que se ven impulsados a seguirnos. “Si los que forman están a menudo malformados, ¿cómo no va a ser hoy en día la educación reflejo y espejo de una sociedad grotesca y deforme? La forma de educar está más que vieja, está caducada, podrida, huele mal y, ya por momentos, apesta: se basa en memorizar cosas que en su mayoría no sirven para nada. Lo sabemos todos: padres, alumnos y maestros. Pero seguimos repitiendo el modelo como borregos. La comodidad en la que estamos ya instalados es una jaula de oro que esconde la grandeza de las nuevas generaciones… El actual modelo educativo surge en el s. XIX para producir obreros cualificados y ciudadanos domésticos. Pero este modelo ya no sirve para el s. XXI y hoy en día este tipo de educación mata la creatividad, hace de la escuela una especie de cárcel y del estudiante un prisionero a tiempo parcial. ¿Para educar es preciso encerrar y castigar? ¿Dónde queda el talento, la vocación, el genio creativo de los jóvenes? Bueno, ¿dónde está el talento, la vocación, el genio creativo de los adultos de los que toman ejemplo? Es fácil decir al otro lo que tiene que hacer, pero qué hipócrita es el decirlo y no hacerlo”. Duele, pero hay que decirlo, a muchos profesores les “nació” la conciencia cuando se tocaron sus derechos laborales, pero antes, cuando eran simples correas de transmisión de un autoritarismo que aparentemente los consentía, no dudaban en emplear las mismas tácticas represivas contra sus alumnos. Y cuidado con que se cuestionara su podercito. Ahora padecen la falta de sincronía entre lo que piensan y lo que hacen, hasta parece que en lugar de dar ese necesario salto en el vacío, ese despegarse de sus viejas creencias y prácticas, sólo buscan regresar a un estado anterior, donde parecía que nadie los molestaba cuando, ciegamente, seguían lo que los aparentemente anónimos reglamentos les exigían. Parece repetitivo pero es necesario preguntar ¿cómo confiar en una evaluación cuya aplicación depende de la fuerza bruta? ¿cómo confiar en un procedimiento más administrativo que académico completamente opaco? ¿cómo confiar en autoridades que se solazan en la corrupción y la impunidad, ellos son los ejemplos que hay que seguir y la excelencia que hay que alcanzar? “Cada vez más este tipo de educación caduca sirve para una cosa: adoctrinar a unos pocos y domesticar a la mayoría. Pero no es doma ni instrucción, sino inspiración y provocación, lo que un alma puede recibir de otra… ¿Así que tú qué quieres hacer? ¿Inspirar, provocar, domesticar o domar? Estas palabras, ¿te motivan o te ofenden? ¿Y por qué?” Las citas textuales corresponden a: Extracto del discurso final de curso 2014-2015 a los alumnos del IES Cotes Baixes, por Alex Roselló, que se puede encontrar en http://trasteandoenlaescuela.com/aprendemos-lo-que-ensenamos/

viernes, 16 de diciembre de 2011

DESDE EL ARTE Y LA CONCIENCIA



“Tan sólo unos años atrás, una poderosa ideología –la creencia en los mercados libres y sin restricciones– llevó al mundo al borde de la ruina. Incluso en sus días de apogeo, desde principios de los años 80 hasta el año 2007, el capitalismo desrregulado al estilo estadounidense trajo mayor bienestar material sólo para los más ricos en el país más rico del mundo. De hecho, a lo largo de los 30 años de ascenso de esta ideología, la mayoría de los estadounidenses vieron que sus ingresos declinaban o se estancaban año tras año”. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia. http://cl.m.globedia.com/joseph-stiglitz-crisis-ideologica-capitalismo-occidental

Uno. Darle una repasada a los efectos “Samba” o “Tequila” para algunos parece anacrónico, pero ese capitalismo salvaje, llamado hipócritamente neoliberal, lleva décadas provocando los efectos que resume el premio Nobel citado anteriormente. El problema es que el daño en cuanto a la concentración de la riqueza en unos poquitos, los mismos de siempre, provoca desastres en todos los ámbitos del desarrollo humano.

Desastre ecológico por la destrucción de bosques, por las minas a cielo abierto, por la quema de combustibles fósiles; desastre humanitario por las hambrunas, por las ganancias desmedidas de las compañías farmacéuticas, por los recortes brutales a los presupuestos a la salud, a las pensiones, a la educación, a la vivienda digna, sin olvidar la explotación sexual por la trata de mujeres y niños. Desastre climático por las sequías, inundaciones, climas extremos donde antes no los había, terremotos, tsunamis, huracanes. Desastre ideológico, todo se vale con tal de obtener algo, todos somos mercancía de esos poderosos que ahora hasta se dan el lujo de quitar y poner gobiernos sin que exista democracia que soporte sus presiones, la destrucción de sueños, esperanzas, expectativas de un futuro mejor.

Otra vez Stiglitz: “Lamentablemente, los mercados financieros y los economistas de derecha han entendido el problema exactamente al revés: ellos creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce crecimiento. Pero la austeridad socava el crecimiento, empeorando la situación fiscal del gobierno, o al menos produciendo menos mejoras que las prometidas por los promotores de la austeridad. En ambos casos, se socava la confianza y una espiral descendente se pone en marcha”. Y esos economistas de derecha son los que están guiando las propuestas calderonistas de reformas laborales, al sistema de pensiones, a la educación, a la supuesta apertura indiscriminada a un mercado que está buscando quién comparta las cuantiosas pérdidas que están por venir y sus criminales costos sociales. Pero no aprendemos.

Dos. Hay que protestar, hay que elevar los costos de los errores, de las impunidades. Basta de candidatos ignorantes que de todos modos ganarán porque todos son iguales. Basta de asesinatos de periodistas, de estudiantes, de activistas por los derechos humanos, de presuntos culpables. Basta de criminalizar la protesta social, los disensos. No más sangre.

Tres. Hay que reivindicar el arte, la cultura. Hay que darle espacio en los medios de comunicación porque también son noticia. Dos ejemplos, uno nacional y otro local. El primero es saber que un escritor mexicano obtiene el premio La Otra Orilla por su novela titulada “El daño no es de ayer”, se trata de Ignacio Padilla, que según el jurado: “Logra envolvernos en una trama misteriosa, descabellada y fantasmal, llevándonos de la mano de unos personajes siempre convincentes y a menudo geniales” y que a pesar de tener una trayectoria ya avalada por la calidad de una producción abundante, es casi un desconocido para el público en general. El segundo, desde la fotografía, contribuyendo a formar conciencia sobre los efectos de una pandemia que ha matado y está matando a millones de seres humanos; las estudiantes de Sociología de la UAQ y aficionadas a ese arte, Donna Rico Oliveros y Mariana Córdova Becerra exponen su obra en la sede del Instituto Queretano de la Juventud ―Juárez 66 Centro Histórico―, contando con el patrocinio del Centro de Orientación e Información de VIH/SIDA (COHIVIS), que estará hasta el 02 de enero del 2012. En el mundo, desde hace 3 décadas, el VIH se ha transmitido a 60 millones de personas, el 60 por ciento han fallecido. En México, con datos a junio del 2010, existen más de 141 mil personas diagnosticadas con SIDA, más de 80 mil menores de 15 años ignoran que viven con VIH. En Querétaro, existen 1145 personas con VIH, los principales problemas para combatir la incidencia son la Homofobia institucional y social, por cada mujer con VIH existen 4 hombres con VIH.

Hay que buscarle solución a los problemas, desde la ciencia y la tecnología, y también desde el arte y la conciencia.