domingo, 24 de julio de 2011

MUROS

“Los muros no detienen la historia, simplemente la retrasan” Muros entre los hombres. Alexandra Novosseloff. Reseña en El Universal 03 de Julio del 2011.

La investigadora y fotógrafa francesa citada publica un libro de fotografías de los muros más famosos del mundo, esas monstruosas edificaciones artificiales que tratan de impedir el paso de un lugar a otro, como si las mercancías y los capitales –legales e ilegales―tuvieran más derecho a habitar este planeta.

Obvio decir que entre los muros fotografiados, tomando como pretexto el 20 aniversario de la caída del de Berlín en el 2009 y hasta la fecha, está el construido por nuestros discriminadores vecinos del norte. Como lo recuerda el mexicano y activista de los derechos humanos Sergio Aguayo, en los 29 años del Muro de Berlín, ese que se preciaba de dividir al mundo en dos ideologías contrapuestas, murieron 239 alemanes intentando cruzarlo; nada comparable a las tragedias cotidianas que enfrentan nuestros migrantes, tan solo en 15 años se han descubierto más de 5 mil 600 cadáveres a lo largo de las zonas áridas de nuestra frontera, principalmente la que colinda y se adentra en Arizona, aunque se estima que la cifra real pueda ser del triple.

La muestra fotográfica tiene además su propia investigación, se muestran los efectos que los muros tienen sobre las expectativas de vida e ilusiones de millones de seres humanos que buscan huir de la simple sobrevivencia y encontrarse una vida que puedan compartir con sus familias desde la lejanía y la inseguridad. Así podemos encontrar: “El muro entre México y Estados Unidos; la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur; la Línea Verde que divide la isla de Chipre; las “líneas de paz” en Irlanda del Norte; un muro de arena que cruza el oeste del Sahara de norte a sur; el cerco de alambre de púas alrededor de los enclaves españoles de Cauta y Melilla en Marruecos; el cerco electrificado a lo largo de la línea de control entre Paquistán e India y el muro que divide a Israelíes y Palestinos son los ocho muros retratados”.

Esos muros destinados a separar, a impedir el paso, también han servido para reflejar los sentimientos, las añoranzas de esos que han intentado cruzar, con éxito o sin él; concentran las emociones, la resistencia, es el llamado “border-art”. También sirve como denuncia, como muestra allí están los cientos de cruces con los nombres, con los lugares de procedencia de esos miles de víctimas.

Como bien dice el reportero cultural Octavio Pineda: “Muros altos, muros eléctricos, muros de redes y muros franqueados por el hombre en su afán de libertad o de superar las barreras que lo separan de su familia y de sus amigos, que han migrado y están del otro lado del muro.”

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