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viernes, 27 de abril de 2012

MALAS CALIFICACIONES

¿Qué nos queda a los ciudadanos de a pie, a los padres de familia y maestros, directores de escuela que quieren hacer las cosas bien; que quieren hacer lo correcto a pesar del sistema? Concentrarse en el aprendizaje. Leer, en lugar de ver televisión; caminar en lugar de sentarse; buscar amigos y pláticas inteligentes en lugar de deambular en reuniones y ambientes de ignorancia. Nada ni nadie en el mundo; ni siquiera el poder monopólico de la SEP o los arreglos de cúpula entre los líderes y el presidente, legisladores o gobernadores, me impiden el enorme placer de tomar un libro y leerlo; de caminar y pensar, de vivir y crear” Eduardo Andere M, analista en temas de educación comparada, política educativa y políticas públicas; en revista Educación 2001, “Mucho ruido y pocas nueces”, febrero del 2012. Toda la semana pasada fue de polémica oportunista, no porque fuera innecesaria la discusión, sino por el uso y abuso que se hizo para sacar raja política en pleno proceso electoral presidencial. Otra vez la “maestra” Elba Esther Gordillo encerrándose en hoteles de lujo con sus incondicionales, lejos de las disidencias, de los reflectores de los medios de comunicación, cerca de su residencia en San Diego. ¿Es necesario evaluar a los profesores de educación básica del país? Sí, igual que al conjunto del sistema educativo nacional incluyendo supervisores, directivos, funcionarios del ramo, secretarios de educación de los estados y de la federación. También las escuelas hay que evaluarlas, saber en qué condiciones están, su estructura, sus servicios, su equipamiento tecnológico. Considerar el número de estudiantes por docente, las condiciones salariales y de trabajo. Hasta ahora casi todo se ha cargado por el lado de desprestigiar a los profesores, como si lo demás no contara. Una reforma educativa en serio debería partir de evaluar todos los componentes, de manera integral, sin sesgos partidistas o de grupo, desde una instancia especializada con autonomía presupuestal, profesional y técnica, que tenga credibilidad de los diferentes sectores ?docentes, estudiantes, padres de familia, sindicato, autoridades?, quizás sería bueno partir de un proyecto claro de país. El testimonio del investigador Eduardo Andere es útil en este momento: “…los maestros en Finlandia perciben salarios que no son comparativamente altos para los estándares internacionales, pero sus condiciones de trabajo son excelentes: relativamente pocas horas por semana, alto profesionalismo y cooperación, autonomía pedagógica, aunque cada vez más limitada y recursos educacionales amplios”. Por eso, los resultados altos de ese país en las pruebas internacionales como PISA llaman la atención de todo mundo. Más cercanos, los españoles tampoco andan mal, pero las políticas neoliberales amenazan con desmantelar su sistema educativo. Según la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas son la novena potencia científica del planeta y eso se ha logrado con diferentes medidas que son ley, por ejemplo, en primaria, el número máximo de alumnos por aula es de 27 y de 30 en secundaria; también el número de horas máximas de un profesor frente a grupo está limitado, en primaria es de 25, en secundaria es de 21, eso repercute en una atención más cercana a cada estudiante, a la no saturación del trabajo docente, a la atención a la diversidad, pero con el pretexto de la crisis económica al sector educativo de ese país le toca un “recorte” de 3 mil millones de euros adicionales a los ya recortados en años anteriores, lo que lleva a una pérdida del 5 por ciento del salario magisterial y en la implementación de otras medidas, como el quitar el límite de alumnos por aula e incrementar las horas de clase frente a grupo, y todo por el mismo sueldo; también se incrementaría el costo de la educación universitaria en un 50 por ciento. Actualmente cada universitario español desembolsa entre 900 y mil euros anuales en matrícula, de imponerse la reforma aumentaría a 1,500 euros anuales (El País, nota de Pilar Álvarez “Educación planea aumentar hasta un 50% las matrículas universitarias” 19 de abril 2012). Volvamos al México de este siglo XXI, aquí el salario alcanza si se logran muchas horas frente a grupos frecuentemente muy numerosos, en la educación básica la moda es la “doble plaza”, en la media superior se considera exitoso quien acumula más de 30 horas de docencia a la semana, ni qué decir que esas prácticas atentan directamente contra la calidad del aprendizaje, contra la atención eficiente de las necesidades sociales de niños y adolescentes. Los profesores de primaria y secundaria se han dado cuenta de la trampa del sistema de estímulos académicos, de la carrera magisterial, por eso cada vez son menos los que se inscriben en la misma; los de educación media, supuestamente más preparados, están en la dinámica de la competencia por obtener puntitos que se reflejen en estímulos que se pueden perder cada año y que además no impactan en su jubilación. Tal sistema es perverso porque desalienta la cooperación y el desempeño en el aula, pero premia la acumulación de diplomas y certificados logrados en “ambientes de ignorancia” que no sirven para incrementar el aprendizaje de los alumnos. El chiste es fingir que se hace algo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

CHANTAJE Y ADAPTACIÓN

La raíz del capitalismo no es el robo: es el chantaje. Gerard Allan Cohen en Rescatando la Justicia y la Igualdad.

