domingo, 25 de agosto de 2019

LOS DESAFÍOS

Joaquín Córdova Rivas A diferencia de los animales sabemos que vamos a morir, aunque no sabemos cuándo. Esa macabra certeza nos impulsa a hacer lo que de otra manera estaríamos posponiendo indefinidamente, también nos hace construir una serie de rituales alrededor de la muerte, del duelo, de la resignación a la pérdida cuando el fallecido es otro, entre más cercano peor. Dicen algunos estudiosos de la naturaleza humana que la conciencia de ser mortales nos lleva a querer vivir otras vidas diferentes a la “real”, a la objetiva, a la que aparece como simple cotidianidad. Y que leer Literatura de manera paciente y placentera nos sirve para eso. Nuestros niños y jóvenes no leen, a veces ni sus padres y maestros, es que estamos “entrenados” para eso, nos han inculcado por décadas que leer es aburrido, que no sirve en la vida cotidiana, que es difícil y no vale la pena. El objetivismo y falso cientificismo escolar ha expulsado los sentimientos y emociones de las aulas y los planes de estudio, por eso hay que proponernos y lograr: «Desarrollar las interrelaciones entre la expresión oral y escrita con la lectura y sus experiencias en la vida cotidiana para recuperar el énfasis en la apropiación y generación de conocimientos, con el fin de generar ideas creativas y fomentar el pensamiento crítico que resulte siempre en la expresión escrita, en textos que tendrán vinculación con algún proyecto cultural, social, artístico o de investigación de la naturaleza, con carácter multi e interdisciplinario en el que participen los jóvenes; o bien, que escriban textos que expresen sus emociones y sentimientos, sus ilusiones y utopías. Tal vez recuperemos la poesía, el relato, la novela como expresión de la juventud del siglo XXI.» Nuestras matemáticas escolares se han reducido a la repetición absurda de algoritmos sin relación alguna con las actividades diarias, la anti-pedagogía se ha apoderado de este importante campo del saber humano. Paradójicamente, el buen desempeño de nuestros estudiantes en competencias de cálculo mental, en resolución de problemas, permite suponer que el problema está en las prácticas enraizadas de un sistema educativo que se resiste a cambiar. Los números son solo la expresión de algo más complejo: «Desarrollar el pensamiento lógico-matemático. Las matemáticas, en la formación del ser humano, deben favorecer la adquisición y el desarrollo de formas del pensamiento y de competencias como: conjeturar, argumentar/demostrar, generalizar, modelar y desarrollar estrategias para la solución de problemas. Éstas son competencias que se favorecen con el adecuado estudio de las matemáticas, pero que son útiles, tanto para adquirir conocimientos de otras materias, como para la vida diaria.» Nos alarmamos de los efectos de la desertificación, del calentamiento global, de la contaminación acelerada y a veces irreversible de suelos, ríos, océanos, selvas, de la desaparición de especies completas que merecían compartir el mismo planeta con nosotros que presumimos de inteligentes, de previsores, de ser los reyes de la creación. «Promover entre los estudiantes la comprensión de la naturaleza, mediante la práctica del pensamiento y de los métodos de la ciencia como formas de acceso sistemático al conocimiento que les permita explicar, valorar y conducirse en el entorno en que se desenvuelven, siempre vinculado a problemáticas reales, a la sustentabilidad y a los cambios requeridos en el ejercicio científico para garantizar la supervivencia de la vida humana y de los ecosistemas en el planeta.» El modelo científico heredado del positivismo ya dio de sí, ahora no es capaz de explicar fenómenos nuevos o interrelacionados, hay que sensibilizarnos en los cambios hasta en las maneras de conocer las nuevas realidades distorsionadas por la tecnología y no solo intentar adaptarse a ella de manera acrítica e irresponsable. Hay que insistir en la transdisciplina, en las interacciones entre los distintos campos de conocimiento que ya no pueden vivir separados. «Promover la comprensión del entorno social de los estudiantes a través del pensamiento y los métodos de las ciencias sociales, lo que implica el entendimiento integrado de éstas y de sus diversas manifestaciones culturales. El conocimiento se generará a partir del estudio de problemas locales que se vincularán con la situación nacional y mundial en la que se ubican los mismos, con la finalidad de facilitar la comprensión de la diversidad de manifestaciones sociales de acuerdo a los contextos. Promover en los estudiantes la práctica del civismo, la lógica, la ética, la estética y la filosofía, con el fin de formar ciudadanos responsables que se reconozcan como personas con valores positivos y con un sentido de pertenencia e integración social, capaces de aportar elementos valiosos para su comunidad y el país.» http://sems.gob.mx/work/models/sems/Resource/13005/1/images/L%C3%83%C2%ADneas%20de%20pol%C3%83%C2%ADtica%20p%C3%83%C2%BAblica_Diseno.pdf No todos los desafíos están siquiera enunciados, estos son algunos de los más importantes, pero al menos se consideran en las líneas de política pública para la educación media superior impulsadas por este gobierno federal. Falta capacitar a directivos, docentes y personal administrativo, informar a estudiantes y padres de familia para estar todos en la misma sintonía. El tiempo no espera.

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