Cohen, el gran pensador canadiense que muriera este año, llega a esa conclusión después de haber examinado las raíces y consecuencias de la crisis económica de la que supuestamente, según el discurso oficial, ya nos estamos recuperando. A todos se nos ha hecho creer que privilegiar a los ricos debe tener consecuencias benéficas para todos, incluidos los más pobres. Las reformas neoliberales que incluyen el desmantelamiento del Estado de bienestar y su entrega a las grandes corporaciones empresariales, se basan en un argumento simple y al mismo tiempo falso, tan es así que tuvo que ser construido y promovido durante años hasta su aplicación con Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en los Estados Unidos: “El argumento para la reforma se basaba, precisamente, en la mecánica de los incentivos: el enriquecimiento de unos conduciría a la mejora de todos, incluso de los más pobres”. Es algo así como la teoría de la “mancha de aceite” que quedó en una metáfora desafortunada, se decía que la sociedad de un país era algo así como una servilleta, que la riqueza que se concentraba en un punto sería como una mancha de aceite que entre más se concentraba más se extendía hasta que, a final de cuentas y de forma “natural”, toda la servilleta quedaría empapada. Las manchas de aceite serían esa riqueza social, producida por todos, concentrada en pocas manos que las fuerzas del mercado (la porosidad de la servilleta), harían que se fueran extendiendo hacia todos los demás. Con lo que esta teoría no contó, por lo menos en su versión para el gran público, es que el sistema neoliberal sí provoca la acumulación de riqueza, pero no su reparto, porque esos ricos se alimentan del resto de la sociedad a la que supuestamente deben servir.

Para Cohen: “la lógica del incentivo es perversa. Si quieres el beneficio de los pobres, permite y alienta el enriquecimiento de los más ricos. Bajo la carátula del interés común, el beneficio de unos pocos.”

El colmo es estar viendo cómo ese neoliberalismo tramposo sigue engañándonos con todo y sus terribles resultados, por ejemplo, el francés Robert Castel propone que lo único que hay que hacer es adaptarse sin discutir, con claridad alcanza a ver que lo que está ocurriendo con la liberalización de las condiciones laborales y el ataque a los sindicatos es que: “En lugar de una transición hacia el empleo duradero con frecuencia se observa el pasaje de una pasantía a otra o de un contrato asistido hacia otro contrato asistido o un empleo de duración limitada, con el intervalo de períodos más o menos largos de inactividad, soportados gracias a un poco de ayuda social, un poco de ayuda familiar cuando existe, y a veces también algunas actividades delictivas". Sin embargo, al sociólogo francés parece que se le olvida algo que para otros, como a Ismael Bermúdez en la Revista Ñ, es evidente: “los Estados llamados a cumplir este rol no sólo no fueron ajenos a la enorme degradación social que describe sino sus promotores, luego de haberse devorado los fondos que debían servir para financiar el Estado de Bienestar. Ahora esos Estados están en bancarrota fiscal por los niveles de endeudamiento que debieron asumir para rescatar a los grandes grupos económicos y al sistema financiero, al mismo tiempo que pretenden descargar esos déficits achicando salarios y jubilaciones, elevando la edad jubilatoria, mientras el desempleo vuelve a trepar a tasas de dos dígitos”.

Con todo, en los medios de comunicación sigue ganando terreno la idea de que es mejor seguir con un proceso de reforma que provoca lo contrario de lo que ofrece, así, la culpa del cierre de empresas como Mexicana no es de una administración ineficiente y tramposa, sino de los trabajadores porque “ganan mucho”; por eso también, la decisión de no rescatar a los mineros de Pasta de Conchos no tuvo que ver con cuestiones de humanitarismo y solidaridad elementales, sino por los costos para la empresa que se presumían cuantiosos aunque nada comparables a sus ganancias. Lo mismo está sucediendo con la reforma laboral impulsada por el presidente francés Sarkozy, que así como lo hizo ya el derechista régimen mexicano, pretende incrementar la edad de jubilación de obreros y trabajadores para mantener intocados los privilegios de sus grupos empresariales.

En fin, dos puntos de vista diametralmente opuestos, Cohen en el rescate de esa solidaridad, la justicia y por una sociedad menos desigual, Castel por la simple adaptación a un sistema económico irracional. La polémica está viva en nuestros medios de comunicación y en la opinión pública que inducen.